Pequeño percance

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Narra Ares
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–Vamonos que llegamos tarde.

–Que me esperen que para eso soy el jefe.

Me termino de un trago el vaso de whisky y salimos del despacho a la sala de reuniones.

Cuando entro todos se callan, mas les vale que no estoy para gilipolleces.

Otras dos horas aburridas a escuchar a estos soplapollas sin futuro que se conforman con ser los segundos.

Mi secretaria entra en la sala y se acerca a mi.

–S-señor, está su mujer fuera, la digo que pase o...

–Me estás diciendo que has venido a preguntarme si mi mujer puede pasar.

–Lo ha dicho ella señor y-yo. –esta mujer siempre tartamudea cuando me habla, parece que me tiene miedo.

–Vale vale, dila que claro que puede pasar.

Asiente y se apresura a la salida, segundo después entra Aria.

La polla se me despierta solo con verla

Atraviesa la puerta con pasos fuertes y semblante serio y confiado, esa es mi chica.

Los demás la miran, unos con deseo reprimido y otros no duran en mostrar su descontento.

Me levanto, la tomo de la cintura y la beso, escucho a alguien bufar, que me entere yo quien ha sido que le arranco las pelotas.

–Hola cielo –Me dice sonriendo.

–Hola moya koroleva.

Aisha, mi secretaria entra con una silla y s ela entrega sonriendo a Aria.

Se sienta a mi lado y mira a los hombres que hay enfrente de nosotros.

–No puede entrar aquí como si esto fuera suyo e interrumpir una reunión.

-1 socio.

Voy a hablar para defenderla pero ella se ríe mientras le mira.

–¿Adivina qué? Si puedo ¿Y sabes que otra cosa puedo hacer?, hacer que mañana estés viviendo debajo de un puente.

El hombre se calla pero no oculta su desagrado y la mira con asco.

–Como me vuelvas a mirar así –Se levanta y da un golpe en la mesa –te arranco los ojos

–Puta –Susurra, voy a contar hasta diez, deja que ella maneje la situación Ares, que vean que es la jefa.

–¿Como?

–Que eres una puta zorra calientapollas –Se levanta de golpe.

Alex y yo nos levantamos sincronizados con las manos ya en las armas.

La puerta se abre de golpe y entra Drake hecho una fiera.

Le apunta con el arma pero no dispara, necesita el consentimiento de Aria.

–Bajad las armas –Nos ordena, pero los tres hacemos oídos sordos –He dicho que bajéis las putas armas ¡Ya! –Grita furiosa.

Bajo lentamente el arma sin dejará de mirar al bastardo.

Aria camina tranquilamente hacia el.

–Sabes, creía que eras un hombre listo, pero me has demostrado que no, y no quiero a gente incompetente en nuestra empresa –Se acerca al hijo de perra y le mira directamente a los ojos con esa mirada que hace que hasta yo me arrodille –Soy tu jefa, que te quede claro a ti y a los demás, aquí mandamos YO y Ares, vosotros solo sois peones.

Mi Reina (2° libro de la Trilogía Mia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora