29_ Infierno

20 4 0
                                    

29_ Infierno

Infierno, en eso se había convertido mi realidad.

Los gritos me saludaban cada noche, a veces eran míos, otras ocasiones de alguien más, los escalofríos me cubrían, la comida seguía siendo una mierda y las golpizas habían sido modificadas por abusos sexuales recurrentes, seguramente a ellos les divertía más usar mi cuerpo como si fuese una muñeca que él simplemente golpearme, además de que tenía el mismo objetivo, el mismo resultado. Me usaban hasta que ya no podía respirar, hasta incluso pensar dolía, hasta que los moretones cubrían mi cuerpo y era una mezcla extraña de fluidos y daños.

El blanco me hace odiarlos y odiarme, me enloquecía, era incapaz de saber cuántos días pasaban, cuánto tiempo llevaba dentro, no me enteraba de nada de lo que sucedía afuera: ¿estaban bien? ¿habían sido atrapados? ¿la rebelión estaba haciendo algo? y esa maldita canción que me ponían de forma aleatoria para impedir dormir era una agonía.

Pero aun así, no podía morir, no me dejaban morir.

Era el infierno.

Un paño húmedo acaricia mi frente, abrí los ojos aterrorizada y descubro al Avox que me había visitado los últimos días, cada vez que tenía que prepararme ¿me llevarían de nuevo con Snow? ¿por qué entonces había una bata?

La puerta se abre, el aroma a rosas entra primero y las ganas de vomitar tocan la puerta, luego la imagen de Snow me hace desear matarlo.

-Despertaste, buenos días -me saluda con una sonrisa escalofriante- bueno, verás, sé que aun no quieres cooperar con nosotros y entiendo tu posición, también sé que seguramente no quieres dar anuncio de donde se encuentran tus amigos pero... entenderás, pequeña, que si no me das algo yo no puedo hacer nada por ti

-¿Qué has hecho por mí? -no es sarcasmo, simplemente soy incapaz de encontrar algo bueno que hiciera

-Mantener con vida a tu bebé -mi bebé.

Mi bebé, Finnick, mío, mi bebé.

-Dime ¿dónde están escondidos? -Mis ojos se llenan de lágrimas, me retuerzo intentando alejarme, la realidad golpeándome como si fuera un puño -no tienes a donde ir. Si te importa tu hijo quiero que me digas: ¿dónde están escondidos?

-No lo sé -no miento ,de verdad no lo sé, las lágrimas caen por mis mejillas

-¿No lo sabes? -repite, suspirando como si la respuesta fuera sumamente triste, como si le doliera que no supiera- ¿No sabes dónde puede estar el papá de tu bebé?

-No, en serio no lo sé, por favor no le hagas nada -mis manos se cruzan por el vientre, los escalofríos recorriendo mi cuerpo- no hizo nada, no tiene nada que ver...

-Sh, sh, no llores zafiro, no llores- ¿por qué? ¿por qué está disfrutando incluso ahora? -Sé que seguramente me ves como si fuera malo pero solo intento ayudarte, tú no podrás seguir adelante con el bebé de un rebelde en tu interior, solo te estaré ayudando.

Mi bebé, Finnick, mío, mi bebé.

-Hay que sacarlo -la orden es directa, se para y da un paso hacia atrás, el miedo me cubre

-¡NO! -grito, envolviendo mi estomago con mis brazos, como si de alguna forma pudiera cuidarlo, nunca había querido un bebé, jamás lo había deseado, sin embargo... era mío, era mi pequeña parte, mío y de Finnick, una criatura inocente que era solo de nosotros dos- ¡NO, POR FAVOR NO! ¡NO QUIERO!

-¿Dónde están?

-¡NO LO SÉ! -grito, las lágrimas resbalan por mis mejillas ante la idea de perder a esta criatura- NO LO SÉ, DE VERDAD NO SÉ...

Imperfecta | Los juegos del HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora