Recuerdos

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POV Elsa.
Después de ese reencuentro con mi pasado, volvieron a mí recuerdos que yo... Creí haber borrado por completo de mi cabeza , pero ya veo que no, siguen ahí y siempre lo harán... Desde que se fue Anna, si aún lo recuerdo, no lo puedo olvidar porque a partir de ese suceso, todo a mi alrededor y dentro de mí cambió para siempre: mis padres trataban de ocultar su dolor en las cosas materiales, cada vez peleaban más, aunque siempre disimulaban cuando yo estaba cerca, como si yo no supiera nada o no querían que me enterara de nada, pues saben ¡demasiado tarde! Llegaron a tal grado de que pasaban más tiempo metidos en su dichosa empresa multimillonaria que conmigo, siempre me había emocionado ser rica, pero ahora que lo era ¡lo odiaba! Tienes todo lo que pides, eso es cierto, pero si no tienes el amor de tus padres y su tiempo, de nada vale lo demás.
Pero un día, al ver mi soledad, tuvieron una magnífica idea, o al menos para ellos porque para mí fue un gran cambio en mi vida... Se les ocurrió que mi abuela viviera con nosotros, así tendría alguien que, al parecer, hiciera el trabajo que ellos ya no querían: cuidarme.
La vida con ella fue... Vanidosa, simplemente; siempre quiso que actuara como una debida princesa, pero saben que... ¡NO LO SOY! Aunque para ella eso no importaba, tenía que actuar como una; siempre me llenó de alhajas, collares, vestidos, blusas a su estilo, (para ser de avanzada edad se vestía muy bien) y sobre todo... Pinturas: polvo, maquillaje, rímel, sombras, rubor, de todo.
Fue algo difícil acostumbrarse, pero al fin lo hice, me convertí en una auténtica vanidosa, aunque se puede decir que a Punzie no la dejó atrás, la vio como otra nieta o mejor dicho princesa a quien arreglar; para ser sincera ella nunca quiso a Anna, ¿por qué? Fácil: su cabello.
Ella siempre dijo que de dónde venia ese color, y es cierto, nadie de la familia lo había tenido, pero eso, al menos para mí, no tenia nada que ver con el amor incondicional de una abuela, pero atrevete a contradecirla y, bueno no es nada bonito, creanme, ¡esa vez casi termino con una cuchara en mi cuello! Pero, por otro lado, a mi otra abuela: Gerda, no le importaba lo que mi abuela Hilda, dijera, de hecho ella era como la clásica abuelita que cada vez que te visitaba en vacaciones de verano o de navidad, te daba un cálido abrazo, unos caramelos y un hermoso suéter o un gorro tejido, a Punzie y a mí siempre nos quiso así como éramos, y a Anna, se podía decir que el que se haya ido la llevó al hospital, sí, le dio un ataque al corazón y se deprimió bastante, ella era como su pequeña luz de sol y ya que se había ido, nada para ella era más importante que recuperarla. Aún recuerdo aquella navidad juntas, nos hizo un gorro de lana a cada una, mientras nosotros incendiabamos la cocina, de hecho tratábamos de hacer galletas, pero algo salió mal y, terminamos con cocina nueva; Anna amaba o sigue amando ese gorro, nunca lo dejaba, recuerdo que un día en los honores a la bandera, casi le tuvieron que arrancar la cabeza para quitarle el gorro.
De hecho, en estos últimos días de vacaciones, han llegado a mí tantos recuerdos, que... No sé talvés me quieran indicar algo, eso espero, porque no me gusta mucho recordar lo que hace tiempo sucedió, me deprime bastante y espero que si ahora lo estoy recordando, sea porque algo va a pasar, pero que se puede decir, así son los... Recuerdos.

Reencuentros y... ¿Amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora