Algo Inesperado

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En una isla remota del Nuevo Mundo, los Piratas del Sombrero de Paja y los Piratas del Corazón se habían tomado un breve descanso. Luffy y Law, los capitanes de ambas tripulaciones, habían desarrollado un vínculo inquebrantable. Ambos alfas, o al menos, eso creían. Aunque su relación era inusual para dos alfas, la conexión entre ellos era tan fuerte que no podían negarla.

En las últimas semanas, Law había empezado a sentirse mal. Primero fueron pequeños mareos, luego náuseas matutinas y un agotamiento que no podía explicar. Al principio, lo atribuyó al estrés constante de la vida pirata, pero los síntomas se intensificaban. Luffy, siempre atento, notó que algo no andaba bien.

—Oi, Law —dijo Luffy un día mientras lo veía tambalearse—. ¿Estás bien? Has estado raro últimamente.

Law, con su habitual frialdad, trató de restarle importancia.

—Es solo el cansancio, Mugiwara-ya. No es nada grave.

Pero Luffy no quedó convencido. Se cruzó de brazos y lo miró fijamente, su preocupación palpable.

—No me engañas, Law. Vamos al médico. Ahora.

Law intentó resistirse, odiaba mostrar debilidad. Pero el brillo decidido en los ojos de Luffy era imposible de ignorar. Suspiró y aceptó a regañadientes.

El médico de la isla era un anciano de aspecto sabio que había visto de todo en su vida. Después de un examen minucioso, se retiró para analizar los resultados. Law y Luffy esperaron en silencio. Luffy, impaciente, caminaba de un lado a otro, mientras que Law, aunque aparentaba calma, sentía una inquietud creciendo en su pecho.

Finalmente, el médico regresó. Su rostro reflejaba una mezcla de sorpresa y seriedad.

—Tengo algo importante que decirles —empezó el médico, mirando a Law con detenimiento—. Trafalgar Law, no eres un alfa. En realidad, eres un omega. Y estás embarazado.

El tiempo pareció detenerse. Law sintió que todo su mundo se derrumbaba. Las palabras del médico resonaban en su mente como un eco interminable. Omega. Embarazado. Todo lo que creía saber sobre sí mismo se desmoronaba en un instante.

—¿Q-qué...? —fue lo único que Law logró decir, su voz temblorosa, una rareza en alguien tan seguro como él.

Luffy, por su parte, se quedó paralizado por un momento, sus ojos abiertos como platos. Pero, en cuestión de segundos, su rostro se iluminó con una sonrisa desbordante.

—¡Law, eso es asombroso! —exclamó, su voz llena de alegría—. ¡Vamos a tener un bebé!

Law lo miró incrédulo, sus emociones en conflicto. ¿Cómo podía Luffy estar tan feliz con esta noticia? Él, un omega… y embarazado. Era una combinación que nunca habría imaginado. Sintió una mezcla de miedo, confusión y una vulnerabilidad que odiaba admitir.

—Esto no puede estar pasando... —murmuró, alejándose un poco de Luffy, como si necesitara espacio para procesar todo.

Luffy se acercó y lo tomó de las manos, forzando a Law a mirarlo directamente a los ojos.

—Law, sé que esto es inesperado —dijo con una seriedad que pocas veces mostraba—, pero no tienes que enfrentarlo solo. Estoy aquí contigo, siempre. Vamos a superar esto juntos, como siempre lo hacemos.

Los ojos de Law se llenaron de lágrimas que luchaba por contener. No era el tipo de persona que lloraba, mucho menos delante de otros, pero la presión de todo lo que estaba sucediendo lo estaba destrozando por dentro. Sentía que había perdido el control de su vida.

—Pero… soy un alfa —dijo Law, casi como si tratara de convencerse a sí mismo—. No soy… no puedo ser un omega, Luffy. No puedo...

Luffy lo abrazó con fuerza, envolviéndolo en su calidez.

—No importa si eres alfa u omega, Law. Eres tú, y eso es todo lo que me importa. Esto no cambia lo que somos, solo significa que nuestra familia va a crecer. Y eso me hace muy feliz.

Law se quedó en silencio, sus brazos lentamente envolviendo a Luffy en un abrazo débil. Aún estaba abrumado, pero la calidez de Luffy y su inquebrantable optimismo le daban una chispa de esperanza. Tal vez, solo tal vez, podían con esto.

Pero no todo fue fácil. La noticia sacudió a ambas tripulaciones. Algunos se mostraron incrédulos, otros preocupados por lo que significaría para sus capitanes. Los días que siguieron estuvieron llenos de desafíos emocionales para Law. La aceptación de su nueva condición como omega fue una lucha interna que lo desgarraba. Se sentía impotente, algo que nunca había experimentado. Pero Luffy nunca lo dejó solo. Cada vez que la oscuridad amenazaba con consumirlo, Luffy estaba ahí, con su sonrisa, su risa y su fe inquebrantable en ellos.

Finalmente, después de meses de incertidumbre, la noticia de la llegada de una nueva vida comenzó a traer luz en medio del caos. Las tripulaciones, inicialmente confundidas, empezaron a aceptar la situación y a brindar su apoyo. Luffy y Law, con cada día que pasaba, se acercaban más, y Law comenzó a ver que, aunque este no era el camino que había imaginado, no lo recorrería solo.

La fortaleza de su amor se volvió evidente, superando las dudas, el miedo y cualquier obstáculo que el destino les presentara. Y así, en medio del mar impredecible del Nuevo Mundo, Luffy y Law se prepararon para una nueva aventura: la de ser padres, juntos.

One shots luffy x law Donde viven las historias. Descúbrelo ahora