Capítulo 53 ~ Miedo

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Riftan comió el pan casi chamuscado en silencio. Después de observarle durante un momento, Maxi bajó los ojos con timidez. Él la había estado observando incluso cuando ella creía que no le prestaba atención. Animada, terminó su comida mojando el pan duro en su guiso.

Cuando la oscuridad los envolvió por completo, los caballeros colocaron los caballos en el establo provisional y se retiraron a sus tiendas uno a uno. Esa noche les tocaba a los Caballeros Remdragon hacer guardia.

El rostro de Maxi se desencajó cuando Riftan colocó un saco de dormir sobre una piel de cuero junto al fuego. Le roía el corazón que su marido tuviera que dormir fuera, en el frío. ¿Era necesario que uno de los comandantes hiciera de guardia cuando había muchos otros caballeros presentes? Estaba absorta en sus pensamientos egoístas cuando Riftan le lanzó una mirada incisiva.

— ¿Por qué no entras a descansar?

— El comandante tiene razón, mi señora — intervino Ulyseon con una sonrisa radiante mientras colocaba su saco de dormir junto al de Riftan —. Debería descansar ahora. Después de todo, debe de estar cansada.

Maxi dudó antes de escabullirse en una de las tiendas. Los otros magos ya dormían en el espacio oscuro y estrecho, envueltos como capullos en mantas. Maxi se acostó junto a Sidina. Aunque estaba completamente agotada por haber cabalgado todo el día bajo el frío cortante, el sueño se le resistía.

Después de mirar en silencio el oscuro techo de la tienda, volvió su atención a los sonidos del exterior. Finalmente, las débiles voces cesaron y un aire de soledad llenó la noche. Durante mucho tiempo, los únicos sonidos fueron respiraciones entrecortadas y ronquidos estruendosos.

Maxi se revolvió un rato bajo la manta antes de darse por vencida. Se incorporó y asomó la cabeza por la puerta de la tienda. Su mirada se posó inmediatamente en Riftan, que estaba sentado junto al fuego. Tenía una pierna estirada y pinchaba las llamas con una rama.

Cuando vio que ni Elliot ni Ulyseon estaban cerca, se envolvió en una manta y se acercó. Los ojos de Riftan estaban serenos mientras miraban las llamas. Cuando la vio, giró la cabeza y enarcó una ceja.

— ¿Por qué sigues levantada?

— M-Me desperté porque tenía sed. ¿Dónde... están los demás?

— Ahí dentro — dijo, señalando la tienda de los caballeros con la barbilla —. Les dije que los despertaría cuando llegara su turno. No los quería aquí sentados, ya que ambos se negarían a dormir conmigo despierto.

Maxi se acuclilló a su lado con una sonrisa amarga, y Riftan la miró con desaprobación.

— Vuelve adentro y duerme. Por la mañana nos espera otro viaje agotador. Deberías descansar mientras puedas.

— P-Pero... no puedo dormir — murmuró Maxi.

Riftan la miró pensativo y luego tomó la cantimplora que colgaba de su cinturón de cuero. Abrió la tapa y le entregó el recipiente.

— Es fuerte. Unos sorbos te ayudarán a conciliar el sueño.

Al aceptar la cantimplora, olfateó el contenido con expresión escéptica. Cuando bebió un sorbo, el amargo licor le quemó la garganta. Ella arrugo la cara y empezó a toser. El horrible sabor no duró mucho y se sintió mucho mejor cuando el licor le calentó el estómago. Se abrazó a las rodillas y bebió unos sorbos más.

Después de observarla en silencio, Riftan le arrebató la cantimplora.

— Ya está bien. Si bebes más, te despertarás con dolor de cabeza.

Ella miró la cantimplora con nostalgia, pero la expresión severa de Riftan no tardó en disuadirla. Se relamió y dejó caer la cabeza sobre las rodillas.

Debajo del Roble ~ Libro 08 [Temporada dos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora