Cuando la vida se encarga de separar caminos, no hay vuelta atrás. Es simple, es cruel...
Ese día salí del hospital completamente entumecida, tanto que ni siquiera fui capaz de ver a la cara a Hassem, la persona a la que yo misma había sentido que le había hecho el daño mayor, con el corazón sintiéndolo en la boca, la persona que amaba y a la que mi madre le había hecho tanto daño igual a través de mi. ¿Difícil?Era aceptar, con un nudo en la garganta, que yo había sido la segunda pieza en un plan tan perversamente letal que parecía salido de una película de terror. Una conspiración dirigida hacia una familia que hasta entonces todos creíamos intocable. Pero lo que más me desgarraba no era solo mi participación, aunque fuese inconsciente; era el hecho de que mi madre, la mujer que se suponía debía protegerme por encima de todo, no tuvo reparos en usarme como peón. Con tal de consumar su venganza —por lo que fuera que ella considerara justo o necesario—, me puso directamente en la línea de fuego. Me expuso al peligro sin titubear, sin remordimientos, arrastrándome a accidentes y destrucción que terminó arruinando la vida de inocentes... personas que nunca tuvieron la culpa, más allá de ser objetivos en su retorcida cruzada.
Hassem había sido el verdadero mártir de esta historia. La víctima. El hombre que cargó con un sufrimiento tan profundo que parecía imposible de imaginar. Él fue el herido, el traicionado, el que tuvo que vivir con las cicatrices... y no yo. Y sin embargo, durante tanto tiempo lo juzgué mal. Me atreví a odiarlo, a señalarlo como el monstruo, sin saber que la verdadera monstruosidad estaba al otro lado del tablero. Pensar en eso me asfixiaba. Las plagas que él cargó con tanto peso ahora caían sobre mi, como si el universo me obligara a pagar cada pensamiento cruel que alguna vez tuve sobre él. Y ahora, entendía su dolor de una forma que jamás quise comprender.
De regreso en el auto, el silencio era denso, casi asfixiante, y el camino frente a nosotros parecía distinto al de antes, aunque las preguntas que rondaban en el aire eran más punzantes, más vivas. Creía que la tensión entre nosotros no podía intensificarse, pero el río, en un gesto burlón, parecía reír como si recordara un viejo chiste.
Giré el cuello, intentando confirmar si lo que escuchaban mis oídos coincidía con lo que verían mis ojos. Y ahí estaba él: sus dientes apenas asomaban contra la barrera de sus labios gruesos y rojizos, mientras su nariz se arrugaba ligeramente. Sin embargo, al llegar a sus ojos, esos ojos verdes como esmeraldas, todo su semblante se contradecía. En ellos podía ver un océano de dolor y un fuego de odio que atravesaba su cuerpo ¿Podía culparlo? No. Tampoco tenía derecho.
—¿Qué es tan gracioso? —pregunté, sintiendo cómo mi propia tensión hacía que las palabras salieran ásperas.
Él humedeció sus labios y cerró los ojos buscando en su interior la frase exacta que debía decir. Siempre tan calculador, tan contenido. Cuando por fin habló, lo hizo con esa voz suya, baja pero cargada de veneno, capaz de calar hasta el alma.
—¿No lo es? —repitió con un amago de sonrisa que no llegó a sus ojos. Sacudió la cabeza con un gesto evasivo y prosiguió—. Quiero decir, tenemos la ligera sospecha de que la única persona que he querido proteger lleva mi desgracia tatuada en la espalda.— vuelve esa sonrisa débil y desgastada, siento mis ojos llenarse de lágrimas.
Su tono era ácido, cruel, pero no hacia mí; esa ira se dirigiera al universo entero. Pero sus palabras me golpearon, despertando una punzada en el pecho que no esperaba.
—Claro, eso si las palabras del loco de mi padre resultan ser ciertas —continuó, con un sarcasmo afilado—. Que, por supuesto, lo dudo. Puede estar alucinando, como siempre.
Lo vi respirar hondo, sus hombros tensos, como si luchara por mantener un equilibrio que hacía tiempo había perdido. Pero debajo de su intento por racionalizarlo todo, era evidente: estaba en estado de negación.
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Árabe Encadenada A Ti [2]
Любовные романыHassem juró que se alejaría de Alicia para mantenerla a salvo y así darle la oportunidad de una vida plena sin su sombra oscura. Pero el destino, en un capricho cruel, los reunió de nuevo en la vibrante y caótica ciudad de Las Vegas. Una noche de d...