Capitulo 29: Fue como volver a hacer pequeño, y crecer en un abrir y cerrar de ojos.
5 años antes
-Me dirijo a la puesta, dejando a mi madre con sus tristes lágrimas en la cocina. Al abrir, allí encontré a las tres personas, con un valor inmenso para mí.
—He-rma.—No pude terminar la palabras, ya que Yelenis se me lanzo encima.
—Hermanito, te he extrañado demasiado.— Dijo Yelenis, mientras derramaba sus lágrimas en mi hombro.
—Mi pequeña, no llores, ahora estás conmigo.— Le dije que no llorará, pero el que no podía contener las lágrimas era yo.
—Jack mi niño, ¿y para está abuela no hay un abrazo?.— Pregunto mi abuelita, con una bella voz.
-dejando a Yelenis a un lado,para luego abrazar a mi abuela, pero al hacerlo, fue como volver a hacer pequeño, y crecer en un abrir y cerrar de ojos.
—Abuela, cuanto te extrañe. Creo que nunca debiste quedarte.— Dije mirándola a sus azules ojos.
—Mi pequeño, si hubiese venido con vosotros, ¿Quien cuidaría, de Yelenis?
—usted nunca ha dejado de ser sabía.— Dije con mis lágrimas rodando por todo mi rostro.
-Cuando termine de saludar a mi abuela, me percate de la bella joven, que estaba llorando en los brazos de su hermano, como si llevarán años sin verse.
—Jack, mi fotógrafo preferido.— Dijo Ana al percatarse de mi presencia.
—Mi luna, no te preocupes he cuidado bien de tu hermano. Dije mientras nos abrazamos con gran destreza.
—Estupido, a el no le hace falta cuidado, tu eres el que está en peligro, y sin embargo, no me contaron nada, y cometieron locuras en estos últimos dos meces.—Dijo ella sollozando en mi pecho.
-Con la llegada de mis amigas y mi abuela, el rostro de mi madre cambio de triste, a feliz, en cuestiones de segundo. Cuando mi hermano vió a su novia, en el se desató la alegría más grande del mundo, pero ella seguía molesta con el, por el simple echo de no contarle mi situación. Si Ana está molesta, no quiero imaginar el carácter que debe traer Emely mañana.
—Piratica voy a casa con Ana, ella le debe una disculpa a nuestro padre. —Me dijo Eduard en mi oído derecho con un tono muy bello.
—Mi amor, prométeme que no ocurrirá de nuevo otra pelea. Dije con una voz algo baja.
—Ya he hablado con ella, y creo que le hizo muy bien estar estos dos meces en compañía con tu amiga.
-Eduard y Ana se marcharon a las dies de la mañana, algo que me dejó preocupado, ya que Ana siempre a culpado a su padre por la muerte de su madre; pero en realidad, su madre no dejo de fumar, sabiendo que su tumor en el pulmón estaba muy avanzado. Mi suegro me contó, que unos días antes, que Valentina muriera, el tuvo una fuerte discusión con ella, debido a su condición, pero él no se avía percatado de la presencia de Ana, y se marchó de casa por todo un mes, cuando el volvió, trajo de todos tipos de medicamento para su mujer, pero ya ella avía fallecido, y lo más fuerte es que murió desayunando, delante de sus hijos, Ana desde ese día culpo a su padre por la muerte de Valentina, en realidad el se ha torturado todos los días de este mundo, por ir tan lejos para conseguir los medicamentos, y ya han pasado 13 años de ese suceso, y los medicamentos todavía los conocerva, en una caja dorada, al lado de su cama.
—Jack, ¿que tal si me enseñas una parte de la ciudad?—Pregunto Yelenis, sacandome de mis pensamientos.
—Bueno vamos, te mostraré mi lugar preferido.
Me he vuelto ha sentir como antes, ya que siempre solía salir, solo con Yelenis a todas partes. Le conté como se estaba volviendo mi vida, y como he soportado cada proceso. Ella me ha contado lo mismo, pero sobre todo, no deja de admirar a Eduard, dice que me tiene un poco de envidia.—¿Jack ese edificio abandonado es tu lugar favorito?.— Pregunta Yelenis con algo de miedo, ya que siempre le ha temido a los lugares así.
