Camerino 1: Reflexiones silenciosas

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Después de la intensa conversación con Yae, Ei se encontró sola en su camerino, sintiendo una mezcla de alivio y duda. Había logrado expresar lo que sentía, recuperar un poco del control que Yae había estado ejerciendo sobre ella, pero el peso de esa decisión la seguía oprimiendo.

Ei se sentó frente al espejo del camerino, observando su propio reflejo bajo las luces tenues que rodeaban el cristal. Era difícil saber si realmente había conseguido lo que deseaba o si simplemente había jugado en el campo de Yae una vez más.

—¿De verdad he recuperado el control? —murmuró para sí misma, mientras su mirada se perdía en las líneas del guion que descansaban sobre la mesa.

La relación con Yae seguía siendo complicada, y aunque había logrado marcar un límite, el verdadero desafío sería mantenerlo. Yae era una figura dominante, y no solo en el teatro. Su influencia y manipulación iban mucho más allá de los ensayos, afectando cómo Ei percibía el arte, su papel en la obra y su propio lugar en el mundo.

Un golpe en la puerta interrumpió sus pensamientos.

—Ei, ¿puedo entrar? —La voz suave de Ayaka resonó desde el otro lado.

—Claro, —respondió Ei, sabiendo que necesitaba hablar con alguien en quien pudiera confiar.

Ayaka entró al camerino, con una sonrisa amable que irradiaba calma. Siempre había sido un pilar de apoyo para el equipo, manejando el vestuario y manteniendo el equilibrio emocional entre los actores.

—Sabía que estarías aquí. Te he visto algo tensa estos últimos días, —comentó Ayaka, sentándose al lado de Ei—. ¿Todo está bien?

Ei suspiró profundamente, apoyando los codos en el tocador mientras pasaba una mano por su frente.

—No lo sé, Ayaka. Es como si estuviera atrapada entre lo que quiero hacer y lo que Yae espera de mí. Hoy le dije que necesitaba controlar más mi vida, pero... no sé si realmente lo he logrado.

Ayaka asintió, escuchando en silencio. Sabía que Ei había estado bajo mucha presión, y como encargada del vestuario, había sido testigo de las crecientes tensiones en el escenario.

—Tienes que confiar en ti misma, Ei, —dijo finalmente Ayaka, mirándola con comprensión—. Yae puede ser intensa, pero al final, solo tú sabes lo que es mejor para ti. No necesitas satisfacer sus expectativas si eso significa perderte a ti misma.

Ei reflexionó sobre esas palabras. Sabía que Ayaka tenía razón, pero también sabía que no sería fácil.

—Gracias, Ayaka. Realmente necesitaba escuchar eso.

Ambas compartieron un momento de silencio, mientras el ambiente del camerino se llenaba de una calma tranquila. Era en momentos como estos cuando Ei podía tomar un respiro, alejarse de las luces del escenario y recordar que había más en su vida que simplemente cumplir con las demandas de los demás.

[...]

Mientras Ei procesaba sus pensamientos, Kazuha observaba desde la entrada del teatro, donde la producción comenzaba a prepararse para el próximo gran ensayo. Había escuchado lo que había ocurrido entre Ei y Yae, y aunque respetaba la habilidad de Yae como directora, no podía evitar preocuparse por cómo esto afectaba a Ei en un nivel personal.

—Espero que Ei se mantenga firme, —pensó Kazuha mientras revisaba algunos detalles del guion. Sabía que todos los miembros del equipo enfrentaban sus propias batallas internas, pero pocas eran tan visibles como la de Ei.

Bajo los focos | EiMikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora