Capítulo 23

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Esa noche, Evan le había pedido a Kenai reunirse a tomar algo, sin embargo apoyado en la barra, no dejaba de bostezar.

-¿Cómo hace ella? Dime, ¿cómo ha hecho Rachel para llevar este ritmo infernal?

-¿Recién ahora te das cuenta de lo mucho que ha trabajado tu hermana?

-Moriré si sigo así – dijo.

- Es trabajo, Evan, no es para que te conviertas en un drama queen. Y Rachel lo ha hecho durante años, con el mayor entusiasmo y sin quejarse.Yo diría que has demorado mucho en trabajar en serio.

-¿No puedes demostrarme un poco de comprensión?

-No me lo aclaraste cuando me pediste que te acompañara a beber algo.

-Eres un mal amigo – sentenció Evan y volvió a bostezar.

-Vamos, será mejor que vayas a casa a dormir, creo que es lo que más necesitas ahora – le respondió tomando la chaqueta del respaldo de la silla.

-Creo que sí, cielos, voy a envejecer prematuramente si sigo así – se quejó y Kenai sacudió la cabeza.

El joven Hayden acompañó a su amigo a su casa y luego volvió a la suya. En su camino de regreso pasó cerca de la casa de Rachel y vio las luces encendidas, hubiera deseado pasar a verla, pero sabía que no debía agobiarla, ya su tiempo juntos en el pequeño tour había sido maravilloso. Debía dejarla acercarse a su propio ritmo.

Rachel se había preparado una taza de chocolate caliente, la necesitaba, y se había acurrucado en el sofá. Había vuelto a mirar las fotos del faro que Kenai le había enviado y tenía una sonrisa tonta, estaba entusiasmada también con su nuevo proyecto, pero seguía sintiéndose en medio del caos. Su próximo cumpleaños con aquella cifra tan aterradora la agobiaba, había decidido empezar de nuevo , ¿pero los cuarenta eran una edad para comenzar algo? Era un sentimiento muy ambiguo, quería creer que la esperaban los mejores años por delante, pero no podía no pensar en los años que había perdido ¿Qué había hecho en esas cuatro décadas? Trabajar, cuidar a los demás, dejar que el tiempo pasara. No había hecho nada grandioso, no había dejado una huella en el mundo, no había vivido grandes experiencias; tampoco sabía si eso era lo que habría deseado pero jamás se había permitido planteárselo.

Sentía que si se paraba y miraba hacia atrás, todo era un desierto. No había ningún logro personal, no tenía una familia propia ni momentos memorables.

Cumplir años parecía ser una oportunidad para hacer cambios, pero aquella cifra redonda, también parecía una sentencia.

Quizás ella era su peor jueza, pero había cometidos errores antes y la habían llevado hasta aquel momento, era difícil poder confiar en sí misma.

Estaba intentando descubrir qué versión de sí misma era la que quería para los siguientes años, no quería, dentro de una década más , arrepentirse. Quería ser feliz, lo merecía.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de la llegada de un mensaje en su teléfono "Buenas noches, que descanses" le deseaba Kenai.

"Buenas noches" empezó a responder ella, pero se arrepintió y lo borró. Volvió a tipear un nuevo mensaje, "¿Nos vemos mañana?" Apenas envió el mensaje se puso nerviosa, era la segunda vez que ella daba un paso, Kenai respondió inmediatamente.

"Me encantaría ¿Tomamos algo en lo de Anke?, debo entregar unos trabajos mañana"

"De acuerdo" , respondió Rachel y luego acordaron la hora para reunirse. Luego fue por otra taza de chocolate caliente. Y antes de dormir escogió cuidadosamente la ropa que usaría al día siguiente.

Amor en Alaska (En curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora