Capítulo 63: Las Heridas Abiertas

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La ruptura entre Ana y Marcos dejó un vacío imposible de ignorar. Aunque ambos sabían que era lo mejor, el dolor de la separación era más profundo de lo que esperaban. No importaba cuántas veces se repitieran que habían hecho lo correcto, las noches solitarias y los recuerdos compartidos parecían empeñados en recordarles lo que habían perdido.

Ana trató de concentrarse en su vida en París, enfocándose en el trabajo y las nuevas oportunidades que surgían. El proyecto en la filial estaba avanzando y, profesionalmente, las cosas nunca habían ido mejor. Pero emocionalmente, era una montaña rusa. Había momentos en los que sentía que había tomado la decisión correcta al terminar con Marcos, pero otras veces la culpa y la nostalgia la consumían.

Una tarde, mientras caminaba por las calles de París, recibió un mensaje de Daniel, recordándole que seguía presente en su vida.

Daniel: "Ana, sé que esto es difícil para ti, y no quiero presionarte. Pero si alguna vez necesitas compañía o hablar, estoy aquí para lo que necesites."

Ana apreció el gesto, pero aún no estaba lista para abrirse completamente a Daniel. Sabía que él seguía esperando algo más, pero también entendía que saltar de una relación rota a otra sin haber sanado sus heridas no era lo que necesitaba. A pesar de su confusión, había algo en Daniel que le ofrecía consuelo, y esa posibilidad, aunque tentadora, seguía siendo una incertidumbre.

Decidió reunirse con él nuevamente, esta vez con la intención de ser completamente honesta sobre sus sentimientos y expectativas. Sabía que mantener a Daniel esperando no era justo, y aunque una parte de ella aún estaba tentada por la idea de comenzar algo nuevo, la otra seguía aferrada al pasado.

Cuando se encontraron, Daniel la recibió con una sonrisa cálida, pero Ana notó la preocupación en sus ojos.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Daniel, consciente de lo reciente que era todo.

Ana suspiró, sintiendo que las palabras pesaban en su garganta.

—Todavía estoy procesando todo. Marcos y yo compartimos muchas cosas, y aunque sé que fue lo mejor, no puedo evitar sentir que dejé algo importante atrás. No quiero que pienses que estoy lista para algo más. Todavía no lo sé —dijo Ana, siendo completamente honesta.

Daniel asintió, aunque la decepción era evidente en su rostro.

—Lo entiendo, Ana. Solo quiero que sepas que estoy aquí, y no hay prisa. Si necesitas espacio, lo respetaré. Pero no voy a negarte lo que siento. Me importas más de lo que puedes imaginar, y estaré esperando cuando estés lista —dijo Daniel, con una sinceridad que hizo que Ana sintiera un nudo en el estómago.

Ana agradeció sus palabras, pero sabía que no podía hacerle falsas promesas. Por ahora, su corazón necesitaba tiempo para sanar.

Por otro lado, Marcos también estaba atravesando un proceso de sanación que no imaginaba que sería tan doloroso. La ruptura lo había dejado destrozado, y aunque sabía que había sido lo correcto, el vacío que sentía era insoportable. Cada rincón de su casa le recordaba a Ana, y las rutinas que antes compartían ahora eran un recordatorio constante de lo que había perdido.

Pasaron varias semanas sin hablar con Ana. Ambos habían acordado darse espacio, pero el silencio era una tortura. Marcos intentó distraerse con su trabajo, saliendo con amigos, pero nada parecía llenar el hueco que Ana había dejado en su vida.

Un día, mientras se encontraba solo en casa, recibió un mensaje de Lara.

Lara: "Marcos, he estado pensando en ti. Si quieres hablar o necesitas distraerte, estoy aquí. No tienes que pasar por esto solo."

Marcos se quedó mirando el mensaje, sintiendo una mezcla de emociones. Lara seguía siendo una figura constante en su vida, y aunque había decidido no perseguir una relación con ella mientras estaba con Ana, ahora que todo había terminado, no podía negar que la tentación de acercarse nuevamente a Lara era fuerte.

Decidió encontrarse con ella, sabiendo que hablar con alguien que entendía lo que había pasado podría ayudarlo a aclarar sus propios sentimientos. Se encontraron en el mismo bar donde solían verse, y al verla, una sensación de familiaridad lo envolvió.

—Me alegra verte —dijo Lara, sonriendo mientras tomaba asiento frente a él.

Marcos asintió, sintiendo que su corazón latía más rápido de lo habitual.

—A mí también, Lara. He estado... intentando superar todo lo que pasó con Ana, pero es más difícil de lo que pensaba —admitió Marcos, sintiéndose vulnerable.

Lara lo miró con compasión, pero también con una chispa en los ojos.

—Es normal, Marcos. Lo que ustedes tuvieron fue profundo. Pero también sé que hay cosas que ya no puedes ignorar. A veces, seguir adelante es lo mejor que puedes hacer por ti mismo —dijo Lara, sus palabras cargadas de implicaciones.

Marcos sabía a lo que se refería. Lara seguía interesada en él, y aunque no quería precipitarse en nada, también sabía que no podía evitar sus propios sentimientos por ella. Tal vez el fin de su relación con Ana significaba una nueva oportunidad, una que no había explorado por completo.

Pasaron la noche hablando de sus vidas, de lo que habían compartido y de lo que podría ser el futuro. Marcos se sentía más cómodo que en mucho tiempo, pero también sabía que estaba caminando por una línea peligrosa. No quería apresurar nada, pero la posibilidad de comenzar algo nuevo con Lara estaba cada vez más presente.

Los días siguientes, tanto Ana como Marcos continuaron enfrentando sus vidas separados. Mientras Ana intentaba encontrar su equilibrio emocional en París, Marcos comenzaba a explorar lo que sentía por Lara, pero ninguno de los dos estaba completamente en paz con sus decisiones. Aunque sabían que su relación había terminado, ambos seguían lidiando con las heridas que habían quedado abiertas.

Ana, a pesar de haber sido honesta con Daniel, no podía evitar pensar en Marcos. Cada llamada no realizada, cada mensaje no enviado, era un recordatorio de lo que habían perdido. Y aunque intentaba concentrarse en su futuro, sabía que aún quedaba mucho por sanar.

Por su parte, Marcos también seguía sintiendo el peso de su pasado con Ana. A pesar de los momentos que compartía con Lara, no podía evitar la nostalgia y el dolor que sentía cada vez que pensaba en su vida con Ana. Aunque estaba explorando algo nuevo, sabía que las cicatrices de su relación pasada seguirían con él por mucho tiempo.

Poliamor - Tres corazones, un solo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora