Capítulo 68 ~ De regreso a las ruinas

394 37 6
                                    

Riftan se ruborizó. Acercó la cabeza a la de ella y apretó los dientes.

— ¿Has terminado?

Maxi no retrocedió y le devolvió la mirada.

— ¡No! ¡Eres la persona más... o-obstinada que existe!

— ¿Obstinada? — La miró como si dudara de sus oídos —. ¿Me estás llamando obstinado? — replicó él, alzando la voz —. ¿Tú?

— ¡Así es! ¡Te he llamado obstinado! ¿Y qué?

El rostro de Riftan se contorsionó ante su mirada desafiante antes de estallar de ira.

— ¡Eso es de ricos! ¡Eres terca como una mula! ¡¿Cuándo he logrado doblegar tu voluntad!?

Maxi vaciló. Se le ocurrió entonces que siempre había hecho lo que había querido, tanto si Riftan lo aprobaba como si no. Aun así, no se atrevía a admitirlo dócilmente.

— ¡E-Eso también va por ti! — gritó, negándose a ser apaciguada —. Tú siempre... siempre has rechazado mis ofertas de ayuda. Siempre que... quería hacer algo por ti, ponías cara de disgusto antes de rechazarme. Yo entendí... tu rechazo en el pasado. Después de todo, yo no era competente, y-y tú tenías gente con más talento a tu alrededor. ¡P-Pero ahora soy oficialmente un mago! ¡Y aún así te niegas a reconocerme!

— ¡Eso no es verdad! — replicó Riftan —. ¡Si no te hubiera reconocido como mago, nunca te habría permitido venir a esta tierra maldita! ¡Tú no tienes ni idea! Ni idea de lo difícil que es para mí verte morir de hambre, durmiendo en la tierra, temblando de frío. Me sentí miserable, pero guardé silencio. ¡Tuve que hacer acopio de toda mi paciencia para no entrometerme! — Los músculos de su ancho cuello se crisparon al escupir cada palabra —. Lo único que quiero es que mi mujer tenga una vida más fácil. ¡Mi mayor deseo es abandonar este lugar traicionero de una vez! ¿Es eso un pecado?

— Y-Yo no quiero esconderme sola. Vivir cómodamente mientras tú... ¿No ves que me preocupo por ti mucho más que tú por mí? ¿Cómo podría irme... sabiendo que mi marido está en peligro?

Sus palabras resonaron en el aire. Una expresión extraña retorció los rasgos de Riftan, como si no pudiera comprender por qué alguien se preocuparía tanto por él.

Se le ocurrió que tal vez ése era el meollo de sus problemas. Sin nadie que lo protegiera o cuidara, Riftan siempre había tenido que valerse por sí mismo. Incluso alguien tan ignorante de los asuntos mundanos como Maxi podía imaginar el tipo de trato que habría recibido al crecer como huérfano de sangre mestiza. Y a medida que crecía, la probabilidad de que algún alma bondadosa lo tomara bajo su protección se reducía cada vez más.

La idea de que alguien se preocupara por su bienestar le resultaba incomprensible. Ignoraba lo mucho que ella se preocupaba por él, por su seguridad y su felicidad. En cuanto se dio cuenta de ello, toda la lucha se agotó en ella.

— ¿Tienes alguna idea... de lo preocupada que estaba cuando no volviste? — murmuró.

— He sobrevivido a campañas mucho más peligrosas que ésta — murmuró Riftan, frunciendo las cejas con auténtico desconcierto —. Semejante preocupación es casi un insulto para un caballero.

La confusión de Riftan sólo hizo que su temperamento se encendiera de nuevo. Estaba a punto de gritarle cuando alguien se aclaró la garganta. Al girar la cabeza, vio que Ruth los miraba con exasperación.

— Les sugiero que pospongan la segunda contienda para más adelante, antes de que se pongan aún más en evidencia. Podemos oírlos desde la cueva.

Al darse cuenta de que había estado gritando con todas sus fuerzas, las mejillas de Maxi se pusieron rojas. Ignorando el hecho de que su cara era ahora un faro de vergüenza, apartó a Riftan con fingida despreocupación para recoger la olla que se le había caído. La llenó rápidamente de nieve y se fue corriendo.

Debajo del Roble ~ Libro 08 [Temporada dos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora