Monólogo 3: Sombras de una noche

12 2 0
                                    

La luz tenue de la mañana apenas atravesaba las cortinas del departamento de Ei, proyectando sombras suaves en las paredes mientras el día comenzaba a despertar. A su alrededor, todo estaba en silencio. Sin embargo, su mente era un torbellino de pensamientos y emociones que no había podido dejar atrás desde la noche anterior.

Sentada al borde de su cama, con la espalda recta y las manos apoyadas sobre sus rodillas, Ei no podía dejar de revivir cada detalle de su encuentro con Yae. Sus palabras, sus gestos, incluso el aire cargado de esa extraña mezcla de seducción y desafío, seguían resonando en su cabeza.

—"¿Qué es lo que realmente quiere de mí?" —murmuró en voz baja, mientras su mirada permanecía fija en un punto indeterminado en la pared.

Yae siempre había sido una figura enigmática para ella, alguien que parecía manejar las reglas del juego a su antojo, mientras Ei se sentía como una espectadora más en su propio escenario. Pero lo que había ocurrido la noche anterior en su departamento... había sido diferente. Había una intensidad en los gestos y las palabras de Yae que Ei no lograba descifrar del todo, y esa incertidumbre la mantenía atrapada en un ciclo de pensamientos del que no podía escapar.

"—Quiero todo de ti, pequeña estrella... —le había susurrado Yae."

Ei cerró los ojos por un momento, tratando de recuperar algo de claridad. Había algo en esas palabras que la hacía sentir vulnerable, expuesta de una manera que no estaba segura de querer experimentar. Sin embargo, había otra parte de ella, una más profunda, que no podía evitar sentirse atraída por esa vulnerabilidad, por el riesgo de dejarse llevar por lo que Yae ofrecía.

La tensión entre ambas había estado creciendo desde el primer día, pero ahora se había convertido en algo mucho más tangible. Era como si un límite invisible hubiera sido cruzado, y no sabía si tenía la fuerza para volver atrás.

Mientras sus pensamientos seguían girando en torno a Yae, Ei no pudo evitar pensar también en el teatro y en lo que estaba ocurriendo ahí. La llegada de Hu Tao había sido inesperada, y la energía caótica que la acompañaba ya se sentía en cada rincón del lugar. Aunque aún no había interactuado mucho con ella, podía sentir que su presencia traería cambios significativos.

—"El teatro ya está lleno de tensiones, y ahora esto..." —pensó Ei, mientras se levantaba lentamente de la cama y caminaba hacia la ventana.

Desde su posición, podía ver el bullicio de la ciudad que comenzaba a cobrar vida bajo la luz del sol. Pero el teatro, con todos sus secretos y tensiones, era un mundo aparte, uno que seguía creciendo en complejidad con cada día que pasaba.

Sabía que las relaciones entre los miembros del equipo estaban comenzando a cambiar. Lumine y Ayaka, Aether y Kazuha... todos parecían estar lidiando con sus propios conflictos internos, y ahora con la llegada de Hu Tao, esa frágil red de interacciones se tensaría aún más.

—"Tengo que mantener el enfoque..." —se dijo a sí misma, pero una parte de ella sabía que no sería tan sencillo.

El aire fresco de la mañana entraba suavemente por la ventana, despejando un poco la neblina en su mente. Ei respiró hondo, tratando de reorganizar sus pensamientos. Sabía que no podía permitirse perder el control, no cuando todo a su alrededor parecía estar cambiando. Pero, con Yae, las reglas siempre parecían desvanecerse, dejándola flotando en un territorio desconocido.

De repente, el sonido de su teléfono vibrando sobre la mesa interrumpió sus pensamientos. Se acercó para ver el nombre que aparecía en la pantalla. Yae.

El corazón de Ei dio un vuelco. Dudó por un segundo antes de tomar el teléfono, pero finalmente deslizó el dedo para contestar.

—Hola... —dijo, intentando mantener la compostura en su voz.

Del otro lado, la voz de Yae sonaba tan tranquila y segura como siempre, aunque con ese toque juguetón que la caracterizaba.

—Pequeña estrella... Espero no haberte interrumpido en nada importante. Solo quería recordarte que tenemos ensayo más tarde. No querrás faltar, ¿verdad?

Ei tragó saliva. El tono casual de Yae contrastaba con la marea de emociones que ella misma sentía, pero no podía dejar que eso la desbordara.

—Claro, estaré allí —respondió con la voz lo más firme que pudo.

Yae soltó una leve risa al otro lado de la línea, una risa que a Ei le resultaba casi imposible descifrar.

—Perfecto. Estoy deseando verte. —Y con esas palabras, la llamada terminó.

Ei dejó el teléfono sobre la mesa, su mano aún temblando ligeramente por el eco de la voz de Yae. Sabía que el próximo ensayo no sería como los anteriores. Algo había cambiado entre ellas, algo que ahora influiría en cada palabra, en cada mirada.

Con un suspiro profundo, Ei se alejó de la ventana y se preparó para lo que estaba por venir. Sabía que el teatro sería una vez más el escenario donde las tensiones se manifestarían, no solo en la obra que estaban preparando, sino también en las relaciones que se tejían detrás de escena.

Bajo los focos | EiMikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora