Don humildad

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Narra Aria.

Abrocho el último velcro del guante, estoy lista, cojo el rifle, me lo cuelgo y salgo de la choza, el traje táctico me queda mucho mejor de lo que yo pensaba.

Ares está dando órdenes a sus hombres, mientras Drake está a su lado mirando y analizando los movimientos de los demás, a veces los corrige y los enseña, pero no como un profesor, sino como un compañero.

–¿Está todo preparado? –Digo al acercarme a ellos.

–Todo está a punto, tenemos que salir ya si queremos llegar a la hora acordada. –Contesta Drake.

–Bien pues ¿A qué estamos esperando?

–Sí jefa –Se gira Ares hacia mi con una sonrisa burlona en su rostro, lo que hace que yo también sonría, me atrae hacia si con fuerza y me besa con más lascivia de lo normal, como si quisiera demostrar algo, cuando me separo sus ojos están en otro lado, de reojo encuentro a Adrián quien está congelado mirándonos.

Intento alejarme pero Ares me agarra con posesividad, sigue con los ojos abiertos mirando al moreno, cuando el beso se acaba Ares me da una palmada en el culo, escucho un bufido casi inaudible y Ares lanza una sonrisa ladina a Adrián.

Cuando este momento jodidamente incomodo por fin se acaba, subimos a los todoterrenos y Ares arranca alejándonos de la aldea.

–¿Por qué has hecho eso? –Abro conversación.

–Porque me cabrea su forma de mirarte, me cabrea su forma de hablarte, me cabrea que se crea con el derecho de hacer todo eso, me cabrea el en general.

–Pobrecillo, me da pena. –Digo empatizando con Adrián, el amor no correspondido es muy doloroso.

–Pena te tendría que dar mi polla que está a punto de romper al pantalón.

Miro hacia abajo y mis ojos encuentran sin mucha dificultad el notable bulto de los pantalones.

–¡Ares! –Le regaño, pero será posible.

–¡¿Que?! –Me empiezo a reír y el se une a mi risa.

–Que estábamos hablando de Adrián no de tu polla.

Nos adentramos en un bosque, el todoterreno salta en los baches y esquiva con movimientos bruscos los árboles.

–¿Y que es más importante?¿Yo que soy tu hombre, que estoy que te cagas, soy multimillonario, follo que lo flipas, te como el coño de puta madre y muchas cosas mas que si me pongo a contar no termino o ese imbécil cabeza bolo que lo único que te sabrá hacer es traducir las instrucciones del mueble barato que compre? –Sonrio  pero no se felicidad, más bien de risa, este hombre es don humilde –Es que no hay punto de de comparación mujer, yo estoy en la cima de la escalera, y el apenas en el tercer escalón.

–Eres muy humilde amor mío.

–No es humildad es realidad amor mío –Repite el tono de mis palabras –Por cierto con estos movimientos mis tetas se tienen que estar saltando una barbaridad ¿A ver? –Mira en mi dirección.

–Ares los ojos hacia adelante que no me quiero morir hoy, y las tetas están quietecitas porque el chaleco antibalas no las deja moverse.

–¡No! –Su grito retumba en todo el coche.

–¡Pero que no grites que te escucho de sobra! –Grito yo.

–Pero es que mis niñas no pueden estar apretadas, tienen que moverse, respirar, saltar.

–¿Pero tú te estas oyendo Ares?¿Te has tomado algo de lo que vendes?

–Si un par de rayas de heroína antes de matar a unos terroristas de mierda no te jode.

Mi Reina (2° libro de la Trilogía Mia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora