Nishinoya Yū

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Los romances adolescentes tenían un factor en común: solían durar poco

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Los romances adolescentes tenían un factor en común: solían durar poco.

Ese hecho no era tan malo teniendo en cuenta sobre lo intenso que podía ser un adolescente, la vida la experimentaban de manera rápida y abrumadora, lo que un día podía hacerles doler la cabeza, al siguiente podría convertirse en algo insignificante, las risas eran largas y las lágrimas muy pesadas, además, parecían ser unos rebeldes empedernidos que, mientras se les decía que no, más se aferraban a ello.

Nishinoya Yū era ese tipo de adolescente.

—¡Suzuki-san, hoy te ves igual de linda que siempre! —Nishinoya no conocía el significado de hablar en voz baja, al menos no cuando se trataba de ti.

Desde que te había conocido en primer año gracias a haberte postulado como una segunda manager, había quedado encandilado, y ese enamoramiento que había tenido por Shimizu Kiyoko había quedado atrás tan pronto le sonreíste —no importaba que solo lo hubieses hecho por pura cordialidad—, aun así, apoyaba a Tanaka en cuidar que no coquetearan con Shimizu, y su amigo le ayudaba también a protegerte.

Siempre habías sido amable con él, aunque no estaban en la misma clase, Nishinoya disfrutaba de irte a buscar a tu salón para poder desayunar juntos, aunque siempre le molestaba que estuvieses rodeada de otras personas más altas que él, su altura siempre había sido su mayor complejo, pero aún con eso, nunca te habías burlado de su estatura, tampoco lo hacías sentir menos por ello, y a diferencia del como Shimizu siempre evitaba el contacto físico, tú solo te quedabas de pie para ser rodeada con su brazos, no era un secreto para nadie que él estaba enamorado de ti.

—Suzuki-san es tan linda cada vez que sonríe —mencionaba cuando te veía hablar a lo lejos con Shimizu.

—Kiyoko-san se ve tan linda cuando está concentrada —le seguía Tanaka.

Aquello era una rutina de todos los días, Nishinoya Yū siendo un idiota enamorado y tú una chica linda que solo recibía halagos con una sonrisa, pero, aunque Nishinoya no se cansaba de demostrar a los cuatro vientos lo mucho que le gustabas y lo mucho que te quería, nunca se había confesado formalmente, tal vez había sido el miedo o sus inseguridades lo que le habían detenido de realizar una confesión de amor, y aunque una parte de su corazón rogaba por estar a tu lado como algo más, la otra parte se sentía bien siendo solo un chico que formaba parte de un club del que también eras parte.

Inconscientemente, él siempre se preparó para un rechazo, eso sería lo más normal, ¿no? Entre tantos chicos, más fuertes y sobre todo más altos, ¿por qué lo escogerías a él? Porque, aunque siempre mostraba ante los demás un ego y autoestima que estaba por los cielos, la realidad es que, en muchas ocasiones, no podía evitar compararse cuando te veía pasar por el pasillo junto a tus compañeros de clase, aunque claro, siempre salía corriendo de su salón para evitar un contacto físico con cualquier idiota que no fuera él.

Su personalidad siempre había sido extravagante, era ruidoso e intenso, eso lo sabía, y le encantaba el contraste que hacía siempre estando a tu lado, quien era claramente más tranquila y sosegada que él; a pesar de todo, se ponía nervioso cada vez que estaba a tu lado, las mejillas se le enrojecían y comenzaba a balbucear como si volviera a ser un bebé de seis meses, la sonrisa inconsciente aparecía en su rostro y veía con mala cara a todo aquel que interrumpiera ese momento entre ambos.

Haikyuu!! | EscenariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora