Gisella
Recibí la llamada de mi madre solicitándome ir a verle. No dio detalles, asegurando que no era riesgoso, aunque sí importante. Tenía la necesidad de hablar conmigo antes de que, tomáramos una decisión.
Sin ser clara a qué tipo de decisión se refería y a quienes. Le mostré el mensaje a Jake y me pidió acudir, le rogó a su hermano que me acompañara. No pude negarme, la testarudez de Giles me lo impidió. Debo admitir, Patrick Mallory, resultó siendo mejor ser humano de lo que pensé la primera vez en que lo vi.
Aquel día no estaba en su mejor momento, nadie lo estaba.
En el instante en que irrumpió en el edificio de su padre, poseía la apariencia de un toro de lidia y toda la furia de uno. En aquel tiempo desconocía el motivo de su ira y temí por la integridad de Jaken. Era de público conocimiento que Patrick no gustaba de su hermano menor, mi miedo no era infundado.
Hoy, con todos los datos en mi cabeza y observando su figura avanzar hacia la salida con su sobrina en brazos, me doy cuenta de que Jake jamás estuvo en riesgo. La paciencia que tuvo para ganarse la confianza de Jackie, habló de lo excelente persona que era. Le ha costado ganarse su confianza, Alice, Malcolm y Luisa, no tuvieron el mismo problema. El enorme parecido con su padre ha tenido mucho que ver, en varias ocasiones ha sido pillada por su tío viéndolo con intriga.
Sus largas zancadas impiden seguirle el ritmo, ambos están distraídos en una conversación que resulta divertida a la vista y no han notado mi ausencia. Adorable la forma en que observa a su sobrina y finge entenderle, algunas palabras le resultan difícil de decir. Es al salir al exterior que nota mi ausencia, se detiene de forma brusca y me busca a los alrededores. Una vez sus ojos oscuros me ven, baja los hombros y se relaja.
—Me fue imposible seguirles el ritmo —me excuso —y Jackie tenía toda su atención.
—Me hablaba de la mascota de Borch —responde tomando la mano de mi hija — ¿Qué tan peligroso fue ese encuentro? —desea saber.
Un dato que no sé cómo responder, si bien, la posición del animal era de furia hacia Jackie, su aullido llegó a confundir. No conozco de animales, más allá de los gatos o perros que tuve en mi niñez como mascota. Sin embargo, ese gesto lo vi como miedo hacia mi hija.
—Pasó de la furia al miedo —su ceja se enarca, en una muestra clara de diversión — es la impresión que me dio.
—¿Antes o después de querer salir huyendo? —su cómica pregunta me hace sonreír y a él ver a su sobrina.
—Suena descabellado, pero es lo que me proyectó —le confieso —su nombre es Dante, tiene genes de lobo que se captan a simple vista—continuo.
—Me dice que es grande.
—Y negro —sigue diciendo Jackie —¿Verdad? —busca mi aceptación y afirmo, entre divertida y preocupada.
—¿Y aulló? —le pregunta volviendo a retomar la caminata, para mi alivio más lenta.
—Y sus ojos se iluminaron —posa sus manos en sus oídos y sacude la cabeza.
En respuesta, su tío toma sus manos y se las besa, ocasionando una risita en ella que acaba por hacerlo reír a carcajadas y ambos abrazados. Un gesto que me ratifica por enésima vez el error que cometí al dejar a un lado a Jaken cuando me enteré de mi embarazo.
—No voy a negar que tuve terror y pánico por la forma en que veía a Jackie. —comento una vez llegamos a su auto.
Un comportamiento que sus dueños describieron como extraño. Le narro lo que vivimos y soy escuchada en silencio. Antes de ser un adoptado era usado para peleas clandestinas. Fue rescatado agonizante por su dueño actual.
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Un príncipe Bastardo
RomanceJaken nunca imaginó lo que su curiosidad sobre su pasado pudiera traer a su vida, ciertamente Gisella, tampoco. Ninguno de los dos estaba preparado para lo que el destino les tenía deparado, ni los enemigos que surgieron con esas revelaciones. Él hu...