Agradecidos

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Narra Aria.

Una media hora después, el médico termina, el animalito tiene el vientre vendado.

A juzgar por su tamaño y que todavia no ha abierto los ojos tendrá una o dos semanas de vida.

Le arropó con un trozo de tela rojo y le acaricio la cabeza.

Ares me mira desde una esquina.

Me giro y le pongo ojos de cachorro.

–Porfi –Junto mis manos.

–No. –Dice seco.

–Miralo Ares que cosita más mona.

–Lo estoy viendo, no me pienso llevar a un animal salvaje a casa.

–Tu tienes dos lobitos –Sí señoras y señores, Ares tiene dos lobos a su disposición, nunca los he visto pero el me lo ha contado.

–Dara y Derek aparte de mis amigos son como mis empleados, hacen todo lo que yo ordeno.

–Y esta panterita puede hacer lo mismo. –Me acerco a el haciendo un puchero y le abrazo.

–Anda no seas así, quiero una panterita.

–Y yo una mamada.

–¡Ares! –Siempre igual con este hombre.

–Del uno al diez ¿cuanto quieres a esa pantera?

–Un veinte.

Me mira a los ojos y termina accediendo.

–Bien, nos la llevamos, pero por ser tu que acepto.

–Porque soy tu niña mimada y porque me das siempre lo que te pido.

–Lo dices como si me pudieras muchas cosas mujer.

–Prefiero conseguir las cosas por mi misma.

–Que pena que no te pueda castigar, –dice enrollando uno de mis rizos en su dedo –Pero tengo otras formas de demostrarte quien manda.

–¿Y estás seguro que eres tú el que manda? –Digo coqueta.

Sus ojos se clavan en los mios y sonríe.

–Tu mandas jefa.

–Ya me parecía a mí.

Besa con cariño en los labios.

Apolo entra justo cuando nos estamos despegando.

–Hermano que tienes que guardar reposo, yo te la cuido si quieres.

–Lo que tienes que cuidar es tu boca, porque te la voy a partir. –Amenaza celoso Ares

–Si señor –Se pone rijido como un soldado. –Bueno ya fuera bromas, me han dicho que hay un animalucho herido por aquí.

–Es una pantera, no un "animalucho" –Le imito.

Apolo se acerca a la pantera y quita el trapito que la cubre.

–Que cosa más mona –Dice con ilusión.

–Nos la llevamos –Digo emocionada, mi cuñado se levanta de golpe.

–¡Ayyyyy! –Gritamos a la vez, Ares maldice en voz baja tapándose los oídos.

–Es que osea tía es súper chupi guay –Agudiza la voz.

–Ya ves tía –Le sigo el juego, ¿Por que? Porque ambos tenemos el mismo retraso.

–Os faltan neuronas. –Declara Ares.

Le tiro un beso y niega con la cabeza riendo.

El bulto negro empieza a moverse, me arrodillo y le miro la cara.

Solo mi Diablo (el perro) es igual de mono que esta cosita.

Por desgracia tengo que preparar mis cosas para irme, como no he traído muchas cosas, termino en un abrir y cerrar de ojos contenta con lo bonito que me había quedado el orden de la maleta, Ares me ha pegado su obsesión por verlo todo ordenado y recogido, yo antes era un desastre, no colocaba, para ser sincera me daba pereza.

Pero ahora ya no, he entrado en esa etapa de que lo quiero todo limpio.

"Dentro de dos semanas se te pasa el cuento"

Muy cierto.

Salgo de la choza y ya está anocheciendo, se ha pasado el día muy rápido, los niños corretean por todos lados jugando.

Jahzara se acerca a mi tan tímida como de costumbre.

Extiende las manos y me muestra una pulsera de cuerda negra, con un corazón que parece ser de piedra.

–Lo he tallado yo –Dice refiriéndose al corazón, tallar una pieza tan pequeña es difícil de cojones, que manos tiene esta niña.

–Muchas gracias mi amor –Digo abrazándola.

–A ti por ayudar a mí y a mí pueblo.

Me pone la pulsera en la muñeca y me fijo que ella la tiene igual.

Veo que las mujeres están preparando una gran mesa al aire libre.

Me llega el olor a comida y empiezo a ayudar a cocinar, los niños se juntan al rededor mia y les empiezo a indicar lo que hay que hacer.

Ellos con atención me escuchan y siguen mis movimientos.

Cuando terminamos la cena, ya es de noche, las antorchas iluminaban la zona de la cena.

En la cena Hakim se levanta.

Adrián como siempre torpe le sigue para traducir sus palabras.

–Os doy las gracias  de todo corazón todo lo que habéis hecho por nosotros, nunca os lo podremos pagar, pero espero que con mis más sinceros agradecimientos pueda compensaros al menos una parte.

Ares se levanta y me da la mano, me levanto y espero la verdad que sea el quien lo diga todo, no soy la mejor dando discursos.

–Cielo, el discurso es tuyo –Me dice al oído.

–Te mato.

Más de veinte ojos me estaban observando y esperando mis palabras.

–No hace falta compensaciones, el mayor regalo es que estos niños se crien felices sin tener que preocuparse de si hoy van a atacarles o no.

Adrián se lo traduce todo y Hakim me sonríe agradecido.

Cenamos y después nos vamos a dormir.

Mañana volvemos a casa.


Mi Reina (2° libro de la Trilogía Mia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora