Capitulo🎩 12

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Fue como si el aire se estancara, como contener el aliento, y cuando alzó la vista encontró a mile mirándolo tan fijamente que por un instante se olvidó de
dónde estaba. Se revolvió en el asiento sin poder evitarlo.

-¿Y qué sugieres?

Era una pregunta bastante directa, y la expresión de Mile resultaba completamente inocente, pero había algo en sus ojos que hizo que se le tensara el cuerpo.

-He pensado que podríamos encontrarnos en un parque -dijo esperanzado-. A George le encantan los columpios y hay uno muy agradable justo al final de la calle.

Sintió que se le aceleraba el pulso cuando Aristo sacudió suavemente la Cabeza

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Sintió que se le aceleraba el pulso cuando Aristo sacudió suavemente la Cabeza.

-Estaba pensando en algo más que ir a los columpios. ¿Qué te parece si llevas a George al apartamento durante un fin de semana? Así tendremos más tiempo y espacio de sobra. Y, desde luego, está la piscina -alzó la oscura mirada hacia la suya-. ¿Le has enseñado a nadar?

-Sí, por supuesto. Pero...

-Genial, entonces estamos de acuerdo -mile sonrió todavía más. Teddie sacudió la cabeza.

-No, Mile. No estamos de acuerdo -apretó los dientes. ¿Cómo se le había ocurrido pensar que eso podría ser fácil?

-Entonces, iré yo a tu casa -afirmó él con frialdad.

Teddie estiró la espina dorsal

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Teddie estiró la espina dorsal. No quería que mile fuera a su apartamento, ni tampoco quería volver a la casa que una vez fue su hogar común, con todos los recuerdos de su pasado compartido.

-No creo que sea una buena idea -dijo a toda prisa tratando de poner un tono formal.

-¿No? Pero dices que quieres encontrar una solución, ¿verdad?.

Mile se reclinó hacia atrás y apoyó el brazo en la butaca. Nattawin sintió de pronto el deseo de tocarle la piel blanca, recorrer con la punta de los dedos el
músculo que había bajo la tela de la camisa.

-Sí... sí, por supuesto -apartó la mirada.

-Algo estable y sin complicaciones, creo que has dicho.

-Sí, eso es lo que quiero, pero... -Teddie volvió a mirarle con incertidumbre, preguntándose hacia dónde se dirigía exactamente aquella conversación.

-Entonces tenemos la solución delante de la cara.

-¿Qué quieres decir? -preguntó Nattawin con tono ronco.

Mile sonrió.

-¿No es obvio? Tenemos que casarnos.

Los pulmones se le quedaron sin aire. Nattawin lo miró como bajo una neblina, el corazón le latía con tanta fuerza que le retumbaba en los oídos. Estaba mudo por el impacto, y no solo por la osadía y la arrogancia de sus palabras, sino por la oleada de calor que sentía por dentro.

¿Cómo podía sentir aquello? Su matrimonio había sido un desastre, y sin embargo podía sentir una parte de sí misma respondiendo con un ansia que lo sobrecogió.

Trató de ignorar la sensación de temblor en el estómago e hizo un esfuerzo por mirarlo a los ojos.

-Eso no tiene gracia, mile.

-Ni lo pretende -él lo miró impasible-. Si voy a ser una pieza permanente en la vida de George, entonces necesito serlo también en la tuya. El matrimonio es la solución más fácil. Nos casamos y George consigue un padre y una madre y una vida hogareña estable y sin complicaciones.
Nattawin le miraba sin dar crédito a lo que oía.

-¿Así es como recuerdas nuestro matrimonio, estable y sin complicaciones? -sintió ganas de reírse, pero no había nada ni remotamente gracioso allí, solo resultaba terriblemente familiar... porque esa era
exactamente la razón por la que se habían divorciado. Porque Mile daba por hecho un montón de cosas sin pararse a considerar el punto de vista de sus
sentimientos.

-No voy a casarme contigo... otra vez -puntualizó.

Mile echó la cabeza hacia atrás y lo miró a los ojos.

-¿Por qué no? No sería algo nuevo para ti.

Nattawin estaba boquiabierto.

-Y no funcionó -afirmó recalcando cada palabra.

La oscura mirada de mile le recorrió el rostro como una caricia.

-Funcionaba perfectamente, que yo recuerde.

-No me refiero a eso -murmuró ella-. Hablo de todo lo demás. Nada funcionó en nuestro matrimonio.

-No funcionó la última vez -aseguró mile quitándole importancia con un gesto-. Pero conocer los errores del pasado es crucial para llevar a cabo un mejor rendimiento, y esta vez vamos a operar desde una posición de experiencia, no de ignorancia.

Nattawin tuvo la sensación de que estaba presentándole un plan de negocios, no hablando de casarse.

-Esto no es una estrategia directiva -protestó con amargura-. Esta es mi vida, Mile.

-No, Teddie. Es la vida de nuestro hijo -afirmó él sin inmutarse-. Un hijo que no sabe quién soy. Un hijo para el que no he podido estar durante todo este tiempo. Lo único que quiero es compensarle por ello. Y para eso se va a necesitar algo más que un par de visitas a los columpios.

-Tienes razón. Lo siento.

Teddie se quedó observando su perfil y percibió el dolor bajo sus palabras. Sintió vergüenza. Hasta aquel momento no había considerado realmente los sentimientos de Aristo y eso no era justo. ¿Cómo se sentiría el en aquel
momento si la situación fuera al revés?

-Tal vez deberíamos irnos a algún lado. Así George y tú podríais pasar tiempo conociéndoos y nosotros podemos empezar a ser abiertos y sinceros el uno con el otro, porque esa es la única manera de que esto funcione.

Aquellas palabras le resonaron en el interior de la cabeza y durante un instante le costó trabajo creer que hubieran salido de su boca. Pero ya era demasiado tarde. Y, además, necesitaba saber si mile era capaz de ser el padre
que aseguraba querer ser.

-¿Quieres que nos casemos otra vez? -le espetó con crudeza-. Bien, pues veamos si somos capaces de pasar una semana juntos sin querer asesinarnos.

-O arrancarnos la ropa -aseguró él mirándolo fijamente.

Nattawin fue incapaz de hablar durante unos instantes. Finalmente fue capaz de levantar la barbilla y mirarlo a los ojos.

-Eso significará que te tomes tiempo libre del trabajo -trató sin conseguirlo de mantener un tono desafiante.
Hubo una pausa muy breve.

-¿Qué te parece la semana que viene? -preguntó Aristo-. Puedo arreglarlo sin problema. Y tengo una isla cerca de Grecia y un avión que nos puede llevar hasta allí.
Lo único que tienes que hacer es el equipaje....


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