Jazz

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Louis no lo va a negar.

Le encanta beber, ir de fiesta y bailar como si nadie lo estuviera mirando.

Adora fumar en ocasiones especiales y apostar cantidades ridículamente altas en el casino, pero también disfruta de sus momentos tranquilos.

Le fascina beber mientras escucha jazz en algún bar elegante.

Y, por supuesto, Harry siempre lo acompaña.

"¡Ya llegué, Hazz!" Louis anuncia su presencia como si fuera lo más normal del mundo, aunque ha entrado al departamento y al cuarto de Harry con la confianza de quien lo considera propio.

"Dame un minuto," responde la ronca voz de Harry desde el vestidor.

Louis tiene unas ganas tremendas de lanzarse sobre la cama de Harry y revolcarse en las sábanas como un cachorro, pero lleva una camisa de tirantes y unos pantalones demasiado finos como para arrugarlos en su momento de espontaneidad. Así que, suspirando, se conforma con dejarse caer en uno de los sillones del inmenso cuarto, con su móvil en mano.

Empieza a teclear tonterías en el grupo de amigos, enviando memes sin pensar mucho. Nada del otro mundo, pero lo mantiene entretenido.

Harry sale del vestidor unos segundos después, riendo mientras revisa su móvil. "¿En serio, Louis? ¿Ese meme? Es tan estúpido que hasta tiene gracia."

Louis apenas puede recordar qué meme mandó o de qué se trataba. Porque en ese momento, lo único en su mente es lo increíblemente atractivo que se ve Harry.

Harry está impecable, con un blazer negro ajustado sobre una camiseta blanca básica y unos pantalones negros que parecen hechos a su medida. Un look sencillo, pero que en él luce como alta costura.

Louis silba con admiración, exagerando como siempre. "¡Vaya, pero qué espectáculo! Eres tan jodidamente perfecto que cada vez que te veo solo quiero que me folles hasta que olvide mi propio nombre"

"Eres un guarro." Harry se queja, pero su sonrisa lo traiciona, brillando con encanto.

"Y tú eres ridículamente guapo." Louis le guiña un ojo con descaro, poniendo todo su esfuerzo en sonar casual.

Harry se lame los labios con un gesto lento y deliberado, evaluándolo con la mirada desde la cabeza hasta los pies. "Tú te ves aún más hermoso."

"Ya lo sé. Te vas a tener que acostumbrar," responde Louis con un aire despreocupado, agitando la mano en el aire como si nada, aunque el rubor en sus mejillas delata lo que realmente siente.

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Harry conocía al dueño del bar, lo que les aseguraba la mejor mesa del lugar. Cerca del escenario y a un paso del bar, donde podían ir y venir sin la necesidad de esperar a la mesera. Era perfecto: whisky en mano, la vista directa al escenario y esa libertad que siempre les gustaba disfrutar.

Todo parecía igual que siempre. Habían hecho esto cientos de veces desde que se conocieron, pero esta vez... algo era diferente, casi como si la atmósfera entre ellos hubiese cambiado, volviéndose más eléctrica.

Harry se recostó en su silla, observando a Louis como si lo viera por primera vez, aunque eso no era del todo cierto.

"Siempre que te veo noto algo nuevo en tu cara," comentó Harry, su tono ligeramente juguetón mientras acariciaba el rostro de Louis, sus dedos trazando el contorno de una sonrisa perezosa. "Tienes lunares al costado de tu sonrisa."

Louis ronroneó como un gato mimado, inclinándose un poco hacia la mano de Harry. "Sí, tengo muchos."

"¿Y pecas?" Harry lo miró con una inocencia demasiado calculada.

No JudgementWhere stories live. Discover now