La noticia de la existencia de un perro peligroso en la casa Borch, causó controversia en los Mallory. Desde Patrick hasta Alice veían peligroso la presencia de la niña en la casa. Todos convinieron que lo mejor era vivir en el penhouse de Landon. Un sitio seguro, lejos de los curiosos y con visitas controladas.
No tuve otra opción más que aceptar, aunque una parte de mí no deseaba irse de esa casa, sin antes agradecerles y exponer mis motivos. Algo que se dio, cuando Patrick tuvo que hacerse cargo de un problema con su padre.
Esa fue la razón por la cual regresamos a con la señora Ana y su esposo. Al llegar a la casa, no había rastros de sus ocupantes o del perro. Nos recibieron los empleados con la noticia que habían acudido a una reunión familiar. Antes de partir, dieron la orden de servirnos la cena y atendernos.
La familia Borch, desconocían el carácter de Patrick, quien se aseguraba de que, al ingresar, necesitáramos lo menos posible de los ocupantes de la hermosa edificación. Se sentía incómodo por tanta atención y con una deuda que, ni con todo el dinero del mundo, lograría pagar.
Admiro mi figura en el espejo con la imagen de Jackie de fondo sobre la cama. Esta sentada en mitad de ella, sostiene sobre sus piernas el álbum y pasa las hojas con una sonrisa en los labios.
Me costó horas de persuasión para que lo dejara en casa. Desconozco los motivos por los cuales no le ha dicho la existencia de ese álbum a su padre, pero lo agradezco. En diez días es el cumpleaños de su padre y ese álbum hace parte de uno de sus regalos.
Esas páginas no reemplazan la hermosa experiencia que le negué al ocultarle mi embarazo, pero mitiga en mi interior el sentimiento de culpa. Jackie suele hablar sola al pasar las páginas y sonreír viendo algunas instantáneas. Hasta el momento no es un comportamiento que me inquiete, aunque no deja de intrigarme.
—¿Veré hoy a mi abuelo? —la pregunta de mi hija, viene acompañado del sonido de un mensaje recibido.
—Lo prometí.
Nuestras miradas se cruzan ayudadas por el reflejo del espejo. La de mi bebé llena de inocencia y una sonrisa traviesa, la mía cargada de angustia por desconocer lo que vendrá.
—¿Te acuerdas lo que te dijo papá de las promesas?
Guarda silencio un instante y segundos después afirma, con una sonrisa en los labios.
—Las promesas cumplidas, son hermosas aves viajeras de alto vuelo...
—Y pies fuertes—sigue por mi sonriente —¡Iremos! —finaliza segura y afirmo en respuesta tomando mi móvil.
Es un mensaje de texto del abogado de papá, Hunter ha solicitado una audiencia entre ambos, con la presencia de nuestros abogados. Un gesto que grita "Problemas" de esos que nos abundan últimamente. Digito una respuesta y guardo el móvil en mi bolsa.
—Jackie, linda es hora —le digo.
Su reacción me hace sonreír, cierra el pesado álbum y salta de la cama corriendo en mi dirección. La noche anterior, el acostumbrado cuento para dormir, fue reemplazado por nuestro itinerario en la casa Borch.
Ella no tenía permitido movilizarse por la casa, sin la presencia mía o de un adulto. Era la casa de Dante y como tal, somos nosotros los que debemos guardar distancia y no él. Por fortuna, entendió a la primera y no hubo que dar mayores explicaciones.
Desconozco si porque no las necesitara o no le interesaba estar en esta casa. Me inclino por lo segundo, Jackie conserva la esperanza de volver a casa y ver a domingo. Dos cosas que no podemos cumplirle, por esa razón, tanto su padre como yo, hemos evadido el tema, siempre que ella lo trae a colación.
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Un príncipe Bastardo
RomanceJaken nunca imaginó lo que su curiosidad sobre su pasado pudiera traer a su vida, ciertamente Gisella, tampoco. Ninguno de los dos estaba preparado para lo que el destino les tenía deparado, ni los enemigos que surgieron con esas revelaciones. Él hu...