Kuroo Tetsurō

199 20 16
                                    

—Kuroo, tú sabes que los considero a todos como si fueran mis nietos, ¿verdad?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Kuroo, tú sabes que los considero a todos como si fueran mis nietos, ¿verdad?

—Sí, entrenador.

—Entonces, ¿por qué romper mi confianza de esa forma?

El ambiente en ese gimnasio nunca había sido tan intenso como ese día, con el capitán del Nekoma arrodillado mientras era interrogado por su entrenador, detrás de él, sus compañeros no estaban mejor, todos estaban formados hombro con hombro, con la cabeza gacha, como si esperaran su pena de muerte, por otro lado, tú solo estabas a lado del entrenador, esperando que todo se solucionara de manera rápida para irte de ahí.

Pero por supuesto, eso era pedir demasiado, sobre todo para alguien que gustaba de provocar la paciencia de los demás.

—¡Lo siento, entrenador Nekomata, por favor, permítame salir con su preciosa nieta!

Y como si todos compartieran una misma neurona, suspiraron al mismo tiempo, dándose un golpe en la frente al no comprender la ridiculez que su capitán acababa de decir.

Para poder entender mejor esta historia, se necesita retroceder en el tiempo dos años atrás, cuando recién habían ingresado a la preparatoria Nekoma y tu vida, junto con la del pelinegro, habían coincidido gracias a tu abuelo y la fascinación que ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Para poder entender mejor esta historia, se necesita retroceder en el tiempo dos años atrás, cuando recién habían ingresado a la preparatoria Nekoma y tu vida, junto con la del pelinegro, habían coincidido gracias a tu abuelo y la fascinación que tenían por el deporte.

A pesar de haber sido integrados en la misma clase, ambos habían pasado de la existencia del otro, no porque no la notaran, sino porque simplemente no podían ver en qué podían coincidir para que una personalidad como la de Kuroo y una como la tuya, pudieran congeniar en un mismo espacio que no fueran las clases de cada día, al menos así habían sido los primeros días, hasta que habían terminado coincidiendo en el club de voleibol.

A ti te gustaba el deporte, ¿cómo no hacerlo teniendo un abuelo que era entrenador del equipo? Sin embargo, disfrutabas más de estar en las gradas apoyando y viendo a chicos lindos competir, en lugar de estar en la cancha corriendo y llenándote de sudor, por otro lado, Kuroo sí que disfrutaba estar en la cancha, amaba llenarse de sudor y provocar al equipo contrario y que, gracias a eso, consiguiera un punto para su equipo.

Haikyuu!! | EscenariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora