Capítulo 45: La Decisión Difícil

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El mensaje de Isabel continuaba brillando en la pantalla del teléfono de Ana. Sentía una mezcla de emociones: rabia, curiosidad, y un profundo temor. Habían pasado por tanto con Marcos, y justo cuando parecía que las cosas comenzaban a estabilizarse, aparecía otra sombra del pasado, esta vez en forma de advertencia directa. ¿Qué más podía haber que no supiera? Isabel no habría enviado ese mensaje si no tuviera algo importante que decir, o al menos eso pensaba Ana.

Durante unos largos minutos, Ana contempló la posibilidad de ignorar el mensaje. Después de todo, había prometido a Marcos que confiaba en él. Pero la duda era como una espina clavada en su mente, alimentada por el miedo a no conocer toda la verdad.

Finalmente, Ana decidió responder, a pesar de sus reservas.

Ana: "Hola, Isabel. No sé exactamente de qué me hablas, pero si crees que hay algo que debo saber, dímelo ahora. Estoy cansada de las sorpresas."

Envió el mensaje con el corazón acelerado, sabiendo que abrir esta puerta podría significar poner en peligro todo lo que había construido con Marcos. Pero necesitaba respuestas, y la incertidumbre la estaba carcomiendo.

Pasaron unos minutos antes de que Isabel respondiera.

Isabel: "No quiero causarte más dolor, Ana, pero siento que tengo la responsabilidad de decirte esto. Marcos y yo tuvimos una relación complicada, y aunque él te ha dicho que todo está resuelto, hay detalles que no te ha contado. A lo largo de nuestra relación, él tuvo comportamientos que, honestamente, me hicieron sentir manipulada y controlada. Me temo que podrías estar experimentando algo similar, aunque de manera más sutil."

Ana leyó el mensaje una y otra vez, sintiendo que su estómago se encogía. Sabía que la relación de Marcos con Isabel había sido tóxica, pero ¿hasta qué punto? Isabel insinuaba que el control y la manipulación aún podían estar presentes, aunque fuera de una forma más velada. ¿Era eso posible?

Ana se quedó mirando el mensaje, sintiendo que el aire en la habitación se volvía pesado. ¿Podría ser verdad lo que Isabel decía? Sabía que Marcos había cambiado desde entonces, que había hecho un esfuerzo por ser más abierto y comprensivo, pero las palabras de Isabel resonaban en lo más profundo de sus inseguridades.

No respondió a Isabel de inmediato. En lugar de eso, decidió tomarse un momento para pensar. Sabía que debía hablar con Marcos, pero no estaba segura de cómo abordarlo sin que todo estallara en una confrontación.

Esa noche, mientras Ana se preparaba para acostarse, Marcos notó que algo no estaba bien. Aunque no habían discutido desde la última conversación sobre Clara, había una tensión silenciosa en el aire, y él lo percibió.

—Ana, ¿estás bien? Has estado distante hoy —dijo Marcos, con un tono preocupado.

Ana lo miró, sintiendo cómo la presión se acumulaba en su pecho. No podía seguir callando lo que estaba pasando, pero tampoco quería actuar de manera impulsiva.

—Marcos, necesito hablar contigo sobre algo. Hoy recibí un mensaje de Isabel —comenzó Ana, tratando de mantener su voz tranquila.

Marcos frunció el ceño, claramente sorprendido.

—¿Isabel? ¿Por qué te está escribiendo ahora? Pensé que todo estaba cerrado con ella —dijo Marcos, visiblemente inquieto.

Ana asintió lentamente.

—Eso pensé yo también, pero al parecer no es así. Me dijo que hay cosas que no me has contado, sobre cómo fue realmente su relación contigo. Mencionó que había control y manipulación, y ahora me pregunto si... si algo de eso todavía está presente entre nosotros, aunque sea de una manera diferente —dijo Ana, su voz temblando ligeramente al final.

Marcos se quedó en silencio por un momento, claramente procesando las palabras de Ana. Después, soltó un suspiro largo y pesado.

—Ana, sé que nuestra relación ha pasado por muchas pruebas, y sé que mi pasado con Isabel no fue lo que debería haber sido. Fui inseguro, y eso me llevó a comportarme de maneras que no estaban bien. Pero nunca quise manipularla, ni a ella ni a ti. Lo que pasó con Isabel fue un error tras otro, y he trabajado duro para ser mejor desde entonces —dijo Marcos, su voz reflejando un sincero arrepentimiento.

Ana lo miró, queriendo creerle. Sabía que Marcos había cambiado, pero la duda seguía allí, como una sombra que se negaba a desaparecer.

—¿Por qué no me lo contaste antes? ¿Por qué Isabel siente que tengo que saberlo por ella y no por ti? —preguntó Ana, sintiendo que las lágrimas comenzaban a llenar sus ojos.

Marcos bajó la cabeza, visiblemente afectado.

—No quería revivir esa parte de mi vida. Sabía que si te lo contaba todo, podrías empezar a dudar de mí, y lo último que quería era que pensaras que soy esa persona aún. Pero te prometí honestidad, y debí haber sido más abierto desde el principio. Nunca quise que Isabel interfiriera entre nosotros, y mucho menos que ella te hiciera sentir así —dijo Marcos, su voz quebrándose ligeramente.

Ana sintió una mezcla de emociones al escucharlo. Parte de ella entendía el miedo de Marcos, pero otra parte no podía ignorar que la falta de transparencia había erosionado su confianza.

—Marcos, necesito tiempo. Necesito espacio para procesar todo esto. No quiero tomar una decisión impulsiva, pero ahora mismo no puedo seguir como si nada hubiera pasado —dijo Ana, con el corazón roto al pronunciar esas palabras.

Marcos asintió lentamente, sabiendo que había empujado a Ana a este punto.

—Lo entiendo, Ana. Y lamento mucho no haber sido más honesto contigo desde el principio. Tómate el tiempo que necesites. Solo quiero que sepas que haré lo que sea necesario para demostrarte que puedes confiar en mí —dijo Marcos, su voz llena de tristeza.

Ana se levantó del sofá, caminando hacia la ventana para respirar profundamente. El silencio en el apartamento era abrumador, y sabía que, en ese momento, necesitaba tiempo para estar sola con sus pensamientos.

—Voy a ir a quedarme con Carla unos días. No te preocupes, necesito distancia para pensar, pero no significa que haya tomado una decisión aún —dijo Ana, dándole a Marcos una última mirada antes de recoger algunas de sus cosas.

Marcos asintió, sin decir nada más. Sabía que empujarla en ese momento solo empeoraría las cosas.

Esa noche, Ana llegó al apartamento de Carla con una mezcla de dolor y confusión. Su amiga la recibió con los brazos abiertos, sin hacer demasiadas preguntas, entendiendo que Ana necesitaba espacio para hablar cuando estuviera lista.

Mientras se sentaba en el sofá de Carla, mirando la vista desde la ventana, Ana se dio cuenta de que su relación con Marcos estaba en un punto crítico. Amaba a Marcos, pero no podía ignorar la falta de confianza que esta situación había revelado.

Sabía que las próximas decisiones que tomara definirían su futuro, y aunque quería creer en Marcos, el miedo de repetir los errores del pasado la asustaba más que nunca.

Poliamor - Tres corazones, un solo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora