Capítulo 25

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El primer capítulo NUEVO después de cinco años, no sé cómo explicar ese periodo de hiatus y lo difícil que es retomar una historia cuando uno pierde un poco la voz de los personajes y todo lo que llevó a que esa historia surgiera queda  lejos en el tiempo. Es extraño hasta para mí misma , pero aquí estamos con ellos de regreso. Y decidida a  finalizarla.

Gracias a los que esperaron, ojalá les guste  y  les recuerdo que iré más lenta con las actualizaciones, mensualmente probablemente ( crucemos dedos que sea antes y que nadie diga las palabras malditas que me desganan y me hacen abandonar "ACTUALIZA")

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En la semana no pudieron verse, así que se mensajearon brevemente para saber cómo iba todo. Kenai estaba muy ocupado , pues tenía fecha límite para enviar su trabajo y Rachel se sumergió de lleno en reunir información y en dedicarse tiempo a ella misma. Volvió a visitar la librería y se llevó varios libros, también había comprado flores aunque siempre le había parecido algo demasiado frívolo. Y ahora era una señal para ella misma, una señal de que debía permitirse aquello que le diera felicidad, así fuera un ramo de flores en la fría Alaska.

También averiguó precios de pequeños locales. En caso de que su idea de una agencia de viajes llegara a buen puerto, necesitaría un espacio físico.

Aún no sabía qué rumbo tomar, ni estaba segura del futuro que le esperaba, pero había cosas pequeñas que podía hacer para que la vida fuera más agradable, así como había cuidado de otros durante años, debía aprender a cuidarse a sí misma. Y sobre todo no debía volver a olvidarse de ella, las personas se olvidaban todo el tiempo de sí mismas, corrían detrás de las obligaciones, no notaban lo valioso del tiempo o que la juventud ya nunca volvería. La vida no podía tratarse de correr frenéticamente para detenerse de golpe y darse cuenta que aquella carrera loca, vivir en automático, carecía de sentido.

"Tiempo" era una palabra que se repetía demasiado en su mente, porque hasta ahora no había sido plenamente consciente de lo escaso y valioso que era, mientras se acercaba su cumpleaños más pensaba en eso. Sus años de juventud habían pasado sin que lo notara, solo había fluido mientras corría de un lado al otro cumpliendo con sus deberes, los que ella se imponían y los que otros le habían cargado a sus espaldas, y cuando se había detenido, había notado dolosamente que eso no era vivir. No había vivido plenamente, no había imaginado que los años iban pasando tan de prisa, ahora que estaba a las puertas de los cuarenta ,entendía que cada momento era importante, que ya no podría volver atrás o recuperar lo que perdía, y que nunca sería más joven de lo que era en ese mismo instante presente. Aún le dolía mirarse en el espejo, mirarse realmente y notar que había envejecido y que la que la miraba desde el reflejo era bastante extraña.

No quería volver a perderse momentos importantes, no quería solo transcurrir como un reloj de arena que se iba vaciando, quería aprovechar los años que tenía aún por delante, quería encontrarle sentido a su vida. Aunque toda aquella introspección le estaba generando un torbellino interior.

Empezar a ser consciente de sí misma también tenía un precio. Estaba en medio de un hiatus, una tregua que se había concedido a sí misma pero también tendría que tomar decisiones, pronto.

Al llegar el viernes, recibió un mensaje de Kenai invitándola a salir el sábado a la noche. Aceptó.

Él le dijo que pasaría a buscarla y que usara ropa cómoda y abrigada, pero no quiso contarle cuáles eran los planes y a pesar de estar muy intrigada , no insistió, confiaba en él, y eso la sorprendía a veces.

No recordaba haber confiado así antes en alguien.

De hecho llevaba años sin confiar, su padre la había hecho cargo de demasiadas responsabilidades, sus hermanos no eran fiables y las pocas relaciones que había tenido la habían defraudado, había dependido de sí misma desde la muerte de su madre. Pero confiaba en Kenai, lo suficiente para seguirlo donde quisiera llevarla.

Amor en Alaska (En curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora