Capítulo 51: Encrucijadas Peligrosas

7 2 0
                                    

Ana no podía dejar de pensar en todo lo que había ocurrido en los últimos días. Marcos le había propuesto algo que jamás pensó que formaría parte de su vida: abrir su relación, dar espacio a nuevas conexiones mientras intentaban mantener lo que tenían. La simple idea de compartirlo con otra persona era dolorosa, pero, al mismo tiempo, había algo que le intrigaba en la posibilidad de explorar más allá de lo que siempre había conocido. Lo más sorprendente de todo era la sensación de poder sobre su propia vida. Era como si se abriera una puerta hacia una nueva realidad que nunca había considerado.

El mensaje de Daniel fue como echar leña al fuego de sus pensamientos. Mientras Marcos exploraba su atracción por otra persona, Ana se encontraba en la disyuntiva de revivir sentimientos latentes por alguien que, en su momento, había significado mucho para ella. Sabía que, responder a Daniel, implicaría algo más que una simple reunión. Implicaría cruzar una línea emocional que no estaba segura de estar lista para cruzar.

Sin embargo, la emoción la empujó a no detenerse. El día después de aceptar verse con Daniel, Ana decidió que ya no podía seguir negando la conexión que habían tenido en el pasado. Si Marcos estaba dispuesto a explorar nuevas dinámicas, ¿por qué no iba ella a hacerlo también?

Ana y Daniel se encontraron en un pequeño café al sur de la ciudad. Al entrar, Ana lo vio sentado en una mesa junto a la ventana, con su mirada tranquila y esa sonrisa que siempre le había parecido encantadora. Aunque no habían estado en contacto durante mucho tiempo, la tensión entre ellos era palpable desde el momento en que se saludaron.

—Ana, me alegra tanto verte después de tanto tiempo. Estás increíble —dijo Daniel, con un tono que traía de vuelta recuerdos de una complicidad no explorada.

Ana sonrió, sintiendo una mezcla de nostalgia y anticipación.

—Igualmente, Daniel. No puedo creer que hayan pasado tantos años. Se siente como si el tiempo no hubiera pasado —respondió, tratando de ignorar el calor que crecía en su estómago.

Pasaron la siguiente hora poniéndose al día, hablando sobre sus vidas, sus trabajos, pero evitando cuidadosamente el tema de las relaciones. Sin embargo, la tensión subyacente era innegable. Cada sonrisa, cada mirada prolongada, cada roce accidental de sus manos mientras compartían historias despertaba en Ana un deseo reprimido. Había algo que siempre había sentido por Daniel, y ahora, en medio del caos que estaba viviendo con Marcos, esas emociones estaban a punto de explotar.

Finalmente, Daniel rompió la barrera emocional que ambos habían estado evitando.

—Siempre pensé que nosotros teníamos algo especial, Ana. Nunca lo dije porque no era el momento, pero siempre hubo algo más entre nosotros, ¿verdad? —dijo Daniel, con una sinceridad que dejó a Ana sin aliento.

Ana lo miró, sabiendo que había llegado a un punto crucial. Si cruzaba esta línea, no habría vuelta atrás. Pero con Marcos abriendo la puerta a nuevas posibilidades, tal vez ella también tenía derecho a explorar.

—Sí, Daniel. Siempre lo supe, pero nunca lo exploramos —respondió Ana, sintiendo el peso de sus propias palabras.

Daniel sonrió, pero su mirada era seria, casi desafiante.

—¿Y qué vamos a hacer al respecto? —preguntó, inclinándose un poco más hacia ella.

El corazón de Ana latía con fuerza. Sabía que responder a esa pregunta significaría redefinir todo lo que conocía sobre el amor y las relaciones. Sabía que estaba a punto de embarcarse en algo peligroso, algo que podía romper su vida o hacerla más rica de lo que jamás había imaginado.

—Quiero ver a dónde puede llevarnos esto, Daniel. Pero hay algo que debes saber. Marcos y yo estamos pasando por un momento complicado. Hemos decidido explorar nuevas formas de llevar nuestra relación, y eso incluye a otras personas. No sé hasta dónde quiero llegar con esto, pero sé que quiero ser honesta contigo desde el principio —confesó Ana, sabiendo que era mejor poner todo sobre la mesa.

Daniel la miró por unos segundos, procesando lo que le acababa de decir.

—Eso cambia las cosas, pero no en el mal sentido. Si tú estás abierta a explorar esto, yo también lo estoy. No quiero presionarte, Ana, pero siempre sentí que tú y yo teníamos algo especial. Si esto es lo que quieres, estoy dispuesto a descubrirlo contigo —dijo Daniel, con una sonrisa que hizo que el corazón de Ana se acelerara.

Ana asintió, sabiendo que había tomado una decisión peligrosa, pero una que estaba dispuesta a explorar.

Mientras Ana exploraba su conexión con Daniel, Marcos seguía lidiando con sus propios sentimientos. Su compañera de trabajo, Lara, se había convertido en una presencia constante en su vida. Lo que comenzó como una simple amistad en la oficina había evolucionado en algo más, algo que él mismo no había planeado. Sentía una atracción genuina hacia ella, y al igual que Ana, estaba dispuesto a ver a dónde lo llevaba este camino.

Una noche, después de una semana de tensiones no habladas, Marcos decidió hablar abiertamente con Ana sobre Lara.

—He estado viendo más a Lara. Sé que aún estamos en un terreno frágil, pero quería ser honesto contigo —dijo Marcos, mientras cenaban en silencio.

Ana dejó su tenedor sobre la mesa, su mente inmediatamente saltando a Daniel y lo que había estado ocurriendo entre ellos.

—Gracias por decirme, Marcos. Y quiero ser honesta también. He estado viendo a Daniel, un viejo amigo. Nos hemos estado reencontrando, y creo que estoy lista para explorar algo más con él —respondió Ana, su voz temblorosa, pero firme.

El silencio entre ellos se hizo más pesado, pero esta vez no era un silencio de miedo o inseguridad. Era el silencio de dos personas que habían decidido, conscientemente, romper los moldes tradicionales y abrirse a una nueva realidad, a pesar del riesgo.

—Entonces, ambos estamos en esto —dijo Marcos finalmente, con una mezcla de alivio y tensión.

Ana asintió, sabiendo que lo que venía sería complicado, pero también sintiendo que habían dado un paso importante. Tal vez no todos entenderían su decisión, y tal vez ellos mismos no comprendían completamente lo que estaban haciendo, pero al menos estaban siendo honestos.

—Sí. Ambos estamos en esto. Pero tenemos que ser muy claros sobre lo que queremos, y cómo vamos a manejarlo. No quiero que esto nos destruya, Marcos. Si vamos a hacer esto, tiene que ser con respeto y honestidad total —dijo Ana, poniendo las reglas que sabía que serían vitales para que esta nueva etapa no los rompiera.

Marcos asintió.

—Estoy de acuerdo. Sea lo que sea que venga, lo enfrentaremos juntos. Lo más importante para mí es que tú y yo sigamos siendo nosotros, pase lo que pase —respondió, tomándole la mano.

Ambos sabían que estaban caminando sobre terreno desconocido, un terreno lleno de deseos no satisfechos, emociones peligrosas y desafíos emocionales que aún no comprendían del todo. Pero, al menos, estaban dispuestos a enfrentarlo juntos, con la promesa de que lo que los unía no sería destruido por la exploración de nuevas conexiones.

Poliamor - Tres corazones, un solo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora