Capitulo 37

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Rodrigo

El Atlético de Madrid acababa de ganar 1-0 frente al R

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El Atlético de Madrid acababa de ganar 1-0 frente al R. C. D. Mallorca, había sido un gol de Julián Álvarez.
Yo había salido de titular junto a Pablo, pero me cambiaron 5 minutos antes del final de la segunda parte.

Había tenido una ocasión en la que podría haberle pasado el balón a Correa, pero yo había tirado el balón y el portero se lo había parado.

—Oye —dice Pablo saliendo de mi interior—. ¿Estas bien? —pregunta.

Asenti varias veces y mire hacia otro lado.

—Si, perdona...

—Algo te pasa, Rodrigo. —acaricia mi mejilla—. Y quiero que sepas que me puedes contar lo que sea, ¿vale? No tienes porque guardartelo todo para ti. No es bueno.

—Te amo, Pablo. —cerré mis ojos y le abrace con fuerza.

—Y yo... —siento como vuelve a introducirse dentro de mi—. Ahora mantén la mente en blanco y piensa en nuestros cuerpos.

Él empezó a entrar y a salir de mi interior suavemente, abriendo mis paredes poco a poco. Podía sentir cada centímetro de él dentro de mi y eso me hizo retorcerme de placer.

—Si, asi... —gruñe y se agarra a mis caderas—. ¿Quieres que vaya más rápido?

—Si, porfavor...

Él empezó a mover sus caderas con más rápidez, entrando y saliendo mientras que en la habitación se escuchaba el sonido de nuestros cuerpos entrelazados.

—Te amo. —susurra.

—Te amo, Pablo. —respondi, escondí mi rostro en su cuello y empecé a dejar besos húmedos por su piel.

Mientras que él embestia yo me aseguraba de darle placer chupando su cuello suavemente.

Me deje llevar por el estrés y por la rabia que me daba haber visto lo que había dicho el entrenador sobre mi y succione la piel del cuello de Pablo.

—Agh~ Rodrigo... —gruñe.

—Perdona...

—Nunca pidas perdón por besar tan bien.


Los dos nos encontrábamos totalmente estirados sobre la cama, giramos nuestras cabezas y nos reímos al ver nuestros rostros completamente rojos y sudorosos.

—¿Ha estado bien, no? —pregunta, solté otra risa y asenti.

—Pablo, hacer el amor contigo siempre está bien. —respondo.

Me levante de la cama, la rodee y pude sentir como algo se deslizaba por mis muslos, eso me hizo tener un escalofrío.

—Que no se te suba a la cabeza, Barrios. —entre en el baño y me eche a reír.

El efecto [Pablo Barrios X Rodrigo Riquelme]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora