A VECES SI TE HE OLVIDADO

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EL MUNDO DE LOS HUMANOS

DIECIOCHO MESES ATRÁS




—Buenos días Señor Park —saludo al chico con una sonrisa que no sé de dónde diablos me ha salido.

—Buenos días ¿tu eres quien? —me ve serio, bloqueando mi estúpida niñería.

—Soy su nuevo conductor señor.

—¿Nuevo conductor es tu nombre?

¿Esto es un dejavu? ¿Es que esta vez sí funcionó el hechizo?

—No importa —me interrumpe— solo quiero aclararte algo para que no tengamos problemas en un futuro.

—Si, ya se que los guapos no te gustamos, pero es lo que hay Señor Park —digo recordando por qué no le agrado lo suficiente— pero soy un buen conductor y se que es un requisito indispensable para trabajar para ti, así que no tienes de qué preocuparte —respondo dejándolo impactado, me encanta ese gesto en su mirada.

—Soy Park Jimin, bienvenido a este trabajo, creo —dice pensativo.

—¿Lo llevo a la oficina o hacia la casa del miserable de su jefe? —digo con voz inocente.

Veo cómo se remueve incómodo de su asiento, me llega una energía de temor que de inmediato es reemplazada por enojo. Pero mantiene un silencio sepulcral.

—También podría acompañarlo por un café, creo que necesita un poco de cafeína en este momento ¿me equivoco?

—No, estás en lo correcto —dice en un susurro.

Busco su rostro por el retrovisor, el me está viendo fijo entrecerrando los ojos, sus ojos verdes son tan profundos que siento que me pierdo en ellos, me está interrogando en silencio, él quiere que le explique que sucede, pero no quiere decir una sola palabra. En realidad yo tampoco estoy muy seguro de que ha ocurrido.

—De acuerdo, raudo y veloz —digo con una carcajada.

—¿Raudo y veloz? —dice en voz baja y muy despacio— raudo y veloz —repite para sí mismo—¿¡Al infinito y más allá!?

—Raudo y veloz —respondo de nuevo.

—¿Agust? —dice mientras se acerca desde su asiento hasta mi rostro, me ve con ojos grandes e interrogantes, lo tengo frente a frente y solo tengo ganas de acercarme mas y plantarle un beso —pensé que eras un sueño— dice mas tranquilo— a veces mi mente hace jugadas extrañas, pensé que era una de esas veces.

Sonríe y regresa a su asiento.

—Acepto el café, pero yo invito, gracias por ayudarme a regresar a casa.

—¿Te sientes mejor?

—No lo sé, últimamente las cosas no han marchado bien, detesto depender de los medicamentos que me receta el terapeuta, pero al parecer no puedo darme el lujo de dejar de tomarlos.

—¿Estás enfermo?

Justo antes de responderme su móvil suena con insistencia y él se apresura a responder.

—Diga...el reporte está terminado...¿de nuevo hay que modificarlo? no tengo tiempo para comenzar de cero, adelantenlo ustedes y nos reuniremos para ajustar detalles...si por la noche, mi agenda está completamente llena por el día de hoy. Si. en el mismo lugar. Adiós.

—¿No crees que deberías descansar un poco más?

—Debo terminar ese reporte para poder ser libre —dice muy seguro— Agust creo que el café deberá ser para otro día, gracias por tu ayuda, es mejor que me lleves directo a la oficina, me movilizarse con mi auto, si requiero de tu ayuda te llamare, pero pienso que no sera así. Gracias de nuevo.

Memorias Perdidas (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora