Un Encuentro Inesperado

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En la preparatoria, Trafalgar Law era un chico solitario, de esos que siempre estaban en el rincón más oscuro del aula, con la mirada fija en su libro o su libreta, alejado de todo y de todos. Como omega, nunca había sentido la necesidad de rodearse de personas, en especial de los alfas, a quienes consideraba predecibles y molestos. Prefería la compañía del silencio, de sus pensamientos y de sus planes para el futuro.

Un día, sin embargo, alguien irrumpió en su vida de la forma más inesperada. Luffy, un alfa nuevo, llegó a su escuela con una energía desbordante y una sonrisa que parecía iluminar hasta el rincón más oscuro donde Law solía esconderse. A Luffy no le importaban los muros que Law había construido a su alrededor. Con su entusiasmo y su naturaleza despreocupada, rápidamente comenzó a hablarle y, para sorpresa de Law, poco a poco fue logrando que el omega solitario se abriera.

Law, por su parte, no sabía cómo reaccionar ante este alfa. Luffy era todo lo contrario a lo que él había imaginado en su vida: ruidoso, despreocupado y sin miedo a mostrar su afecto. Había algo en él que lo desconcertaba, que hacía que su corazón latiera un poco más rápido cada vez que lo veía. Sin embargo, Law no estaba dispuesto a admitir lo que sentía. Pasaron los días, y aunque trataba de mantener las distancias, siempre encontraba una excusa para pasar más tiempo con él, disfrutando de la sonrisa de Luffy, de su risa contagiosa y de la manera en que lo miraba como si fuese la única persona en el mundo.

Pero el tiempo no se detiene. La graduación llegó y, al terminar la preparatoria, tomaron caminos diferentes. Law se convenció a sí mismo de que era lo mejor, de que no necesitaba a un alfa en su vida, especialmente no a alguien tan impredecible como Luffy.

Pasaron un par de años. Law siguió su camino hacia la universidad y se concentró en sus estudios, convencido de que había dejado atrás aquella extraña atracción que sentía por Luffy. Sin embargo, en el fondo, algo en él siempre se había mantenido alerta, como esperando algo. Un día, en un café del centro, mientras leía un libro, una voz familiar rompió el silencio que tanto apreciaba.

— ¡Law! —exclamó esa voz, llena de emoción.

Law levantó la vista, su corazón dando un vuelco en su pecho. Ahí estaba Luffy, parado frente a él, más alto, más maduro, y, para su sorpresa, mucho más atractivo de lo que recordaba. El alfa sonreía, con esa misma chispa en los ojos que siempre había tenido, pero ahora parecía irradiar una seguridad que antes no estaba tan presente. Law sintió cómo su corazón comenzaba a latir desbocado, y no pudo evitar ruborizarse al verlo.

—Luffy… —murmuró, tratando de sonar indiferente, pero su voz tembló ligeramente.

Luffy no perdió tiempo y se acercó, tomando asiento frente a él con una sonrisa radiante. —¡No puedo creer que te encontré aquí! Te he buscado desde que terminamos la preparatoria —dijo, su voz sincera y llena de alegría.

Law sintió un extraño calor en su pecho. ¿Lo había buscado? ¿A él? No podía evitar sentirse abrumado por los sentimientos que había reprimido durante tanto tiempo. Intentó mantenerse calmado, pero algo en la forma en que Luffy lo miraba hacía que su resistencia se desmoronara poco a poco.

—Yo… —comenzó, sin saber exactamente qué decir—. Has cambiado mucho.

Luffy rió. —¿Eso crees? Tú también te ves genial, Law —respondió, inclinándose un poco más cerca, como si quisiera acortar la distancia entre ambos.

El aroma de Luffy, una mezcla de sal marina y algo más que Law no podía identificar, lo envolvió, despertando en él sentimientos que había negado por mucho tiempo. El alfa siempre había sido atractivo a su manera, pero ahora, había algo más en él, algo que hizo que Law se sintiera extrañamente atraído. Se dio cuenta de que ya no podía ignorar lo que sentía.

Luffy lo miraba intensamente, y Law pudo ver en sus ojos algo más que simple amistad. Algo que le hizo sentir que tal vez, solo tal vez, no había sido el único que se había enamorado en esos días de preparatoria.

—Law, siempre me gustaste —confesó Luffy de repente, con la honestidad que siempre lo había caracterizado—. Desde la primera vez que te vi. Y ahora, viéndote de nuevo, es como si todo volviera a empezar. No quiero dejarte ir otra vez.

Law sintió su corazón latir con fuerza, y por un instante, todas sus defensas cayeron. Se inclinó hacia Luffy, sus labios temblorosos apenas a unos centímetros de los de él.

—Yo… también —susurró, admitiendo finalmente lo que su corazón había querido decir desde hacía años.

Luffy sonrió, y en ese momento, nada más importaba. Se acercó y unió sus labios a los de Law, en un beso que parecía sellar no solo un reencuentro, sino el inicio de algo mucho más profundo.

El amor que había estado latente por tanto tiempo finalmente florecía, y ambos sabían que, esta vez, no se dejarían ir.

One shots luffy x law Donde viven las historias. Descúbrelo ahora