La venganza

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Narra Aria

Me despierto enrollada en las sábanas, Ares no está a mi lado, escucho la ducha y me levanto.

Abro la puerta del baño, la mampara de la ducha no está empañada lo que significa que se está duchando con agua fría.

Sale de la ducha y me sonríe.

–Buenos días koroleva.

–Buenos días.

Me lavo la cara para despertarme mientras Ares se va a vestir, yo me ducho, tomándome mi tiempo por supuesto.

Entro en el vestidor completamente desnuda, Ares se está arreglando la corbata, empiezo a analizar la ropa, veo a Ares por el espejo mirando fijamente mi culo.

–¿Vas a hacer algo o te vas a quedar ahí mirando?

–Si por mi fuera también te rompería el culo pero tú no quieres.

Para ser sincera no me hace gracia la idea, dicen que duele mucho, no quiero estar sin poder sentarme.

Cojo un vestido negro largo pegado y unos botines también negros, me peino el pelo en una coleta alta, añado accesorios dorados y cojo una chaqueta beis.

Bajo las escaleras y escucho voces de gente que no me gustan.

–Es tu última oportunidad sobrino, por favor piensa con la cabeza no con los huevos.

–Que te den una buena cogida que te hace falta.

–No faltes el respeto a tu tía Ares, ella quiere lo mejor para tí y la familia.

¿Os acordáis de Daniela? La mujer que conocí cuando llegue a Rusia, a la que Ares debería haber asfixiado, bueno pues la puta ha vuelto a por más.

Entro en la cocina, Daniela pone los ojos en blanco y la tía de Ares bufa.

–¿Donde está mi prima? –Pregunta Apolo.

–La he mandado a un reformatorio en Alemania para que la eduqué como es debido.

–¡¿Que has hecho QUE?! –Los nervios de Ares estallan.

Viktor agarra a Ares para que no decapite a su tía, este la mira con furia y susurra lo bastante alto como para que su tia lo oyera.

–Poca mujer y poca madre.

–Tu no sabes lo que es tener un hijo y con esa muchachita que tienes como novia se te va a hacer un infierno ser padre.

–No sabré nada de tener un hijo pero lo que si se es que no lo abandonaría a la primera de cambio, mi prima es una Volkov y tiene que estar con los suyos, no en un reformatorio.

La tía se coloca el pelo con desdén.

–Ares cielo, tenemos trabajo. –Digo acercándome a el, se gira hacia mi, su mirada se suaviza, asiente y vuelve a endurecer su mirada cuando se dirige a su tía.

–Quiero a mi prima en Rusia cuando vuelva, las cosas no están para que ninguno de la familia sala fuera del país sin guardias.

Dicho esto se gira, me agarra la mano y nos vamos.

En la entrada del edificio había una masa increíble de periodistas poniéndonos los micros y las cámaras en la cara.

Los guardaespaldas nos rodean impidiendo que nos corten el paso.

–¿Nos pueden decir algo de por qué no se les han visto estas semanas?

–Nosotros tenemos una vida, otras responsabilidades y también tenemos derecho a descansar. –Contesto yo.

Mi Reina (2° libro de la Trilogía Mia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora