Capítulo 6

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El día del festival estaba inusualmente frío o quizás fuera esa nueva percepción que tenía del clima, porque Rachel se abrigó extra y protestó mentalmente sobre el tardío cambio de estaciones. Incluso pensó en no ir, pero era un evento para toda la ciudad y sentía mucha curiosidad por las embarcaciones de Kenai, ¿las habría terminado a tiempo? ¿Navegarían como él lo había imaginado?

Incluso había cerrado la tienda porque no habría muchos clientes ya que todos irían al espectáculo, y sus empleados también deseaban asistir. Era exigente, pero no una tirana, así que había decretado día libre. Evan se había marchado temprano para ir a ayudar a su amigo con los preparativos, ella se había encargado de terminar algunos pendientes, luego se había abrigado bien y había caminado hasta el lugar del festival. Era la tarde, la idea era aprovechar las últimas horas de luz para el espectáculo de las embarcaciones y luego habría un show de fuegos artificiales.

Se había reunido una gran cantidad de personas entre turistas y locales, todos amontonados en la costa. Usualmente se habría quedado lejos, pero esta vez tenía mucha curiosidad así que se abrió camino entre la gente para encontrar un buen lugar .Se había ubicado frente a la costa aunque un poco apretujada para su gusto, aún así se olvidó del gentío apenas comenzó el espectáculo, eran cientos de embarcaciones de distintos estilos navegando, había algunos de remo y otros a vela, se escuchaba música que parecía aunarse a aquel silencioso navegar, había algo casi sagrado en aquel desfile de embarcaciones. Fijó la vista atentamente hasta descubrir las que había diseñado Kenai, no sólo flotaban sino que se movían con elegancia y ligereza, había creído que él las navegaría, pero no era así. También distinguió otras embarcaciones diseñadas por él, había visto los bocetos en su taller, eran con velas y recordaban el estilo de los barcos vikingos, ciertamente parecía que el amor por la navegación fluía en sus venas desde sus dos líneas de antepasados.

El espectáculo náutico atrajo la atención de todos los presentes, tanto que el tiempo pasó y recién fueron conscientes de la puesta de sol cuando las embarcaciones se iluminaron. El público exclamó sorprendido, y también Rachel que se dejó llevar por la belleza.

-¡Ohhh! – exclamó admirada.

-Se ve bien, ¿verdad? – preguntó alguien a su lado y aunque identificó la voz, se giró sobresaltada. Era Kenai, que estaba casi pegado a su lado. O ella había estado demasiado absorta o él era muy sigiloso, quizás ambas.

-Flotaron...- comentó ella tontamente

-Sí, e incluso navegaron muy bien – dijo Kenai sonriendo.

-Felicitaciones- le dijo ella torpemente. Debido a la gran cantidad de gente estaban demasiado cerca, y con el cuello levemente levantado para hablarle estaba siendo muy consciente de la altura de él, de sus anchos hombros que bloqueaban a las demás personas e incluso como con su presencia junto a ella la estaba protegiendo de ser aplastada.

De pronto no sabía que decir, y por lo visto tampoco Kenai, porque sólo la estaba observando en silencio. Rachel agradeció cuando empezó el show de fuegos artificiales y el ruido y los estallidos de luces los hicieron romper el contacto visual y concentrarse en el cielo.

Cuando el último fuego artificial se esfumó la gente empezó a movilizarse y de pronto Rachel se vio empujada contra el joven.

-Lo siento – dijo ella, pero él la puso delante suyo y la rodeó con sus brazos.

-¿Qué haces?

-Sacarte de aquí sin que te aplasten.

-Yo...

-Lo sé, eres una fuerte mujer de Alaska, puedes con todo ...

-Sé cuidarme sola y no soy diminuta como para que me aplasten.

-Yo soy más alto – respondió él sin soltarla y avanzando entre la gente. Su voz tenía un leve deje de orgullo masculino, Rachel nunca sabría lo mucho que él había deseado ser tan alto como ella, o más, para algún día protegerla como lo estaba haciendo.

-¿Eso que tiene que ver?

-Puedo ver mejor el camino entre la gente, saldremos rápido de aquí.

-Pero...

- Sólo por esta vez, Rachel. Sólo confía un momento y déjate llevar – le indicó y aunque ella estaba a punto de seguir discutiendo, desistió. Era cierto que había demasiada gente desconcentrándose y ser guiada así era mucho más cómodo, no necesitaba estar alerta. Lograron salir hasta la parte central de la playa donde ya estaba despejado, Rachel se apartó rápidamente de Kenai y justo coincidió con la llegada de Evan que los saludaba levantando las manos. Se acercó rápidamente a ellos.

- ¿Dónde te metiste? – le preguntó a Kenai- Te busqué por todos lados. Rachel, ¿también viniste? – agregó.

-Sí, vine – dijo ella mirando a los dos. ¿Por qué si estaba con Evan, había aparecido solo? Como si él adivinara el fluir de sus pensamientos, respondió a su hermano.

-Me fui para buscar un mejor lugar para ver el espectáculo.

-Pudiste avisarme – protestó Evan.

-Estabas bastante entretenido – contestó su amigo con un vago gesto, lo que le hizo pensar a Rachel que su hermano estaba acompañado por su novia de turno.

-¿Qué tal si vamos a tomar algo? – invitó el joven Thomasson.

- De acuerdo- aceptó Kenai.

-Yo vuelvo a casa, pásenla bien – se despidió ella

-Rachel...- la llamó el joven, pero ella sólo se giró y saludó con la mano. Kenai supo que estando allí Evan no tenía más opción que dejarla marcharse, de estar solos podría haberla llevado a casa o buscar una forma para pasar más tiempos juntos, pero no era posible en aquella situación. Si su amigo interfería, sólo causaría problemas.

-¿Vamos? –insistió su amigo.

-Vamos – dijo Kenai pero al pasar por su lado le dio un leve golpe en la cabeza. Se había esforzado mucho para encontrar a Rachel entre el gentío, y su amigo lo había estropeado todo.

-¿Y eso?

-Lo mereces, créeme. – respondió y el otro sonrió sin comprender.

Rachel caminó despacio arrebujándose en su abrigo, aún había mucha gente circulando, se escuchaba el bullicio y la algarabía de las charlas, pasaban niños correteando y parejas abrazadas. Recordó la cercanía de Kenai momentos antes,y algo, muy parecido al anhelo, se le enroscó adentro.

Se dijo a sí misma que estaba volviéndose loca, que hacía demasiado tiempo que no tenía una relación y que quizás fuera hora de buscar a alguien, un hombre que no fuera el amigo de su hermano, al que conocía desde niño.

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Amor en Alaska (En curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora