Capítulo dieciocho: Siguiente paso.

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Apenas llegaron a su mansión, Sergio se fue muy enojado hasta su cuarto, ni siquiera espero a que Max le abriera la puerta de la camioneta, mucho menos le ayudó a él a bajar la maleta pequeña que habían llevado, y tampoco le había prestado atención a Oliver para mostrarle la casa o siquiera la habitación que le habían acondicionado al pequeño alfa.

- ¿Qué le hiciste, Max? -preguntó molesto Oliver también. El rubio rodó los ojos, no por ser grosero, sino realmente hastiado por una situación tan estúpida que se había salido de sus manos cuando él trató de evitarlo.

- ¿Viste a la omega delgada, castaña y ojo verde que salió del despacho de Carlos? -Oliver asintió-. Bien, ella es mi ex, si se podría decir así. Tú sabes, mientras somos jóvenes también somos calientes e idiotas, no ponemos mucha atención con quien nos relacionamos, yo era un tonto niño de veinte años, duré con ella hasta los veintidós... En fin, a pesar de que traté de sacarle la vuelta, me abrazó, me besó en la mejilla y me dijo "Maxiiiiii" enfrente de Sergio, y al parecer tu hermano es celoso y posesivo.

- Si le correspondiste hasta yo me enojaba.

- No, desde que estábamos en el despacho de Carlos le dije que no me dijera "Maxi", salí casi huyendo de ahí para llevarme a Sergio al baño y evitarla pero no alcancé, además no correspondí ni a su abrazo ni a su beso, pero mira a tu hermano, está enojadísimo conmigo. Ahorita ya se ha de haber encerrado en el cuarto y para que me deje entrar, difícil. De haber sabido que esto pasaría no mando a arreglar su puerta después del día en que discutimos por lo de Paola, no pienso tumbarla nuevamente -comentó Max. Oliver lo miró seriamente sin decir nada, ayudándolo a bajar la pequeña maleta, además de unas armas que le había entregado Carlos al rubio para mantenerlas guardadas y protegidas. Colgó tres de ellas en su hombro y ayudó al rubio a colgarse tres más, cerrando la cajuela de la camioneta y caminando hasta dentro de la mansión. Max entregó las llaves a Liam, quién estaba nuevamente apoyando a cubrir el área de la puerta principal y después iría a acomodar la camioneta en la cochera.

- ¿Y si le pides disculpas de otra forma? No sé, rosas, chocolates, cosas románticas y cursis de ese tipo. Luego te lo coges -dijo Oliver. Max lo miró extrañado, en España "coger" es tomar, así que no halló sentido a las palabras.

- ¿Que lo "coja"? O sea lo agarro y le hago una llave de lucha, ¿o cómo? -Oliver carcajeó ante las palabras de Max, quién también reía y luego se puso serio-. Ni se te ocurra decirle que dije eso porque luego me mata, es mexicano, ellos traen el box y la lucha en la sangre, a pesar de que está tan pequeño me da miedo. ¿Qué es coger?

- Follar, Max, en México le dicen coger... Bueno, le dicen de muchas maneras, pero la más conocida es esa -explicó Ollie. Max se quedó pensando un buen rato, pero el pequeño alfa volvió a hablar-. No, conmigo aquí no por favor, no quiero escucharlos.

- No, no estaba pensando eso, Oliver, realmente no tiene que perdonarme nada porque NO HICE NADA, pero si tengo que acercarme y pedirle que me disculpe, lo hago. Sólo que, no soy una persona romántica, Ollie, al menos no que yo sepa. ¿Le gustan las flores? ¿Los chocolates? Nunca le he preguntado eso. ¿QUÉ HAGO? -el rubio tomó los hombros del castaño y lo sacudió fuertemente en medio de su desesperación. Oliver volvió a carcajearse, ahora le gustaba la idea de convivir con Max, era serio y todo, pero en ese tipo de casos era muy divertido. Además, ver al rubio sufrir por la forma de ignorarlo de Sergio le parecía gracioso.

- No sé, Max, soy su hermano, no su alfa que quiere cortejarlo -el castaño se giró para dejar a Max solo, pero el suspiró que soltó el rubio lo hizo sentir una especie de empatía. Realmente quería ese hombre a su hermano, y claro que Oliver sabía de los gustos de Sergio. Volvió a girarse, tomando el hombro de Max, quién lo vio directamente a los ojos, demostrando en los suyos una pizca de esperanza-. Los chocolates no son su gusto más fuerte, Max, creo que prefiere la comida muy por encima, específicamente chilaquiles y enchiladas. Sus flores favoritas son los tulipanes, pero le gusta mucho también un tipo de flor que llaman gerbera, quizá podrías conseguir que te hagan un ramo mezclando ambas, y muy importante, no se te ocurra darle rosas, las odia, bueno, no las odia pero no le traen buenos recuerdos, menos las rosas rojas, todavía te aceptará amarillas, o blancas -el rubio asentía mientras miraba atentamente a Oliver hablar, haciendo una nota mental de todo lo que el castaño le decía-. Si vas a hacerle algo de comer, tienes que hacerlo tú, nada de contratar a otra gente, es un detalle que apreciará mucho. Eeeeeh, ah, y le gusta el helado, mucho, y más si es de vainilla, pero le gustan con forma de remolino, sobretodo si es doble.

El Guardián de mi Libertad  | ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora