Momentos

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En pocos días se cumplirían dos meses desde que Harry y Louis se conocieran por primera vez.

Desde ese instante, habían sido inseparables, como si el destino hubiera dispuesto que sus vidas, tan diferentes pero perfectamente complementarias, se entrelazaran.

Eran como dos piezas de un rompecabezas que, al unirse, encontraban su verdadera forma.

"Me gustan mucho las flores, pero más los girasoles", dijo Louis, con una sonrisa suave en medio del campo de girasoles.

El sol bañaba su rostro con una luz dorada, haciendo que sus ojos brillaran con una calidez que hacía eco en la paz del momento.

Harry, observándolo con una ternura infinita, se acercó un poco más. "Sabes... tú eres como un girasol", dijo, su voz suave y llena de cariño. "Siempre buscando la luz, lleno de vida, hermoso... y brillante."

Louis bajó la mirada un segundo, sintiendo un calor dulce extenderse por su pecho.

Pero cuando Harry lo miró, esa sonrisa tan especial, la que reservaba solo para él, lo hizo enrojecer levemente.

Sus mejillas tomaron un tono rosado, y por un instante, Louis sintió que el mundo entero se detenía solo para ellos dos, bajo el cielo infinito.

"Y sobre todo, me haces sentir como si siempre tuviera el sol conmigo", continuó Harry, inclinándose para rozar con delicadeza el dorso de la mano de Louis, como si el simple toque fuera demasiado precioso para apresurarse. "No hay nada más hermoso que verte brillar así."

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"¿Qué hacemos aquí?" Louis preguntó, pero su sonrisa se iluminó de emoción cuando Harry lo bajó de su espalda en medio del campo de girasoles.

"Primero..." Harry sacó del bolsillo de su blazer blanco un girasol de plástico y se lo entregó a Louis, acompañado de una sonrisa que resaltaba sus hoyuelos. "Esto es para ti."

"¿Por qué de plástico?" Louis rió suavemente, mientras Harry se inclinaba para arrancar un par de girasoles y comenzar a tejer una corona de flores.

Las manos de Harry, aunque grandes y fuertes, tenían la suavidad para crear con delicadeza y amor. Cada movimiento revelaba una ternura infinita, capaz de hacer cosas hermosas.

"Cuando este se marchite, yo dejaré de amarte", murmuró Harry mientras colocaba la corona en la cabeza de Louis con una atención casi reverente, y luego besaba su frente con suavidad.

"Te amo mucho, Hazz", dijo Louis, colgándose del cuello de su alfa, que lo abrazó con fuerza por la cintura, envolviéndolo en ese calor familiar. "Pero, ¿qué hacemos aquí?"

"Aquí, señor Tomlinson, fue donde, al mirar tus lindos ojos..." Harry le pinchó la nariz, provocando una risa encantadora en su omega. "Sentí algo inexplicable... y me enamoré." Terminó con una sonrisa suave y brillante.

Louis suspiró, con los ojos llenos de luz, mirándolo con un cariño que no necesitaba más palabras.

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"Oigan, iré a la biblioteca, ¿vienen conmigo?" Louis les hizo una mirada de cachorrito a Aiden y Nigel, pero ambos negaron con una sonrisa.

"Yo voy." La voz de Harry llegó por detrás de él, y antes de que pudiera reaccionar, Harry sopló suavemente en su oído, haciéndolo saltar.

Louis, con el corazón acelerado, no dudó en darle tres golpes juguetones en el estómago. "¡Hijo de puta!"

Harry solo se reía, fingiendo dramatismo mientras se sobaba el estómago. "Me lo merecía, lo admito."

No JudgementWhere stories live. Discover now