Nattawin sintió una punzada de irritación en el pecho. Siempre era igual, mile tenía aquel efecto en la gente. Cuando se conocieron, el se metía con él. Se
suponía que Nattawin, el mago, debía ser el centro de atención, pero mile exudaba una mezcla de poder, belleza y vitalidad que creaba un campo de atracción
irresistible a su alrededor.
Se le debía de notar en la cara, porque cuando Mile levantó la taza de café se detuvo a medio camino.-¿Hay algún problema con el café? Puedo devolverlo si quieres.
Nattawin sacudió la cabeza con desesperación.
-Sé que debe de ser difícil para ti desconectar del trabajo, pero este no es uno de tus hoteles.
Mile se reclinó en el asiento y alzó la copa a los labios sin dejar de mirarlo.-Lo cierto es que sí lo es -afirmó-. Es el primero de una nueva línea que estamos probando. Elegancia tradicional y una sostenibilidad impecable.
Maldiciéndose a sí mismo, a mile y a Elliot por no haber sido capaz de organizar su horario, Nattawin se incorporó.
-Siéntate -le pidió Mile..... Sus miradas se encontraron.
-No quiero..No me des órdenes.
-¿Por qué? ¿Te da miedo lo que pueda pasar si lo haces?
«¿Se lo daba?».Nattawin sintió que el calor se extendía por su cuerpo y de pronto se sintió mareado. En el pasado estuvo entregado a él. Era todo lo que había deseado
en un amante y en un hombre. Al sentirse atrapado en la brillante oscuridad de su mirada se había sentido deseado. Y ahora, cuando el calor se extendía
hacia fuera, se veía obligado a aceptar de nuevo que, aunque le odiara, su cuerpo seguía reaccionando a él del mismo modo, ajeno a la lógica e incluso al más mínimo instinto de conservación.Horrorizado por la revelación de su continua vulnerabilidad, o tal vez de su estupidez, Nattawin alzó la barbilla, entornó los ojos y tensó los músculos como
si se estuviera preparando para el combate.-Yo no tengo miedo, pero tú deberías. A no ser que te guste llevar el traje con manchas de café.
Los oscuros ojos de Aristo brillaron traviesos.
-Si quieres que me desnude no tienes más que decirlo.
Mile era increíble e injusto al hacer aquella referencia tan obvia a su pasado sexual. Pero a pesar de la rabia, Nattawin sintió una punzada de deseo. Igual que
aquella noche cuatro años atrás, cuando su cuerpo lo traicionó. Le dio un vuelco el corazón. ¿Cómo pudo permitir que pasara algo así? Tan solo unas horas antes estaban discutiendo sobre el divorcio.Nattawin sabía que no lo amaba y sin embargo se había acostado con él. Pero nunca podría lamentar completamente su estupidez porque aquella noche había concebido a George. Miró fijamente a Mile.
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Magia ,Deseo Y Mentiras
Roman d'amour¡Mile haría cualquier cosa con tal de estar con su hijo! Cuando Teddie se dio cuenta de que estaba embarazada, su turbulento matrimonio con el magnate hotelero Mile Leonidas ya había terminado. A partir de aquel momento guardó celosamente el secr...