Amigos De La Infancia

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En una pequeña ciudad costera, donde el mar era el telón de fondo de la vida cotidiana, vivían dos niños que, a pesar de sus diferencias, formarían un lazo inquebrantable. Luffy, un niño enérgico, alegre y siempre lleno de entusiasmo, y Law, un chico reservado, inteligente y con una mirada profunda que revelaba un mundo interior complejo. Sus caminos se cruzaron por primera vez en un día que cambiaría sus vidas para siempre.

Luffy tenía solo seis años cuando conoció a Law. Estaba jugando en la playa, construyendo castillos de arena con su hermano mayor, Ace. Era un día soleado, y el sonido de las olas chocando contra la orilla llenaba el aire. Luffy, con su típica sonrisa radiante, estaba concentrado en hacer el castillo más grande de todos, cuando vio a un niño de su edad sentado solo, observando el mar con una expresión melancólica.

Curioso como siempre, Luffy dejó su construcción y corrió hacia él.

—¡Hola! —dijo con su voz entusiasta—. ¿Quieres jugar?

El niño levantó la vista, sorprendido por la repentina interrupción. Llevaba un gorro negro y una camiseta blanca, y sus ojos grises eran intensos, casi desconcertantes para alguien de su edad.

—No… gracias —respondió el niño, bajando la mirada nuevamente.

Pero Luffy no se dio por vencido. Se sentó junto a él, ignorando el silencio incómodo.

—Me llamo Luffy. ¿Cómo te llamas tú?

El niño dudó por un momento antes de responder.

—Law. Trafalgar Law.

—¡Qué nombre más genial! —exclamó Luffy—. ¿Por qué estás solo? ¡Ven a jugar con nosotros!

Law lo miró, sintiendo una extraña calidez en la insistencia del chico. Era la primera vez que alguien lo invitaba a jugar de esa manera, sin reservas ni preguntas incómodas sobre su familia. Después de un momento de vacilación, Law asintió y siguió a Luffy hacia el castillo de arena, donde Ace lo recibió con una sonrisa amigable.

Ese día marcó el comienzo de una amistad inesperada. A pesar de sus diferencias, Luffy y Law se convirtieron en inseparables. Pasaban las tardes explorando la ciudad, imaginando aventuras y resolviendo misterios en su pequeño mundo de juegos. Luffy siempre encontraba una manera de hacer sonreír a Law, mientras que Law, a su manera, protegía a Luffy y lo mantenía fuera de problemas, al menos la mayoría de las veces.

Los años pasaron, y su amistad solo se hizo más fuerte. En la escuela, siempre estaban juntos. Luffy era el líder enérgico que arrastraba a todos a sus locuras, mientras que Law era el estratega, el que encontraba soluciones a los problemas que Luffy creaba sin querer. Era una combinación perfecta.

Sin embargo, a medida que crecían, sus vidas comenzaron a cambiar. Law, que había perdido a su familia a una edad temprana, decidió que quería ser médico para ayudar a los demás, mientras que Luffy soñaba con convertirse en alguien que pudiera proteger a todos los que amaba. Aunque sus caminos profesionales parecían diferentes, ambos sabían que seguirían estando juntos.

Cuando llegaron a la adolescencia, su relación se volvió más compleja. Luffy, con su energía inagotable, comenzó a sentir algo más que amistad por Law, pero no sabía cómo ponerlo en palabras. Law, por otro lado, era más consciente de sus sentimientos, pero su naturaleza reservada y su miedo a perder a Luffy lo mantenían en silencio.

Un día, mientras estaban sentados en su lugar favorito en la playa, mirando el atardecer, Luffy finalmente decidió hablar.

—Law, ¿alguna vez has pensado en lo que seremos cuando seamos mayores? —preguntó Luffy, su voz más suave de lo habitual.

Law, que había estado observando las olas, se giró para mirarlo.

—¿A qué te refieres? —preguntó, aunque en el fondo sabía a dónde iba Luffy.

Luffy, sintiéndose nervioso por primera vez en mucho tiempo, tomó aire antes de continuar.

—Pues… tú y yo. Siempre hemos estado juntos, desde niños. Y… no sé, siento que quiero que siga siendo así. Quiero estar contigo… no solo como amigos.

Law sintió que su corazón se aceleraba. Sabía que este momento llegaría, pero enfrentarlo era mucho más difícil de lo que había imaginado. Sin embargo, no podía seguir ocultando sus propios sentimientos.

—Yo también quiero eso, Luffy —admitió Law, su voz baja y seria—. Siempre lo he querido, pero no sabía si tú sentías lo mismo.

Luffy sonrió, aliviado y feliz. Sin decir una palabra más, se inclinó hacia Law y lo abrazó, un gesto que Law devolvió con igual fuerza. En ese momento, bajo el cielo que se teñía de naranja, ambos supieron que su conexión era algo más profundo que la simple amistad.

Los años siguientes fueron una montaña rusa de emociones. Mientras terminaban la escuela y seguían sus caminos, Law como un brillante estudiante de medicina y Luffy como un joven lleno de sueños, su relación se fortaleció. Pasaron por altos y bajos, pero siempre se apoyaron el uno al otro.

Un día, mientras paseaban por la misma playa donde todo había comenzado, Luffy, que nunca había sido muy bueno para guardar secretos, tomó la mano de Law y le mostró un pequeño anillo de plata que había estado ocultando en su bolsillo.

—Quiero que estemos juntos, siempre —dijo Luffy, con una sonrisa brillante—. ¿Te casarías conmigo, Law?

Law, sorprendido pero profundamente emocionado, no pudo evitar sonreír.

—Sí, Luffy. Por supuesto que sí.

Se besaron, sellando así un compromiso que habían sentido desde que eran niños, un compromiso que solo creció con el tiempo.

Años después, se casaron en la misma playa donde se habían conocido. Sus amigos y familiares los rodearon, celebrando la unión de dos personas que, a pesar de las diferencias y desafíos, siempre habían estado destinadas a estar juntas.

Bajo las estrellas, Luffy y Law se prometieron amor eterno, sabiendo que, aunque el mundo a veces fuera incierto, su conexión, forjada desde la infancia, era algo que nada ni nadie podría romper.

One shots luffy x law Donde viven las historias. Descúbrelo ahora