Capítulo 34

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"Mi último día en esta ciudad infernal", piensa Patrick con una sonrisa en los labios, y ajustando la corbata en su cuello. Volverá al campo, a sus animales, con su gente, respirará aire puro y los Sanders, serán solo un mal capítulo en su vida.

Sus padres opinan que este tiempo en la ciudad debía suceder en cualquier momento, aunque, no de la forma en que se hizo. Era necesario volver a la enorme urbe de New York y vivir en ella, para darle punto final a una época triste de su vida.

"—¿Cómo podrías decir que tu vida es Texas si no habías vivido en la ciudad? Ahora puedes decirlo, conoces las dos caras de la moneda." Le había dicho su madre cierta mañana en que el tema salió a colación en una llamada telefónica.

Hoy día puede decir con el pecho hinchado de orgullo que su hogar es el Mallory, un paraíso dispuesto solo para aquellos que, como él, buscan un territorio de paz con mucho verde y aire puro.

Mientras llega la hora de volver a casa, él y su esposa han decidido dividirse labores, de otra forma no les alcanzará el día. Luisa acompañará a Jaken y familia a la primera cita de control de embarazo de Gisella, de allí pasarán a la mansión, sitio en que han decidido vivir.

Patrick tiene como objetivo acompañar a Landon en su salida del hospital y servirle de chofer. No le ha dicho los sitios que visitará, al respecto solo le pidió traje formal. Al final de la jornada, Patrick, Luisa y su hijo visitarán por última vez a Ana, Lucía y Nikolái Borch, para extender sus agradecimientos.

Cuentan con trece horas para hacer ese recorrido. Ha decidido que ha tenido suficiente de New York. La lección ha sido aprendida, los resúmenes y el examen final pueden darlos rodeados de los suyos en Texas.

Unos pasos apresurados en el pasillo le hacen ver hacia la puerta cerrada. Toma el saco en sus manos y espera el explosivo ingreso de su esposa con su hijo, pero no sucede.

Con la vista fija en la puerta de madera, elimina la distancia que lo separa, pero esta se abre antes de que él se haga de picaporte. La imagen de su esposa, en vestido y zapatos delicados, no es algo que se vea todos los días, por lo que se permite deleitarse con esa perfecta imagen.

Sus ojos se posan en sus zapatillas de tacón medio color marfil y empiezan a subir por sus torneadas piernas. El escaneo pasa por sus caderas, aumentadas por el embarazo, su cintura, sus senos y acaba en su rostro. Luisa enarca una ceja al ver la mirada que le dirige su esposo y sonríe de manera traviesa.

—No se puede —le señala —, tienes que ir con Landon.

—Quince minutos tarde, no harán la diferencia —murmura con voz melosa, pero Luisa niega enérgica.

—Si quieres regresar a casa hoy, será mejor que lo olvides —le riñe cruzando sus brazos —. Nos hemos dividido. ¿Lo olvidas?

Por un momento quiso verse como alguien normal. Inspira y respira con violencia, acabando por afirmar. Deja en los labios de Luisa un casto e insultado beso, al tiempo que toma su mano y juntos bajan por las escaleras.

Encuentran a su hijo en los brazos del tío Gabriel. El pequeño Malcolm ha sido quien más ha disfrutado de estas largas vacaciones. La lista de brazos y mimos que ha tenido durante este tiempo es extensa. Es tan popular como su madre, un comportamiento que Patrick agradece.

Durante el embarazo de Luisa, tuvo el temor de que su hijo sacase su temperamento agresivo y testarudo. "Aún no puedes cantar victoria, eras igual a él a esa edad y ¡mírate!" La voz de su madre llega a él sacándole una sonrisa.

Un príncipe BastardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora