Capítulo 27

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Tres años y ya se escapa cuando no se le da lo que desea ¿Debería preocuparme? Jackeline, parece haber sacado los mismos genes rebeldes de su madre. Le doy una última mirada a la figura de ambas, dormidas en mitad de la cama antes de cerrar la puerta.

Planeaba conocer a Nikolái Borch, admito que no de la forma en que lo hice. Es decir, con él, rescatando a mi hija de fugarse de los brazos de su madre. Un hombre de pocas palabras, estatura y porte intimidante y un comportamiento que gritaba peligro.

Su conducta en sitios cerrados y repleto de personas, era de total tensión. Mientras hablaba, mirada en todas las direcciones, si algo caía o un tono de voz era alto, reparaba todo el perímetro hasta hallarlo.

No, en definitiva, ese individuo no era un tipo común. Lo que me hace darle la razón a Patrick, Ana Lucia, no estaba en sus cabales cuando decidió unir su vida con un personaje como él.

Mamá y su esposo aseguraron que algo debió ver bueno en él que la hizo escogerlo. Patrick señalaba que la marcó el suceso con su ex prometido. Casarse con un personaje de tan alta peligrosidad le aseguraba una vida tranquila.

"—¿A qué precio? Espero que valga la pena el sacrificio." Fueron sus últimas palabras. Encuentro al motivo de mis cuestionamientos admirando la vista desde el balcón. Brazos cruzados y mirada perdida en el horizonte repleto de rascacielos y un firmamento teñido de un gris oscuro.

—Una manera extraña de conocernos ¿No le parece? —le pregunto al llegar hasta él.

—Yo le llamaría apropiado —corrige viendo por encima de su hombro —¿Cómo están?

—Dormidas, por fortuna —le lanzo una mirada fugaz y le encuentro sonriendo viendo a la nada —su presencia en ese lugar.

—Casualidad —me interrumpe —las que sigan no puedo prometer lo mismo. —finaliza viéndome fijamente. —dicen que usted es inocente ¿Qué tiene por decir?

—Que no soy tan bastardo o hijo de puta como le hubiera gustado a mi suegro. —sus labios esbozan lo más parecido a una sonrisa, que no alcanza a llegar a sus ojos.

—¿Sospechan de alguien? —insiste —la mujer que está en prisión y quien fingió ser su madre ¿Alguien más?

—No hay pruebas, solo teorías —confieso —Ivania y Mariana Sullivan. La esposa de Adrián y la madre de Hunter.

—¿Habla del gay? —afirmo y acaricia su mentón —Usted arruinó los planes de ver sus sueños realizados.

—¿Ver a su hijo como dueño y señor? —Sonríe y en esta ocasión un brillo se muestra en sus ojos.

—Hablaba de verlo convertido en hombre, casado con una mujer e hija —corrige —sospecho que sabía la condición de su hijo, me resulta difícil de creer que no lo hiciera.

—No tuve mucho contacto con él —confieso —era un tipo escurridizo, de comportamiento nervioso, pocas palabras, sometido a su madre, de pocos amigos. Confiaba ciegamente en su Chofer, el tipo era su guardaespaldas, ama de llaves, consejero...

Guardo silencio abruptamente y repito esa descripción en mi cabeza. Mi acompañante nota mi contrariedad me lanza una mirada mientras ingresa una mano en su pantalón sacudiendo su cabeza.

—Basta una duda para que toda verdad sea puesta a prueba —dice —solemos prestarle atención a lo que nos interesa y anulamos las de poca importancia. No importa con cuanta frecuencia pasen por nuestro lado, si no es relevante, será invisible a nuestros ojos.

—¿Habla por experiencia? —afirma en silencio —esa información no puede ser recibida en seco. —sonríe al escucharme y gira su cuerpo —Cerveza, whisky ¿Alguna otra cosa?

Un príncipe BastardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora