Sawamura Daichi

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Cuando eres joven —y conoces poco de la vida—, sueles tener el sueño de convertirte en un adulto lo más rápido posible para poder hacer todo lo que quieras

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Cuando eres joven —y conoces poco de la vida—, sueles tener el sueño de convertirte en un adulto lo más rápido posible para poder hacer todo lo que quieras.

En la mente de un niño o adolescente, aquello suena de lo más fabuloso, poder ir a fiestas, empezar a beber sin tener represalias con la ley, viajar a donde quieras, tener un gran departamento y hacer de vez en cuando reuniones con viejos amigos, sueñas con tener la vida que las películas y series te venden, y aunque no es un mal sueño, la verdad es que la realidad de esa vida es muy diferente, porque en esas películas y series, nadie te dice que debes trabajar como esclavo de lunes a viernes para conseguir dinero, que debes pagar la renta de un departamento pequeño, que debes pagar impuestos y todo tu sueldo se irá en pequeños gastos sin darte cuenta.

Daichi, como muchos otros, había pensado que la vida podría ser un poco más fácil siendo adulto, sin embargo, ahora que estaba ahí encerrado en el cubículo de la comisaría, revisando los expedientes de los que estaba a cargo, no podía estar más equivocado, y se arrepentía de haber pensado que la vida de adulto sería más fácil, era en momentos como ese que Daichi echaba de menos su época estudiantil, si le dieran a escoger, prefería las tareas escolares que las facturas de los servicios de su departamento que pagaba mes con mes.

—Sawamura, ya vinieron a buscarte.

Elevó la mirada de su cubículo hacia la entrada de la comisaría, encontrándote de pie justamente ahí, mientras le sonreías y esperabas tranquilamente, sí, aunque la vida de adulto era complicada y difícil, tener personas amables a su alrededor hacía más amena la vida, pues con tan solo verte, pareció que las preocupaciones se iban de su cuerpo, y decidió enfocarse solamente en ti.

—¿Vamos a comer?

Daichi nunca se había interesado especialmente por tener una relación, por supuesto, en el pasado, se había interesado por algunas chicas de su grado, —al igual que todos, había tenido un flechazo durante un tiempo con Kiyoko—, pero tampoco sentía la desesperación constante por no tener una relación, era joven y le gustaba pasar tiempo con sus amigos y los chicos del equipo, sin embargo, a medida que iba creciendo y todo parecía tomarse con un poco más de seriedad, podía comprender porque tantas personas buscaban una relación.

Él no la había buscado, habías llegado a su vida tan de repente que ni siquiera había sido consciente de que ya te quería. Su relación había iniciado como unos simples amigos, mientras estaba en la universidad, sus amigos de clase lo habían invitado a una pequeña reunión para celebrar el fin de semestre, aunque no era un fanático del alcohol, había terminado siendo arrastrado al restaurante donde todos ya habían comenzado a animarse.

Fue ahí cuando te conoció.

Estudiabas una carrera diferente, y para él, quien se estaba preparando para ser un oficial, le resultó raro que hubiese personas de otras carreras, aun así, no se quejó, porque desde el momento en que habías entrado por la puerta, te habías llevado su atención, si en ese momento le hubiesen preguntando a qué se debió su repentino interés en alguien del sexo opuesto, él no habría sabido qué responder, ¿había sido tu voz animada? ¿Fue el brillo de tus ojos al saludar? ¿Fue la amabilidad que mostrabas? ¿Había sido el enredo de tu cabello y con el que peleabas por no quedarse en su lugar? Por supuesto, años después, descubrió que había sido una mezcla de todas esas cosas.

Haikyuu!! | EscenariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora