Juego

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Harry y Louis se habían librado de la cena con Hannibal y Will con una excusa elegante.

Harry había fingido sentirse indispuesto, y aunque Hannibal había levantado una ceja inquisitiva, ambos habían accedido amablemente a posponer la comida.

Ahora, estaban de camino de vuelta a la casa de Louis, con Harry al volante del Mercedes de Louis y este último en el asiento del copiloto, los brazos cruzados y un puchero decorando sus labios mientras miraba por la ventana.

El silencio en el auto era inusual. Muy raro, especialmente con Louis, quien normalmente no se quedaba callado ni aunque le pagaras.

Harry, siempre atento, decidió romper el hielo. "Cariño, ¿estás molesto?" preguntó suavemente.

Nada. Louis simplemente jugaba con sus dedos, ignorándolo deliberadamente.

Harry suspiró y le puso una mano en el muslo, dándole un ligero apretón. "Sabes que solo estaba bromeando ahí, ¿verdad?"

Louis sorbió por la nariz, claramente ofendido. Ay no, está en modo drama completo, pensó Harry, sin saber si reír o preocuparse.

Al final, no lo soportó más y estacionó el coche en una calle tranquila. Sin previo aviso, se inclinó hacia Louis, lo levantó de la cintura y lo colocó con firmeza en su regazo. Louis soltó un pequeño grito de sorpresa, pero no opuso resistencia.

Harry tomó su rostro entre las manos, obligándolo a mirarlo directamente a los ojos. Su corazón se encogió al ver los brillantes ojos azules de Louis llenos de lágrimas que claramente no eran de felicidad. No como deberían ser.

"Eres el único omega que quiero en mi vida, Lou. No tienes por qué llorar," dijo Harry, con una voz dulce, acariciándole las mejillas con los pulgares.

Louis acentuó su puchero de manera teatral, y dos lágrimas rodaron por sus mejillas. "Hazz..."

"Mi amor," murmuró Harry, pegando su frente a la de él y rozando sus narices con suavidad, "No llores, no por mí. Corazón, eres lo más importante que tengo. Nadie cambiará eso."

Louis soltó una risa entrecortada, sorbiendo de nuevo mientras las lágrimas aún corrían por su rostro. "Es tu culpa," dijo con un tono quejumbroso pero juguetón.

Harry sonrió, aliviado al ver que su Louis empezaba a relajarse. "Lo sé, soy un imbécil. Las bromas no son lo mío y no volveré a hacerlo. ¿Me perdonas?"

Louis lo miró, fingiendo estar pensativo, como si realmente estuviera considerando su respuesta.

De repente, Harry lo bajó de su regazo y dijo: "Bájate."

Louis lo miró, confundido, pero obedeció y salió del coche. Antes de que pudiera protestar o preguntar qué estaba pasando, Harry salió también, y para sorpresa de Louis, se arrodilló frente a él, con una expresión que mezclaba arrepentimiento y diversión.

"¿Me perdonas?" repitió Harry, sus ojos verdes brillando con esa chispa traviesa que Louis tanto amaba.

Louis se echó a reír. "Eres un tonto. Levántate, claro que te perdono."

Harry suspiró exageradamente, como si se le hubiera quitado un gran peso de encima, y se levantó para besarle la frente.

"¿Helado de disculpas?" preguntó Harry, esbozando esa sonrisa irresistible que sabía que siempre desarmaba a Louis.

"Helado de disculpas suena bien," respondió Louis, sonriendo finalmente, mientras lo tomaba de la mano.

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Días después.

"¿A qué se debe el milagro de la ausencia de Harry? ¿Por fin lo domaste o escapó?"

No JudgementWhere stories live. Discover now