Escena 3: Decisiones en el aire

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Los días continuaron con la misma tensión entre Ei y Yae, aunque algo había cambiado en Ei desde el último ensayo. La presión constante de Yae comenzaba a afectarla más allá de lo profesional. Aunque cada ensayo la empujaba más cerca del borde, también despertaba en ella la necesidad de control, de establecer límites y recuperar algo de estabilidad en su vida.

Ei llegó al teatro más temprano de lo habitual. Quería practicar a solas, sin la presión de los demás observándola. Necesitaba procesar lo que Kazuha le había dicho en el camerino días antes: que no todo se trataba de darlo todo de golpe. Quizás, pensaba ella, se trataba de encontrar un equilibrio entre lo que Yae le pedía y lo que realmente estaba dispuesta a dar.

En el fondo del escenario, Ei comenzó a recitar sus líneas en voz baja, tratando de conectar con las emociones que sentía más allá del guion. Pero a cada paso que daba, la imagen de Yae aparecía en su mente, oscureciendo sus pensamientos.

—¿Otra vez practicando a solas? —La voz de Lumine la sacó de sus pensamientos.

Ei se giró y vio a Lumine y Aether acercándose. Ambos habían notado el cambio en ella desde hace semanas, y aunque Ei trataba de ocultarlo, no podía negar que algo en su relación con Yae estaba afectando su comportamiento dentro y fuera del escenario.

—Sabíamos que te encontraríamos aquí, —dijo Aether, observando el escenario vacío—. Queríamos hablar contigo, Ei.

Ei dejó el guion a un lado, respirando hondo. Sabía que este momento llegaría tarde o temprano.

—No hay nada de qué preocuparse, —dijo Ei, tratando de sonar tranquila, aunque no se convencía ni a sí misma.

Lumine se cruzó de brazos, claramente preocupada.

—Sabemos que Yae te está presionando más de lo necesario, —dijo Lumine—. Y no es solo en los ensayos. Hemos visto cómo esto te afecta incluso cuando no estás aquí.

Ei miró a ambos, sin saber cómo responder. Yae tenía un control tan fuerte sobre ella, y aunque sabía que debía poner un límite, algo dentro de ella seguía sintiéndose atraída por la intensidad de lo que estaba ocurriendo.

—Es solo que... quiero hacerlo bien. Quiero demostrarle que puedo hacerlo, —admitió Ei, finalmente dejando salir lo que había estado reprimiendo.

Aether dio un paso al frente, su voz llena de comprensión.

—Pero ¿a qué costo? Yae siempre ha sido exigente, pero lo que está haciendo contigo no es solo sobre la obra. Está cruzando líneas que no debería cruzar, Ei.

Ei se quedó en silencio, sabiendo que Aether tenía razón. Yae no solo la estaba empujando como actriz, sino que también estaba jugando con sus emociones personales.

—No tienes que demostrarle nada más, —añadió Lumine, su voz suave—. Eres increíble tal como eres. No dejes que ella te haga dudar de eso.

Las palabras de ambos resonaron en Ei. Sabía que necesitaba tomar una decisión. No podía seguir permitiendo que Yae la controlara, pero había una parte de ella que temía lo que sucedería si intentaba confrontarla.

—Gracias, chicos, —dijo finalmente, aunque su mente aún seguía en conflicto—. Necesito pensar en todo esto.

Lumine y Aether la observaron con preocupación, pero decidieron no presionar más. Sabían que Ei necesitaba tiempo para procesar todo lo que estaba ocurriendo.

[...]

Más tarde, en su camerino, Yae revisaba las notas del próximo ensayo cuando una suave llamada a la puerta la distrajo.

—Adelante, —dijo con su tono habitual.

Ei entró con pasos decididos, aunque su corazón latía con fuerza. Sabía que este era el momento para aclarar las cosas.

—Necesitamos hablar, Yae, —comenzó Ei, sin rodeos.

Yae levantó la vista, sorprendida por la firmeza en el tono de Ei.

—Parece que hoy has decidido tomar el control, —comentó con una sonrisa que no revelaba nada.

Ei respiró hondo antes de continuar.

—Sé que me has estado presionando, más allá de lo que es necesario para la obra, —dijo, manteniendo su mirada fija en Yae—. Quiero seguir siendo parte de esto, pero necesito recuperar el control de mi vida.

Yae la observó en silencio por un momento antes de levantarse y caminar lentamente hacia ella.

—¿Control, dices? —preguntó suavemente—. ¿Realmente crees que eso es lo que necesitas, Ei?

Ei sintió cómo las palabras de Yae comenzaban a desestabilizarla, pero se mantuvo firme.

—Sí, lo creo. No puedo seguir dejando que todo esto me consuma. Necesito encontrar mi propio camino en todo esto.

Yae sonrió de manera enigmática, como si hubiera estado esperando este momento.

—Muy bien, Ei, —dijo finalmente—. Si ese es el camino que has elegido, lo respetaré. Pero recuerda, romper las barreras no es algo que se haga solo una vez. Es un proceso continuo.

Ei asintió, sabiendo que esta conversación era solo el primer paso. Yae no se rendiría tan fácilmente, pero al menos, había logrado expresar lo que sentía. Ahora, debía decidir qué haría con el poder que acababa de reclamar.

Bajo los focos | EiMikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora