Capítulo 53: Entre Dos Fuegos

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El mensaje de Daniel hizo que el tiempo pareciera detenerse. Ana sabía que estaba jugando con fuego, pero nunca imaginó que el calor se volvería tan insoportable tan rápido. Lo que había comenzado como una exploración de nuevos caminos, tanto para ella como para Marcos, ahora amenazaba con desbordarse en algo que ninguno de los dos estaba preparado para manejar.

Ana se quedó mirando el mensaje, con el corazón acelerado. Daniel no solo había entrado en su vida para ofrecerle una aventura pasajera, sino que ahora pedía más, mucho más de lo que ella estaba lista para dar. Tenía que enfrentarse a sus propios sentimientos, a su confusión y, sobre todo, a la realidad de que no podía evitar el impacto que esto tendría en su relación con Marcos.

Esa misma tarde, Ana decidió encontrarse con Daniel. No podía posponer la conversación, y aunque temía lo que iba a suceder, sabía que dejar esto sin resolver solo agravaría la situación. Se encontraron en un parque tranquilo, alejado del bullicio de la ciudad, un lugar que en otras circunstancias habría sido ideal para una cita romántica. Pero esa tarde el aire estaba cargado de tensión.

Daniel la esperaba sentado en una banca, su expresión seria pero ansiosa. Cuando la vio acercarse, se levantó de inmediato y la saludó con un abrazo que, para Ana, ya se sentía diferente.

—Gracias por venir, Ana. Sé que esto es complicado, pero no podía seguir sin hablarlo —dijo Daniel, mirándola con una intensidad que la desarmó.

Ana respiró hondo y se sentó a su lado.

—Yo también sentía que necesitábamos hablar, Daniel. Esto no es fácil para ninguno de los dos —dijo Ana, preparando el terreno para lo que sabía que sería una conversación difícil.

Daniel la observó, sin apartar la mirada.

—Ana, me doy cuenta de que todo esto empezó como una forma de explorar algo nuevo, algo emocionante. Pero para mí ya no se trata solo de eso. Lo que siento por ti es más profundo, y necesito saber si esto puede ir más allá de lo que estamos haciendo ahora. No puedo seguir así sin saber si tengo un futuro contigo —dijo Daniel, sin rodeos.

El corazón de Ana se encogió. Sabía que sus sentimientos por Daniel eran reales, pero también sabía que aún estaba emocionalmente conectada con Marcos, a pesar de los desafíos que enfrentaban. El amor que sentía por Marcos no había desaparecido, y la posibilidad de perderlo la aterrorizaba.

—Daniel... no sé si puedo darte la respuesta que quieres escuchar. Lo que siento por ti es real, pero también lo es lo que siento por Marcos. Estoy atrapada entre dos mundos, y no sé cómo manejarlo —confesó Ana, sintiendo la presión de las palabras.

Daniel frunció el ceño, claramente decepcionado pero tratando de entender.

—No estoy pidiéndote que dejes a Marcos, Ana. Solo quiero saber si hay un lugar para mí en tu vida que sea más que esto, más que una aventura pasajera. No puedo seguir siendo solo una opción secundaria —dijo Daniel, su voz llena de una mezcla de esperanza y frustración.

Ana sintió el peso de la decisión aplastándola. Tenía que elegir. No podía seguir manteniendo a Daniel en ese limbo, pero tampoco estaba lista para dejar atrás lo que había construido con Marcos.

—Daniel, no te quiero como una opción secundaria. Pero ahora mismo, no puedo prometerte algo más serio. No estoy lista para decidir entre tú y Marcos, porque siento que aún tengo que resolver muchas cosas en mi relación con él. No quiero lastimarte, pero también tengo que ser honesta contigo —dijo Ana, con lágrimas asomando en sus ojos.

Daniel se quedó en silencio, procesando sus palabras. Ana podía ver el dolor en su rostro, pero también entendía que él necesitaba una respuesta más clara.

Poliamor - Tres corazones, un solo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora