Hinata Shōyō

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Hinata Shōyō siempre había sido dedicado en las actividades que tenían su interés, era una persona que se caracterizaba por trabajar en lo que le gustaba y conseguir las metas y propósitos que escribía

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Hinata Shōyō siempre había sido dedicado en las actividades que tenían su interés, era una persona que se caracterizaba por trabajar en lo que le gustaba y conseguir las metas y propósitos que escribía.

Así que la decisión de ir a Brasil para mejorar en el voleibol no había sido tomada a la ligera, para él, quien quería ser bueno en todo dentro de su deporte favorito, la mejor opción que había encontrado era el voleibol de playa y poner a prueba cada una de sus habilidades, para así poder potenciarlas y lograr su cien por ciento, sin embargo, el que fuera una decisión que tomó con la cabeza fría, no significaba que fuera fácil, porque ir hasta la otra punta del mundo, significaba dejar todo atrás: su familia, sus amigos, sus conocidos, su país...

Y tú.

La idea de practicar voleibol de playa se la había comentado a Ukai durante su segundo año de preparatoria, y cuando la oportunidad de ir a Brasil se presentó, Hinata dudó, no porque no le llamara la atención, sino porque era empezar de cero, porque esta vez no sería como los entrenamientos que tenía en Tokio con otros amigos, llegaría a un país donde ni siquiera hablarían el mismo idioma, y eso, aunque no lo dijera en voz alta, le asustaba a sobremanera.

Había hecho incluso una lista de pros y contras, pero por más que se esforzara, lo único que lo ataba a Japón, eran sus lazos sentimentales, si quería mejorar, si quería convertirse en un jugador profesional, debía irse de ahí.

—¡Vamos, Shōyō!

Sin embargo, cada vez que te veía, su decisión vacilaba sobre si era lo correcto el irse de ahí, te observaba ahí, sonriéndole y acompañándole en sus entrenamientos, aún después de que habían terminado la preparatoria, y tú habías entrado a la universidad, buscabas un tiempo en tu agenda para acompañarle, y él siempre lo agradeció.

Te había conocido gracias a Yachi, ya que ambas iban a la misma clase, tú estabas dentro de un club de porristas que apoyaba los otros clubs de la escuela, pero cuando la rubia se había hecho manager del equipo de voleibol también, te había pedido que tu club les fuera apoyar en las nacionales, así te había conocido Hinata, se había sonrojado hasta la médula cuando presentaste al equipo frente a los chicos, y aunque todas eran lindas, había algo en tu presencia que era casi imposible apartar la mirada de ti.

Con sus habilidades sociales —de las cuales parecía no ser consciente—, se había terminado haciendo amigo tuyo también, y aun cuando no eras una mánager, te paseabas seguido por el gimnasio con tu uniforme de porrista, le ayudabas a lanzar balones, incluso habías aprendido a recibir uno que otro balón, y de esa forma, habían transcurrido tres años, donde él se preparaba con su equipo para las nacionales y tú, ensayabas porras con el equipo para apoyarles en cada partido.

Aún después de graduarse, las cosas no habían cambiado mucho.

—Oye, (Nombre)... —Empezó a decir él, ejerciendo más fuerza sobre el manubrio de su bicicleta—. ¿Por qué me apoyas tanto?

Haikyuu!! | EscenariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora