27_ Vasallaje III
-¡KATNISS! -Peeta y yo nos giramos al mismo tiempo con la velocidad suficiente como para distinguir que la mujer castaña corría hacia uno de las zonas de la selva y, detrás de ella, corría Finnick en un intento de detenerla; mi mirada choca con la de Johanna, puedo ver la duda dibujada en sus ojos pero se decanta por correr hacia nosotros.
-¿Qué pasa? -Peeta parece estar a punto de ir tras Katniss, pero lo detengo, necesitamos información antes de comenzar a correr como idiotas a través de una selva plagada de trampas.
-Katniss escucho la voz de Prim, Finnick intento decirle que es una trampa pero ella salió corriendo antes -mierda, era otra de las trampas de la arena, acomodo las armas a mi espalda con seguridad
-Quédate con ellos -ordenó, señalando al trío de extraños, sé que a Johanna no le gusta la idea pero asiente, desarmando sus propias armas- Peeta, vamos -si alguien puede ayudar a Katniss es él, además de que sería más inutil quedándose aquí que yendo, la preocupación no lo dejaría pelear en caso de requerir.
Corremos, nuestros pies golpean contra la arena en un ruido seco, la espada se mueve en mis manos mientras espero que algo nos salte encima, él sostiene sus propias cuchillas, sin embargo llega un punto donde no podemos continuar adentrándonos y rápidamente entiendo por que: era la hora, una maldita hora que retenía a Katniss y a Finnick en su interior, como un campo de fuerza.
Katniss intenta venir hacia nosotros, no es capaz de ver la pared transparente y su cuerpo se golpea, rebota y cae al suelo, Peeta mueve las cuchillas para intentar abrir la pared pero sé que no se puede, así como sé que tampoco nos llegan a escuchar.
El adolescente rubio presiona su mano contra la superficie y Katniss la apoya desde el otro lado, como si pudiera sentirlo a través de la pared, el chico mueve sus labios y gesticula palabras de apoyo lo mejor posible, rogando que la castaña pudiese escuchar algo, yo me remuevo en búsqueda de Finnick y mi corazón se parte a la mitad cuando lo descubro, la espada cayendo de mis manos, el dolor convirtiéndose en un velo para mi corazón. mierda, necesitaba estar con él.
Se veía tan débil hecho un ovillo en el suelo con las orejas apretadas por sus manos, como si intentase aplastarle el cráneo en el camino, me preguntaba que escuchaba en el otro lado; golpeo la pared una y otra vez en un intento de que pudiese verme, de que al menos los golpes lo hicieran girar la cabeza, cuando mi mano duele y la sangre brota del costado finalmente abre los ojos, el celeste cubierto de lágrimas encontrándose con mis zafiros. y duele, mierda, cuanto duele.
Presiono las manos contra la pared, el chico parece dudar un momento antes de arrastrarse como puede, quedando sentado enfrente de mi, se ve tan indefenso que me gustaría estar en su lugar, me gustaría poder esconderlo de este mundo de mierda que disfruta jugando con su cerebro; intenta mantener la cordura pero le dura poco, las manos regresan a sus oídos y se encoge en su lugar, como si estar ahí doliera demasiado como para ser real. cuando mi mano atraviesa el otro lado sé que la hora terminó.
-Finnick, Fin... cariño -le hablo, mis manos recorriendo sus costados, el chico sigue con los ojos cerrados y las manos en las orejas, sus músculos rígidos como si quisiera defenderse de algo; me siento a su lado y lo rodeo con mi cuerpo, tirando de él hasta que cae contra mi pecho, meciendolo y susurrando palabras dulces hasta que su agarre baja y en algún momento me rodea, pero no con fuerza, sino con necesidad.
-Yo, escuche... tú estabas...
-Es mentira, es mentira -le digo una y otra vez, intentando que me crea- era un truco, uno horrible, pero es mentira, no lo creas.
-Mags, Annie, incluso Haymitch y...
-Sh... Fin, no, no estaban ahí -le aseguro, el rubio entierra su cabeza en mi hombro, completamente en silencio- no estaban ahí, no es real, no...
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Imperfecta | Los juegos del Hambre
FanficEn el Distrito Uno, el lujo y la perfección lo son todo: las gemas más preciosas, los tributos más brillantes... excepto por Sapphire; ella, desde su nacimiento, ha sido la pieza defectuosa en un mundo de esplendor, exiliada y rechazada por no ser "...