Capítulo 26

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Un poco más de ellos, capi corto, pero para que sepan que seguimos aquí...buen domingo.

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Regresaron al puerto y Rachel se sintió un poco apenada de volver a tierra, como si regresara a la realidad.

-¿Te ha gustado el paseo?

-Mucho, hasta pienso que es buena idea incluirlo en mi proyecto turístico, que las personas puedan adentrarse mar adentro en barco a ver el cielo nocturno- le dijo y Kenai sonrió.

-La próxima vez te traeré a ver un amanecer en el mar- dijo y ella asintió, como si esa próxima vez fuese una absoluta certeza.Su estómago eligió ese momento para hacer un sonido que indicaba que tenía hambre, Rachel pasó de la alegría a la desolación y vergüenza –Vamos a comer algo – dijo él sin darle mayor trascendencia y la tomó de la mano para ir hasta la camioneta.

-Es tarde, ¿habrá algo abierto?

-Sí, y bastante cerca. No es un lugar popular pero la comida es muy buena – le dijo .

Un rato después llegaron a un pequeño restaurante en las afueras, casi en la ruta principal de ingreso a la ciudad.

-Mucha gente que va de paso o incluso los transportes que traen distintas mercaderías suelen venir acá, está abierto veinticuatro horas, la cocina siempre abierta. Los miembros de la familia propietaria y un par de empleados se turnan para que así sea .También vengo cuando por estar muy concentrado en el trabajo me quedo sin comida en horarios inusuales- le dijo. Y por lo visto era cierto porque lo saludaron muy cordialmente al llegar y los acomodaron en una mesa junto a la ventana. Era un lugar pequeño y sencillo pero limpio y acogedor. Le gustó. Hicieron el pedido y luego charlaron mientras esperaban que les sirvieran.

-El barco es precioso, ¿no pensaste en quedártelo para ti? – preguntó porque cuando navegaban había sentido una extraña conexión entre Kenai y la embarcación.

-No, admito que Ullugiak es de mis trabajo favoritos y quizás el más parecido al barco que quiero para mí, pero no.

-¿Y por qué no has construido un barco para ti si te gustan tanto?

- No ha llegado el momento, lo haré más adelante.

-¿Por qué?

-Quizás porque pienso que un barco es como un hogar también, así que me gustaría tener mi barco propio cuando tenga una familia. No un barco que sea mío, sino que refleje los gustos y necesidades de las personas que amo. Quiero que sea también un lugar donde se pueda compartir, así que aún no voy a construirlo. Pero algún día lo haré- dijo y como le sucedía seguido cuando Kenai hablaba del futuro, Rachel sintió una mezcla de emoción, anhelo y tristeza. Se preguntó si ella podría ver ese barco, y no se animó a preguntarse si podría abordarlo.

Les trajeron la comida y eso hizo que pudiera concentrarse en algo real, en lugar de los pensamientos fugaces y los futuros inciertos.

Mientras comían siguieron hablando, pero de cuestiones más terrenales, Kenai le habló de los progresos de sus proyectos y de cómo estaban su hermana y su sobrino. Rachel le contó sobre las averiguaciones que había hecho sobre locales, por suerte sabía todo lo demás respecto a montar un negocio, aunque imaginaba que los permisos para una agencia de turismo eran muy diferentes a los de un comercio.

-Es extraño porque me siento un poco perdida, pero a la vez entusiasmada- le confesó

-¿Y temerosa?

-Mucho- respondió ella.

- Pero te ves mejor, me refiero a que se nota el entusiasmo en tu mirada, así que aunque te de miedo, deberías intentarlo. ¿Qué puede ser lo peor?

- Un estrepitoso fracaso y que deba volver al negocio familiar sintiéndome horrible, perder el dinero que ahorré, se me ocurren mil cosas.

-Yo confío en que irá todo bien si pones tu corazón en ello, haz sacado adelante a tu familia y su negocio, pienso que cuando estás decidida puedes lograr lo que te propongas. Y en el peor de los caso, si sale mal, será un aprendizaje, no un fracaso y menos estrepitoso, tampoco te obligará a regresar donde tú no quieras volver, ya sea un lugar físico o lo que ya no quieres para ti misma- le dijo.

-¿Cómo haces siempre para estar tan confiado? – preguntó aunque en realidad quería preguntarle por qué siempre encontraba las palabras justas y por qué, últimamente, parecía mucho más maduro que ella.

-Porque he tenido muchos "aprendizajes" – respondió él con una media sonrisa y ella recordó que era el eufemismo que había usado para fracaso.

-¿Qué tipo de aprendizaje?

-El primer barco que diseñé, al hacer el modelo real a escala se hundió, y también el segundo...-confesó avergonzado.

-No es cierto.

-Lo es. Y ya sabes cuánta sangre de marino tengo y que mi familia se dedica a eso, así que fue muy frustrante – dijo medio burlándose de sí mismo y eso la hizo reír.

-¿Y después?

-Bueno el tercero no se hundió y desde entonces he logrado que naveguen bastante bien, incluso con gente a bordo y hasta sirven para ir a ver estrellas- le dijo- Así que por propia experiencia diré que no tan malo equivocarse o si no sale bien al primer intento, o incluso si tienes miedo. Creo que si tienes miedo es porque encontraste algo que en verdad te interesa y eso es lo más importante.

-Gracias- dijo ella simplemente

-¿Por el consejo? – presionó Kenai aunque se arrepintió de hacerlo.

-No, por ser tú – respondió y lo sorprendió, luego ella siguió comiendo como si nada.

Tras la comida, decidieron regresar, eran casi las tres de la mañana y Rachel había comenzado a bostezar.

-Es bueno que puedas dormir hasta tarde mañana.

-Sí, creo que esa parte de estar desempleada me gusta, empiezo a acostumbrarme a tener horarios más flexibles.

-No está mal.

-Tampoco tienes horarios muy fijos, ¿verdad?

-No, trato de ser ordenado pero si hay fecha de entrega con algún proyecto, me temo que se vuelve un caos o si simplemente tengo una idea que quiero plasmar antes que se escape. Aún así , trato de mejorarlo, de ordenar mejor mis horas de sueño y para comer- dijo y luego se dio cuenta que no aplicaba a ese día.

-Ya veo – dijo ella pensando lo mismo.

-Hoy ha sido una excepción y vale la pena, además mañana podremos descansar. El lunes tengo que hacer un viaje de negocios breve, así que este día ha sido como una licencia que me tomé.

-¿Te vas? –preguntó ella.

-Dos días.

-No es mucho – dijo pensando en que aún así lo extrañaría.

-No, cuando regrese, ¿almorzamos o cenamos juntos?

-De acuerdo- aceptó y poco después llegaron a su casa. Kenai bajó para acompañarla hasta la puerta.

-Que descanses- dijo a modo de despedida, luego le dio un beso ligero y se marchó.

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⏰ Última actualización: Sep 23 ⏰

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