Protección

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Louis se quitó la ropa y se colocó el traje de baño que había comprado para la ocasión.

No era el mismo de la foto que le había enviado a Harry, pero sabía que, de todos modos, iba a dejarlo de rodillas.

"Estoy en los vestidores por si quieres venir," escribió a Harry mientras se miraba al espejo, dudando si ponerse el sarong o no.

Al final, decidió no ponérselo y se peinó el cabello hacia atrás, soltándolo con un toque despreocupado, los lentes de sol —que eran de Harry pero que ahora sentía como suyos— sujetando su cabello.

"Estaré ahí en segundos," respondió Harry al mensaje, y Louis sonrió emocionado.

Salió de los vestidores con una sonrisa que iluminaba su rostro.

La sonrisa se mantuvo mientras alguien le tomaba la cintura, y Louis, convencido de que era Harry, giró con un brillo travieso en los ojos.

"Alf-." Pero su expresión se desvaneció de inmediato cuando se dio cuenta de que no era Harry.

Frente a él estaba un alfa mayor, con más pelo en el pecho que en la cabeza. Su mirada estaba vidriosa, pupilas dilatadas, y el aroma que lo envolvía era fuerte, cargado de excitación.

Louis tragó saliva, el corazón acelerándose cuando el hombre gruñó, acercándolo aún más, lo suficiente como para que pudiera sentir el bulto en los pantalones del desconocido presionando contra su estómago.

"Suélteme." Louis intentó retroceder, pero el agarre era firme.

Cada músculo de su cuerpo se tensó, los segundos alargándose como si el tiempo hubiera ralentizado.

Sabía que no debía mostrar miedo, pero su mente estaba en blanco, buscando desesperadamente una salida.

Justo en ese momento, una sombra apareció a su lado. Harry.

..................

Al otro lado del club, Harry se ajusta el short de baño que sabe perfectamente que vuelve loco a Louis.

El tejido se ciñe a su cuerpo, destacando su trasero y el bulto en sus pantalones de manera descarada.

Se pasa la mano por el cabello, acomodando cada mechón con precisión, y se coloca unas gafas oscuras que ocultan la intensidad de su mirada.

Deja sus pertenencias para que sus guardaespaldas las recojan más tarde, y camina con determinación hacia los vestidores de omegas.

Su postura, relajada y calculada, cambia de inmediato al notar algo inusual. El tumulto en la distancia lo alerta.

Al llegar, su mirada se oscurece cuando ve a un alfa sujetando a su omega, Louis, cuya expresión de miedo lo detona.

Los suaves iris verdes de Harry se transforman en un dorado depredador, su control manteniéndose en la superficie mientras la furia acecha, lista para estallar.

Louis solloza de nuevo, luchando por liberarse mientras el alfa insiste en acercarse a su cuello, intentando meter la nariz en su glándula aromática.

"Te dije que me sueltes," gruñe Louis, golpeando el pecho del alfa. Pero su atacante solo refuerza el agarre en su cintura, deleitándose en la resistencia.

Un gruñido bajo y aterrador rompe el aire. Harry.

La voz de Harry retumba en el espacio, gélida y letal. "Si le haces daño a mi omega, responderás directamente ante mí. Y cualquier cosa que te haga no será juzgada, ¿entiendes? Mi inmunidad diplomática cubre más de 46 países, incluyendo Inglaterra."

Harry sonríe, pero su sonrisa es una advertencia mortal.

Deja que su lengua se deslice lentamente sobre sus colmillos, mostrando su verdadera naturaleza, la amenaza implícita en cada palabra.

El alfa vacila, una sombra de duda cruzando su rostro, pero su orgullo lo mantiene firme. "¿Crees que voy a temerte? No conozco el miedo. Mucho menos por un niño." Escupe con desdén, sin darse cuenta del peligro que acecha.

Harry ladea la cabeza, su sonrisa se vuelve aún más oscura, más macabra.

Los ojos de Louis se agrandan al ver esa transformación en Harry: tan calmado y pacífico en apariencia, pero sus ojos dorados son los de una bestia calculadora, lista para atacar.

"Tal vez el miedo no esté en tu vocabulario," murmura Harry, con una suavidad peligrosa. "Pero está en tus ojos."

El aire se electrifica, cada segundo una cuenta regresiva silenciosa hacia el desastre.

Sin previo aviso, Harry emite un gruñido bajo y primitivo, un sonido que retumba en las paredes y paraliza el cuerpo del alfa.

El alfa suelta a Louis de inmediato, pero es demasiado tarde. En un parpadeo, Harry ya está sobre él, sus colmillos hundiéndose en el cuello de su presa con una precisión letal.

El alfa, que se jactaba de no conocer el miedo, suelta un grito ahogado mientras su cuerpo se tensa bajo el peso de Harry.

La sangre empieza a manar, el aire cargándose con el aroma metálico que impregna cada rincón.

Harry no tiene prisa. Mantiene la mordida firme, disfrutando del control absoluto. El gruñido que emite desde lo profundo de su pecho es un recordatorio de lo que sucede cuando alguien osa desafiarlo.

Louis observa la escena, paralizado, con una mezcla de alivio y terror al ver esta parte de Harry desatada.

Con un movimiento lento y calculado, Harry retira sus colmillos del cuello del alfa, dejando una marca profunda y sangrante. Se inclina hacia su oído, su voz baja, mortal.

"Este es un aviso. Si vuelves a tocar lo que es mío, no me detendré en el cuello la próxima vez."

El alfa, temblando y jadeante, no se atreve a levantar la mirada.

La sangre aún escurre de la herida mientras se tambalea para alejarse, derrotado y humillado.

Harry se endereza, imperturbable. Se limpia los labios con el dorso de la mano antes de voltear hacia Louis.

Sus ojos dorados, aún encendidos, se suavizan apenas al encontrar la mirada de su omega.

Hay una promesa silenciosa, un juramento que siempre lo protegerá.

"¿Estás bien?" pregunta Harry con una voz suave y llena de preocupación, aunque ambos ya saben la respuesta.

Louis no responde con palabras. Sus labios tiemblan en un pequeño puchero, y sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas, incapaz de ocultar el impacto de lo que acaba de pasar.

Sin pensarlo dos veces, Harry lo levanta en sus brazos, sosteniéndolo al estilo nupcial, con una facilidad que refleja tanto su fuerza como el cuidado con que lo trata. "Mi bello omega," susurra, su voz ahora suave como una caricia, "todo está bien. Siempre estaré aquí para protegerte, príncipe. Mientras yo viva, nadie se atreverá a tocarte, ¿está bien, mi amor?"

La dureza que había en sus ojos dorados se disuelve por completo mientras mira a Louis, ahora con una expresión llena de amor, sus ojos brillando con una ternura infinita. Con cada paso que da, llevándolo a un lugar más tranquilo, Harry no suelta a su omega ni un segundo.

Louis se acurruca en su cuello, susurrando un suave gemido de alivio mientras asiente. Se siente seguro, protegido en esos brazos que nunca permitirían que le ocurriera ningún mal. Su respiración se calma poco a poco, encontrando paz en el calor del pecho de Harry.

"Te amo tanto," murmura Harry, sus labios rozando la frente de Louis con delicadeza. "Eres mi regalo, mi destino, y mi corazón. Nunca te dejaré." Las palabras fluyen con sinceridad, envolviendo a Louis en una calidez que disipa el miedo que había sentido momentos antes.

Louis cierra los ojos lentamente, confiado en que, mientras esté en los brazos de Harry, nada malo podrá alcanzarlo.

No JudgementWhere stories live. Discover now