—Pues si, verás que bello se ve todo desde allá arriba, y la paz es única.
—¿Hacemos una carrera?— Pregunto con una sonrisa algo pícara.
—¿Como cuando éramos críos?.—Pregunté con una pequeña sonrisa.
—Si hermanito. —Su respuesta fue mucho más adorable que la mía.
-luego hicimos la carrera,empezamos a correr por todos los escalones, nuestras sonrisas eran muy agradable. Deberá que está chica es mi batería infinita. Le he dejado ganar, y por ser tan generoso, tuve que soportar su cuerpo en mi espalda, para que le diera vueltas. Luego ella saco dos puros, y los encendió.
—Pirata, esto es por nuestro reencuentro— Me extendió el puro a mi mano.
—Tu no cambias, siempre andas con algunos de estos metido en tu bolsos.— Dije mientras encendía mi cigarrillo.
mientras fumamos, nos dejamos cubrir por el gran silencio, ninguno de los dos dijo una palabra, hasta que entró en acción mi hermano.—chicos, recuerden apagar vuestras ubicaciones. —Dijo Benjamín con una gran sonrisa.
—Y vos no cambia vuestra costumbre de rastreador.— Dijo Yelenis, mientras le dejaba un fuerte abrazo.
—¿No traes uno de esos, para mí?—Pregunto Benjamín alzando una ceja.
-Yelenis le extendió un puro. Después Benjamín no paraba de hablar. Fuimos al parque sentral, y allí encontramos a los chicos del equipo de fútbol. Todos ellos, como que se alborotaron al ver a Yelenis, en el mismo parque nos pusimos a jugar fútbol, ellos se quedaron sorprendidos al ver que mi mejor amiga sabía jugar tan bien. A las cinco de la tarde regresamos a casa, mi abuela nos avía preparado unos batidos de chocolate, esquistos. Pero la cena, no la podíamos tocar hasta que no llegara Ana y mi hombre.
—Abuela, solo va hacer una probadita.— Le dijo Benjamín, casi arrodillándose.
—Solo una pizca, no más. —Deberás que mi abuela es la persona más buena de este mundo, ya que si fuera mi madre, no te deja probar hasta la cena.
—Yelenis, debes de comer más que estos grandulones, ¿quieres un poquito de la cena?. —Le pregunto mi abuela con una bella voz.
—¡Pero como así!. —Dije al mismo tiempo que Benjamín.
—Chicos, la niñas son la prioridad.—Dijo mi abuelita con una hermosa sonrisa.
—Si usted me promete que están deliciosa, no hay porque negarse.— Dijo Yelenis con una bella sonrisa.
-mi abuela, le preparo casi un platillo entero, deberás que ellas se tomaron mucho aprecio estos últimos meces.
—¿Chicos quieren un poco?— Nos pregunto Yelenis.
—por supuesto.— Respondí mientras me acercaba a ella.
—Si tu abuela me da permiso, te podré dar un poco.
-al mirar a mi abuela, ella con sus párpados cerrados, y el cucharón en la mano, decía que no. Cuando llegaron los chicos enseguida mi abuela empezó a servir, ella al ver que Eduard me besaba, y no le decía algo lindo sobre los alimentos, nos separó de silla, y nos puso a comer. A las once mi madre recibe una llamada del hospital, y le dijeron que mi operación se realizará al día siguiente, a las ocho de la noche; ella no paro de llorar en ese instante, y de inmediato subió a su habitación... Cuando ya estaba tumbado en la cama, ideas muy erradas entraron a mi mente, que me imposibilitaron conseguir el sueño, por un largo tiempo...
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MI VIDA ERES TU!!
Genç KurguJack es un profesor de 25 años de edad, especializado en las artes visuales específicamente (la fotografía). Un día decide contarle a sus alumnos una historia, que es remontada a su adolescencia. Fue un chico de poco recursos. Un día sus padres dec...