El Secreto De Dos Corazones

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Law se miraba al espejo, tratando de acomodar su bata para ocultar lo que ya era imposible de esconder. Su abdomen estaba abultado de una manera que no podía justificar más como simple aumento de peso. Hacía meses que había descubierto que estaba embarazado, y no de un solo hijo, sino de mellizos. La noticia lo había sacudido hasta la médula; nunca pensó que se vería en esta situación, y mucho menos que su pareja, Luffy, no lo supiera.

Law había logrado mantener el secreto hasta ahora, utilizando su habilidad médica para controlar los síntomas y, cuando el vientre comenzó a crecer, simplemente se excusó con un aumento de peso debido a la falta de actividad. Además, decidió dormir en otra habitación, alegando que necesitaba espacio y tranquilidad, un pretexto que Luffy había aceptado sin dudar. Pero ahora, con ocho meses de embarazo, el tiempo se le estaba acabando.

Luffy caminaba por los pasillos del Sunny, en su típica búsqueda de comida a media noche. Cuando pasó por la puerta de la habitación de Law, algo le llamó la atención. Escuchó a Law moverse en la cama, un sonido que tenía cierta incomodidad en él. Luffy frunció el ceño, acercándose sin hacer ruido.

—¿Está bien? —murmuró para sí mismo, sintiendo un impulso inexplicable de entrar.

Empujó la puerta con suavidad y encontró a Law durmiendo de espaldas, cubierto con varias mantas. Sin poder evitarlo, Luffy se acercó más. Al estar a su lado, notó que el contorno bajo las sábanas era diferente, más grande. Algo en su interior le decía que había algo más allá de lo que veía. Con un movimiento rápido, retiró las mantas.

Lo que vio lo dejó sin palabras. El vientre de Law estaba notablemente abultado, mucho más de lo que debería estar si fuera solo aumento de peso. Su corazón dio un vuelco, pero su instinto le dijo que no debía alarmarse. Si Law no le había dicho nada, debía haber una razón.

Luffy volvió a cubrir a Law con las mantas con cuidado, y salió de la habitación, su mente zumbando con preguntas. Algo estaba pasando, y debía descubrirlo.

Luffy no podía dejar de pensar en lo que había visto. Durante los días siguientes, se hizo el desentendido, observando a Law con más atención. Fue entonces cuando empezó a notar pequeñas señales: la forma en que Law se tocaba el vientre cuando creía que nadie lo veía, o cómo sus manos temblaban ligeramente cuando comía en la mesa con el resto de la tripulación.

Una noche, mientras Law estaba en la ducha, Luffy decidió investigar. Sabía que no era correcto, pero la preocupación era demasiado grande. Revisó la habitación de Law, buscando algo que pudiera darle respuestas. Entonces, en el fondo de un cajón, encontró un sobre lleno de ecografías.

Su corazón latía con fuerza mientras las sacaba y las examinaba. Las imágenes eran claras: dos pequeñas figuras se formaban en el vientre de Law. Mellizos. Sus ojos se llenaron de lágrimas, una mezcla de sorpresa, alegría y una pizca de temor. Law había estado pasando por esto solo, sin decirle nada. ¿Por qué?

Pasaron unos días más, y Luffy decidió que no podía seguir fingiendo. Law estaba cada vez más débil, y el momento de actuar se acercaba. Una tarde, mientras la tripulación estaba en una isla cercana para reabastecerse, Law comenzó a sentir fuertes contracciones. Sabía que el momento había llegado.

—No… no ahora… —murmuró, apretando los dientes mientras se sujetaba el abdomen.

Cayó de rodillas, el dolor era insoportable, y aunque había pasado por situaciones de vida o muerte antes, esto era diferente. La puerta de su habitación se abrió de golpe, y allí estaba Luffy, con los ojos llenos de determinación.

—¡Law! —gritó, corriendo hacia él y sujetándolo con firmeza—. ¡Lo sabía! Sabía que algo pasaba, pero… ¿por qué no me dijiste nada?

Law lo miró, el sudor perlaba su frente y las lágrimas comenzaban a correr por su rostro.

—Luffy… no quería… que te preocuparas. No quería que te sintieras obligado… a cargar con esto… —dijo entre jadeos, luchando contra el dolor.

—¡Tonto! —Luffy lo abrazó con fuerza, sosteniéndolo mientras las contracciones se intensificaban—. Esto no es solo tuyo, es nuestro. No importa lo que pase, siempre estaremos juntos en esto.

Law no pudo evitar soltar un sollozo. Había intentado ser fuerte, cargar con todo él solo, pero ahora, en los brazos de Luffy, se dio cuenta de que no tenía por qué hacerlo.

—Lo siento… —susurró, aferrándose a él—. Lo siento mucho, Luffy…

Luffy sacudió la cabeza, besando la frente de Law con ternura.

—No importa ahora. Vamos a traer a esos dos al mundo juntos.

Con la ayuda de Chopper, que fue llamado rápidamente, Law fue llevado a una de las salas médicas del barco. Luffy no se separó de su lado ni un momento. El trabajo de parto fue largo y agotador, pero finalmente, después de horas de esfuerzo, los llantos de dos recién nacidos llenaron el aire.

Luffy los sostuvo en sus brazos, lágrimas corriendo libremente por su rostro mientras los miraba. Eran perfectos, dos pequeños milagros.

Law, agotado pero sonriendo débilmente, miró a Luffy con gratitud y amor. Habían pasado por tanto, pero al final, lo habían hecho juntos.

—Son hermosos… —murmuró, extendiendo una mano para acariciar a uno de los bebés.

Luffy asintió, aún maravillado por la pequeña vida que sostenía.

—Sí… son nuestros.

En ese momento, mientras los primeros rayos del amanecer iluminaban la habitación, supieron que, sin importar lo que les deparara el futuro, enfrentarían cualquier tormenta juntos, como la familia que ahora eran.

One shots luffy x law Donde viven las historias. Descúbrelo ahora