Capítulo 75 ~ ¿Cómo van los preparativos?

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Maxi no tardó en arrepentirse de haber perdido la oportunidad de estar a solas con Riftan. La imagen de él volviéndose furioso se negaba a abandonar su mente. Al final, miró por encima del hombro cuando llegaron a la entrada de las barracas, pero él no aparecía por ninguna parte.

— Debes de estar preocupada por él — dijo Sejuleu Aren, inclinándose hacia ella.

Había un brillo travieso en sus ojos color avellana.

Maxi le dirigió una mirada severa.

— Parece que nos encuentra divertidos Sir Sejuleu.

— Disculpe si la he ofendido, mi señora — respondió Sejuleu con fingido remordimiento —. Me agrada tanto ver a ese amigo expresando emociones humanas reales que soy incapaz de dejar de tomarle el pelo.

Maxi lo miró, perpleja. Le resultaba intrigante que siguiera pensando bien de Riftan a pesar de la impactante grosería de su marido.

— ¿Usted y Riftan son... íntimos? — ella preguntó con cautela.

— Me gustaría pensar que sí, pero dudo que él esté de acuerdo. — Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de Sejuleu —. Conocí a su marido hace diez años, en un torneo de esgrima en el oeste. Entonces aún era el vicecomandante de los Caballeros Remdragon. Inicié la conversación porque quería conocer al tipo que había ganado la Espada del Caballero, pero antes de que me diera cuenta, nos habíamos enzarzado en una acalorada discusión.

Los ojos de Maxi se agrandaron.

Sejuleu sonrió.

— Mi yo del pasado también era bastante tosco. Habiendo sido mimado toda mi vida, carecía de paciencia, y mi creciente fama como caballero me hacía sentir terriblemente orgulloso. Así que puedes entender lo enfurecido que me puse cuando su marido me ignoró abiertamente. Fui yo quien se comportó como un niño y buscó pelea.

Maxi arrugó el entrecejo en señal de reprobación. Al ver su expresión, Sejuleu se rascó tímidamente la mejilla.

— Ahora sé lo vergonzosas que fueron mis acciones.

— Ambos debieron impresionarse mucho mutuamente... ¿Cómo es que lo tienes en tan alta estima?

— Han pasado muchas cosas desde entonces.

Los ojos de Sejuleu se arrugaron levemente, y Maxi no pudo decir si estaba ceñudo o sonriente.

— Su marido aplastó por completo mi ego en aquel torneo. Fue la primera derrota de mi vida.

Habían entrado en las barracas y ahora subían un tramo de escaleras. En los muros de piedra había una serie de amplias ventanas arqueadas. Por ellas entraba la luz plateada del sol y, de vez en cuando, la brisa invernal.

Sejuleu se acercó a las ventanas mientras caminaban, bloqueando la corriente de aire.

— Aquel incidente resultó beneficioso para mí. Me permitió aprender a ser humilde después de que me demostraran, sin ningún tipo de duda, que yo no era, de hecho, el mejor. Poco después, me encargaron que formara un grupo de asalto conjunto con él. Admitir la derrota me permitió admirar objetivamente su talento como caballero. Es un hombre dotado de muchas cualidades admirables.

Se detuvo frente a una puerta de madera y se volvió hacia ella.

— Aunque, lo admito, aún me cuesta apreciar su boca sucia.

Al no tener nada que decir a eso, Maxi soltó una carcajada incómoda.

Sejuleu le abrió la puerta y le hizo una reverencia juguetona.

Debajo del Roble ~ Libro 08 [Temporada dos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora