Capitulo 🎩 31

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para desvelar la profundidad de sus sentimientos.
Pero en aquel momento tenía que concentrarse en su próximo espectáculo. Nunca le entraba pánico escénico la noche del estreno, pero los días anteriores a una actuación se ponía muy nerviosa. Y no había tocado un mazo de cartas desde hacía casi dos semanas.
Por suerte, se había llevado un par de barajas, así que dejó a George y a Mile construyendo un elaborado castillo de arena en la playa y regresó a la villa para
ensayar su habitual repertorio de trucos. Había necesitado cinco años para perfeccionar algunos de ellos.
Como de costumbre, perdió la noción del tiempo y, cuando escuchó el sonido de la motora de Dinos, que regresaba de su trayecto habitual al mercado, se dio
cuenta de que llevaba mucho rato practicando. Guardó las cartas y corrió hacia la playa.

-Lo siento -dijo casi sin aliento-, no me he dado cuenta de lo tarde que era.

-¡Mira lo que hemos hecho, mamá!

George agarró a Nattawin de la mano y lo llevó hacia donde estaba Mile, sonriendo al lado de un gigantesco castillo de arena.

-¡Vaya, es increíble! Creo que es el mejor castillo de arena que he visto en mi vida

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-¡Vaya, es increíble! Creo que es el mejor castillo de arena que he visto en mi vida. ¿Por qué no le hacemos una foto?
Mile sacó el teléfono y dio un paso atrás sonriendo. Se llevó la mano a los ojos para protegerse del sol y en aquel momento vibró el móvil.

-Un momento -frunció el ceño mirando la pantalla-. Tengo que contestar esta llamada.

Nattawin observó confuso cómo se llevaba el móvil a la oreja.

-¿Qué? -exclamó él con tono tenso-. ¿Puedes explicarme cómo ha podido pasar esto? -empezó a caminar sin mirar atrás.

-Mamá, ¿dónde va papá? -preguntó George mirando a su padre con incertidumbre.

-Está hablando con alguien, pero enseguida viene -se apresuró a decir el.

Pero, cinco minutos más tarde, Aristo seguía hablando.
Nattawin trató de distraer a su hijo mientras miraba a mile por el rabillo del ojo. Seguía hablando y dando vueltas en círculo.
Estaba claro que se trataba de una llamada de trabajo, a juzgar por la frustración de su tono de voz había algún problema... pero ¿en realidad era tan urgente?

Tras otros cinco minutos, Nattawin se llevó a un reacio George de regreso a la villa con la promesa de que su padre no olvidaría hacerle una foto al castillo de arena.
Miró a la playa desde el ventanal del salón y sintió cómo empezaba a surgirle la frustración. Pero Mile era el director de una empresa multinacional y no podía reprocharle una llamada de teléfono por muy larga que fuera. Ella tenía la suerte de que Elliot se encargara de cualquier potencial problema laboral que pudiera surgir. Mile seguía dando vueltas por la arena. Estaba claro que no se trataba de una conversación alegre, pero seguramente una buena taza de café ayudaría a mejorar su humor. Nattawin estaba a punto de dirigirse a la cocina cuando lo vio volver de la playa a toda prisa con el teléfono todavía pegado al oído.

Magia ,Deseo Y MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora