9_ Confesiones
¿En qué momento había pasado un año? No tenía ni la menor idea, había perdido la capacidad de contar el tiempo, principalmente porque Haymitch no tenía ni un maldito calendario en su casa, lo único que sabía es que me pasé meses enteros cocinando, hablando, jugando, viviendo, yendo a terapia y resucitando, de alguna forma, las partes que ya creía muerta de mi misma.
No era fácil, ciertamente, pero en este momento de mi vida dudaba que algo fuera tan fácil como te lo dibujan en televisión, Haymitch tenía sus problemas y sus pesadillas, su propia oscuridad, yo tenía la mía besándome los pies e incluso Effie tenía la propia pero, de alguna forma, logramos convivir los tres sin destruirnos en el proceso, en más de una ocasión incluso funcionamos como el pilar para sostener al otro, el muelle seguro cuando uno va a derrumbarse.
Finnick seguía ahí, viniendo día por medio para pelear con Haymitch y pasar la tarde con juegos o películas, a veces yo iba al distrito cuatro para de paso visitar a Mags quien, amablemente, había aceptado que el problema de aprender las cosas del distrito no era porque Finnick fuese un mal profesor sino que yo era incapaz de hacer algo delicado, terminaba arruinando cada adorno marino por ejercer más fuerza de la que debería y los nudos se convertían en puntos ciegos.
Claro, el rubio estuvo fascinado cuando se pudo burlar de mí libremente, declarando que no era un problema del profesor sino de la mala alumna y Mags, resignada a enseñar las cosas que ella sabía, aceptó el hecho de que lo único que podría aprender sin destruirlo en el camino sería lo que estaba relacionado con la cocina.
Aunque para ser sincera, hacía varios días no estaba viendo a Finnick en el último tiempo, al principio dijo que tenía cosas que hacer en el capitolio, luego dio algunas excusas largas y en los tres últimos ni siquiera había respondido, algo inusual en él.
-¿Sigues preocupada? –El hombre de cabello desgranado dejo la comida a mi lado, tomando asiento en la mesa, hoy no había hecho el desayuno así que se "resignó" a tener que cocinar él- Falta menos de una semana para la cosecha, seguro debe estar en su distrito preocupado por ello –me recuerda amablemente
Era cierto, los juegos 70° estaban a la vuelta de la esquina, también debería regresar al distrito uno para hacer puesta en escena, aunque dudaba mucho que me tomarán de mentora, de todas formas terminaría en el capitolio porque era invitada de esa extraña gente amante de las historias que ellos mismos se inventan.
-Si estás tan preocupada, ¿por qué no vas? –Levantó la cabeza, una ceja hincándose de la misma forma- sabes su distrito y su casa, si te preocupa que haya muerto ve a revisar que no esté el cadáver ahí
-¡Haymitch! –Le reclamó por la comparación a pesar de que la idea, en sí, no suena mal- ¿No crees que es incorrecto?
-Se conocen hace un año, son amigos, ve a buscarlo si te preocupas por él –refunfuña rodando los ojos como si fuese obvio- además él siempre viene a esta casa sin invitación y no parece importarle
-Tienes razón –aceptó levantándome, el rubio me señala con el tenedor
-¿Te vas a ir? ¿Y tú comida? –indaga con el ceño fruncido
-Como allá, el distrito cuatro también tiene –observó que el viejo abre la boca para regañarme pero soy más rápida y ya me estoy calzando, decidida a salir de la casa y del distrito antes de que las dudas y el miedo me obliguen a esperar.
Porque si no iba ahora a ver a Finnick, no me animaría a ir jamás y Haymitch, en el fondo y en la superficie, tenía razón: él siempre estaba ahí para mí ¿cómo podía no estar entonces para él, cuando claramente parecía necesitarlo?
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Imperfecta | Los juegos del Hambre
FanfictionEn el Distrito Uno, el lujo y la perfección lo son todo: las gemas más preciosas, los tributos más brillantes... excepto por Sapphire; ella, desde su nacimiento, ha sido la pieza defectuosa en un mundo de esplendor, exiliada y rechazada por no ser "...