Yaku Morisuke

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Yaku y tú se habían hecho amigos por pura casualidad cuando habían ingresado a Nekoma, fue la primera persona con la que habías hablado, y aún sin acordar nada, como si fuese un trato no escrito, se siguieron hablando después de manera tan continu...

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Yaku y tú se habían hecho amigos por pura casualidad cuando habían ingresado a Nekoma, fue la primera persona con la que habías hablado, y aún sin acordar nada, como si fuese un trato no escrito, se siguieron hablando después de manera tan continua que, sin darse cuenta, se habían hecho amigos.

Para ti, Yaku Morisuke era especial, aunque era bajo en estatura y los demás lo usaban como burla, para ti era genial ser de la misma altura y que, cada vez que lo abrazabas, tu mejilla se unía a la de él, era muy inteligente y tenía una manera muy sencilla de explicar las cosas, aunque era paciente, habían personas que picaban interruptores en él que le hacían perder la paciencia y terminaban siendo receptores de los golpes que Yaku no dudaba en soltar, además de eso, era un excelente jugador que destacaba por ser un buen líbero que siempre cuidaba la espalda de sus compañeros, era caballeroso cuando se refería a ti y siempre recordaba cualquier cosa que le platicabas.

Terminar enamorándose de alguien como él no debía ser una sorpresa.

Para cuando habías sido consciente de tus sentimientos hacia él, ya era demasiado tarde, ¿qué hacer cuando te enamorabas de tu mejor amigo? Para ti, era sencillo, callártelo y fingir que el corazón no se te oprimía cada vez que lo veías, no era lo más sano, pero sí era lo mejor —desde tu perspectiva—, sino deseabas perder su amistad, porque gustar de tu mejor amigo no era lo mismo que si alguien más te gustaba, porque en este caso, había riesgos, además de ser rechazada, también lo podías hacer incómodo e, inevitablemente, se terminarían alejando y la amistad se perdería, y eso sería incluso más doloroso que ser rechazada.

Así que te habías metalizado, diciendo que sería un amor pasajero y que nada ocurriría.

—Ahí viene la pareja perfecta.

Pero claro, hacer que los demás dejaran de pensar que Yaku y tú eran novios era aún más complicado que obligarte a que te dejara de gustar de un día para otro.

Los chicos del equipo de voleibol eran divertidos, aunque no convivías mucho tiempo con ellos, era inevitable no conocerse cuando ibas a los partidos por invitación de Yaku —y Kuroo cuando coincidían—, también conocías a las hermanas de varios chicos, lo cual hacía que resaltarás más entre ellas, porque todas eran familiares, y tú eras una amiga que solo iba a apoyar, tus amigas te habían dicho que, el que los demás pensaran que eran novios era normal, pasabas mucho tiempo junto a Yaku y se suponía que quienes iban a apoyar el partido a una persona en específico, eran familiares o novias, pero ¿por qué una amiga no podía?

Antes de que tus sentimientos crecieran por él, eran amigos, ¿era un delito apoyarlo? ¿Tenías que tener el título de «novia» para eso? Tú no creías que eso fuera un requisito obligatorio, las amistades también eran importantes, querías apoyarle, hacerle saber que estabas de su lado, si te gustaba o no, eso no importaba, sin embargo, ese pensamiento no parecían compartirlo los demás también.

—¿De verdad eres novia de Yaku-san? —Arrugaste el entrecejo al escuchar la pregunta de Lev de nuevo.

Como de costumbre, el peligris recibió una patada del castaño, mandándolo a callar para que dejara de molestar.

Haikyuu!! | EscenariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora