Dos hermanas separadas por la falta de esperanza de un padre alcohólico.. recuerdos del pasado, y personas que creían haber perdido o... estar muertas, volvían a su vida, causando cambios en la vida de estos jóvenes chicos.
Retos a los cuales se en...
NarraJack. Sentía mi cuerpo caer, la adrenalina de tocar el suelo, mi corazón latía aceleradamente, tenía los ojos cerrados, cuando... De repente dejo de caer y mi corazón no se detiene, puedo asegurar que no he tocado el suelo, de hecho... Estoy bien, más que bien, siento como si.... Estuviera en... El cielo. - Vas a abrir los ojos o quieres que te cargue hasta alguna silla donde estés a gusto.- me dijo una voz sacándome de mis pensamientos. - ¿Estoy muerto? ¿Eres un ángel?- dije aún sin abrir los ojos. - Por Dios Jack,¡ abre los ojos! Si es que no quieres que este ángel te mande directito al cielo- dijo de nuevo esa voz. Por fin abrí los ojos y vaya que si estaba con un ángel, con mi ángel guardián. Sus ojos me miraban atentamente, nunca había estado tan cerca de ellos, hoy, por fin, notaba esas motitas azul rey en ellos, y ese brillo... lo único que hice fue perderme en ellos... Hasta que mi trasero tocó el suelo.- ¡Auch!- dije sobándome.- ¿En serio tenías que soltarme?- dije volviendo a ver esos ojos...
- Da gracias a Dios que aún no era tu tiempo.- dijo regresando a recoger las banderas que se habían caído de la caja gracias a la carrera que ha de haber emprendido por sujetarme, no me había dado cuenta de eso.
Corrí hacia ella y me senté a su lado ayudándole a guardar estas en la caja. Pero, al estar tan cerca de ella, me dí cuenta que tenía un ligero brillo en los ojos y no, no era el mismo en el que me había perdido hace un rato... ¿estaba llorando? Su mano estaba tomando una bandera para meterla en la caja cuando me decidí a poner la mía sobre la de ella, era tan suave... Su mirada se alzó hacia mí. Sí, estaba llorando.
-¿Estás bien?- dije uniendo mi mirada con la suya.
-No es... nada.- dijo soltando su mano de la mía para limpiarse una lágrima rebelde que corría por su mejilla. La detuve, tomando su mano entre la mía y corrí mi dedo por su cara para yo limpiarla; su piel era tan suave.
- Se que tienes algo y obviamente no estás bien. ¡Estás llorando! Fue por lo que dije ¿Verdad? En serio yo...- estaba diciendo pero me interrumpió.
- Mira no tienes de que....- levanté la mano en señal de que me dejara terminar.
- Por favor, en serio te juro que yo nunca quise decir eso o que sonara así, mucho menos hacerte sentir mal, pero hoy, en este momento, lo he hecho y sin ni siquiera querer. Preferiría matarme antes de hacerte llorar intencionalmente.- estaba diciendo pero ella volteó su cara quitando su mirada de la mía.- Elsa, por favor- dije tomando su barbilla delicadamente y haciéndola voltear nuevamente hacia mí.- Mira, si quieres en este mismo momento me dejo que me lances la escalera, que hagas lo que quieras, pero por favor, créeme nunca quise hacerte sentir así ni que pensaras que tengo una mentalidad machista ¡Odio eso! Solo... Tenía miedo que te fuera a pasar algo, no quería que te lastimaras. Ahora sí. Dime lo que quieras, golpéame, pero créeme.- dije cerrando los ojos esperando lo que fuera a hacer, pero quedé sorprendido con lo que pasó.
Millones de emociones se juntaron en mi interior. El miedo, suspenso y ansiedad que sentía por lo que podía hacer se cambiaron por las mejores de las emociones: alegría, adrenalina, amor... pasión. Sentía que nada más me importaba. Sus labios se habían juntado con los míos... Eran dos perfectas piezas de rompecabezas en las que cada una habían sido cinceladas con paciencia y pasión por hacerlas, las cuales ni el mayor de los artistas: Da Vinci, Picasso o Miguel Ángel, ninguno podrían haberlo hecho mejor, ni siquiera acercarse.
Pase mi mano derecha a través de su cabello, llegando hasta su nuca y empujándola suavemente hacia mí, con miedo a romperla, para profundizar el beso; al parecer era lo que los dos queríamos pues ella, al sentir mi mano en su nuca acercó la suya a mi cara y acarició mi barbilla para después descender a mi hombro y hacer pequeños círculos con su mano. Era un momento completamente increíble, y por más que quisiera decir que fue el beso más intenso que había sentido en mi vida, también era un beso casto y puro. Por más que tratara de describirlo ¡nunca acabaría! Podría hacer uno, dos, tres, miles de libros y aún así nunca acabar de describir lo que en este momento sentía; lástima que no pudo durar más ¿Para qué necesitábamos el aire? ¿No era suficiente que nosotros mismos fuéramos nuestro propio aire?
Nuestras caras se fueron separando poco a poco, jadeábamos gracias a la duración del beso, pero había valido la pena. Nuestros ojos se volvieron a unir en una sola mirada, pero ahora... Sabía que todo era diferente y que por más que, talvez, en algún momento, hubiéramos tratado de negar lo que sentíamos... Ahora ya no era posible....
-Jack no...- comenzó a decir mientras se paraba, creía que esto no había estado bien, una cosa más que amo de ella: su timidez, teme aventurarse al mundo, cree que todo tiene su tiempo y que si se adelanta puede romper el pequeño hilo de todo, pero que cuando lo hace... Las cosas resultan impresionantes, aunque ella crea que fue un error, pero esta vez no podía dejar que terminara,pues esto no era algo que tenía que lamentarse.
- Elsa. - dije también parándome y siguiéndola, estaba a punto de llegar a la puerta cuando, tomando nuevamente su mano entre las mías, hice que se girara hacia mí .- Si lo que quieres decirme es un "perdón" o crees que esto estuvo mal, no necesitas hacerlo. En verdad jamás pensé que harías eso, de hecho, yo me esperaba una buena cachetada de tu parte.- la oí reír, buena señal.- Pero, no tienes nada que lamentar, ni tú ni yo.
-Espera ¿Qué se supone que quieres decir con eso? Sabes, no importa. Es..esto estuvo mal- dijo tratándose de safar de mí, pero no la deje.
- Lo que quiero decir, Elsa. Es que.. Ninguno de los dos tenemos nada que lamentar, porque esto para nada estuvo mal. ¿Por qué es que crees eso?
- ¡Porque solo somos amigos!- dijo y salió corriendo del auditorio llevándose en su partida el pedazo de mi corazón que se había caído al oír salir esas palabras de su boca...
Dejé caer mi espalda por el respaldo de la puerta quedando sentado en el suelo con mis rodillas juntas y mi cabeza entre estas, mientras lágrimas corrían por mis mejillas. Y eso que en tan poco tiempo había pasado de estar "en los brazos del amor" a "Las lágrimas por un amor"
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