Capítulo 10

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Rachel había atendido la llamada de su padre pensando que le anunciaría su regreso o que quería saber cómo iba el negocio. Pero le había informado que iba a casarse.

-¿Vas a casarte? ¿Cuándo? ¿Con quién? – había preguntado tremendamente sorprendida, no se le había ocurrido y la tomaba desprevenida, pero la respuesta de su padre fue lo más sorpresivo.

Iba a casarse con una mujer que llevaba viendo desde hacía quince años, eso explicaba sus continuos viajes a Anchorage. Rachel quedó en completo silencio.

-¿Rachel?- llamó su padre al percibir que no había respuesta

-¿Por qué lo revelas recién ahora? – preguntó.

-Lo hablamos mucho con Amelia y ella quiere ir conmigo a Sitka, así que quería contártelo. También pensamos en quedarnos a vivir aquí tras la boda, ya todos ustedes son grandes, pero ella quiere ir allá conmigo.- explicó su padre y Rachel sintió que estaba en otra dimensión, cada cosa que él le decía la dejaba más perpleja.

- ¿Pensabas quedarte en Anchorage? – preguntó en voz muy baja.

- Ustedes están establecidos ya...

-¿No crees que es una charla que deberías tener con nosotros en persona?

- Tus hermanos lo saben. Rachel, he esperado mucho tiempo por consideración hacia tus sentimientos, pero creo que ya eres una mujer adulta y...

-¿Mis sentimientos? ¿Has estado considerando mis sentimientos? – preguntó súbitamente ofendida.

-Hija...

- Si hubieras considerado mis sentimientos, debiste casarte mucho antes si tenías a alguien – contestó y cortó la llamada. Su mente había quedado en completo caos.

En ese momento , Evan había hecho su entrada.

-¿Rach? ¿Estás bien?

-Papá va a casarse con una mujer con la que sale desde hace quince años, ¿lo sabías?- preguntó y la mirada de su hermano lo dijo todo- ¿Todos lo sabían? ¿Tú, Adam, Michael?

- Rachel...-trató de explicarse pero ella no lo dejó.

-¿Hace cuánto lo saben?

- Hace un tiempo – contestó elusivo y ella supo que lo sabían desde hace años.

-¿La conoces? Para qué pregunto, claro que la conocen, todos ustedes la conocen ¿Por qué no me dijeron nada?

-Papá creyó que podría hacerte sentir mal, por mamá, y...

-¡Debieron decirme! ¡Él debió decirme y casarse y entonces yo hubiera sentido que era libre de vivir mi vida! ¿Lo hizo por mí? ¡Lo hizo por cobarde y por comodidad! ¡Y ustedes también!

-¡Claro que no! Pensamos que podrías sentirte desplazada o algo así.

-¿Desplazada? ¿A nadie se lo ocurrió que me hubiera sentido aliviada de que papá rehiciera su vida y que la responsabilidad estuviese más repartida? Podría haberse casado, y ella podría haberlo ayudado con ustedes y con el negocio y yo no hubiera sentido que era quien debía hacerme cargo de todo.

-¿Somos una carga?

-¿Qué crees, Evan? Adam hizo su vida, sólo nos visita cada tanto, me parece bien , pero siendo el mayor no miró hacia atrás ni una sola vez. Michael cambió de carrera universitaria varias veces, todo el tiempo le di el apoyo que necesitaba, y ahora ha decidido dejarlo todo e irse a viajar por el mundo. Y tú...

-¿Yo qué?

-Estás más interesado en divertirte que en otra cosa, debes madurar. Sólo yo he cargado con las responsabilidades. ¿Y yo? ¿Y mi vida?

-Creí que era feliz.

-No lo soy, maldita sea. Casi tengo cuarenta años y nunca pensé en mí misma. Estudié aquí y me quedé , estuve para apoyar y cuidar a todos. ¡Quiero un marido que me ame, cuatro hijos, un perro y una maldita casa! – gritó y las lágrimas empezaron a caer.

-Oye...- dijo su hermano acercándose- No lo sabía.

-¿Alguna vez te preocupaste en saberlo? – preguntó dolida. Se sentía traicionada. Había hecho todo por amor, había cuidado a cada uno y se había postergado a sí misma, había sido su propia decisión, pero ahora le parecía que los demás habían sido egoístas. Toda la angustia y estrés que venía acumulando acababan de rebalsar. Enterarse que le habían ocultado algo tan importante la había hecho sentir muy mal, se sentía más perdida que nunca. Todo lo que había hecho en su vida parecía no tener sentido.

-Rachel, entiendo que estás sorprendida.

-No entiendes, Evan, no entiendes nada.- le dijo y subió a su habitación. Su hermano intentó seguirla, pero ella cerró la puerta.

Entonces tomó una decisión. Agarró una maleta y empezó a llenarla con un poco de ropa y cosas que creía imprescindibles. Era hora de tomar las riendas, necesitaba aprender a vivir su propia vida, encontrar una respuesta a todas las preguntas que habían estado rondando en su mente en los últimos meses. Si no hacía nada, caería en una tremenda depresión, y seguiría con su rutina hasta que un día al despertar se diera cuenta que era una anciana y no había sido feliz. Eso la asustaba terriblemente.

-Me voy, encárgate del negocio y de la casa- dijo pasando junto a su estupefacto hermano.

-Rachel, ¿estás bromeando, verdad?

-No – dijo ella y cargó su maleta hasta la camioneta y se fue.

Los ojos de Kenai se oscurecieron cuando escuchó a Evan contarle brevemente porqué Rachel se había marchado.

-¿Y la dejaste ir así?

-¿Qué querías que hiciera? – preguntó Evan que aún sentía resonar las palabras de su hermana, le había contado lo mínimo a su amigo, pero no todo. Porque él aún estaba reflexionando sobre lo que ella había dicho.

-¿Preocuparte un poco?

- Antes de que sigas por ese camino, te diré que está bien, está en un hotel aquí en Sitka. Creo que necesita un tiempo para ella. Dijo que quería un marido, hijos, un perro y una casa. Probablemente lo de mi padre sólo fue la gota que colmó el vaso.

-¿Dijo eso?

-¿Qué?

-Lo del marido, hijos, perro...

-Entre otras cosas. Bueno, ¿vas a ayudarme o qué?- preguntó y en ese momento un cliente los interrumpió.

-¡Diablos, Evan, llevo una hora aquí y no saben nada de mi pedido! ¡¿Dónde está tu hermana?!¿Por qué no la llamas? – preguntó el hombre enfadado.

-Rachel está de vacaciones, no voy a molestarla, ya me ocuparé de usted- dijo él casi con un suspiro y Kenai lo miró sorprendido-¿Ayudarás o no? – insistió Evan.

-¿Qué hago?

- Ve si puedes ayudar a los empleados con lo más simple, sabes dónde está todo aquí, yo intentaré resolver lo de los pedidos, y trataré de que nadie me retuerza el cuello. Dos amenazaron con hacerlo, ¿sabes? No sé cómo ella lidia tan bien con todo esto.

- Porque es increíble, siempre lo ha sido.

-Sólo tiene mala sincronización para rebelarse, estoy empezando a pensar que debió hacerlo mucho antes – dijo Evan antes que los gritos de los clientes captaran su atención.

Amor en Alaska (En curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora