Escena 6: Tentaciones en la sombra

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Al día siguiente, el teatro mantenía su usual atmósfera de expectación. Los actores caminaban entre bastidores, ajustándose a sus roles y repasando líneas mientras las luces del escenario se encendían, anticipando otro ensayo intenso bajo la atenta mirada de Yae Miko. Sin embargo, algo distinto flotaba en el aire, una sensación que Ei no podía sacudirse desde su último encuentro con Yae.

Ei entró al teatro con la mente aún atrapada en los momentos que habían compartido la noche anterior. La cercanía física, el calor de la tensión que se había generado entre ambas… No podía apartar esos pensamientos. Mientras caminaba por el corredor principal, un leve estremecimiento recorría su piel, un recordatorio de lo que Yae le había prometido. Control, había dicho Yae, pero Ei no estaba segura de quién realmente lo poseía.

Al cruzar por la puerta del escenario, los ojos de Ei se posaron en Yae al instante. Yae estaba sentada en una de las butacas de la primera fila, observando a los actores que ya estaban en el escenario con una expresión pensativa. A su lado, Ningguang permanecía de pie, con esa mirada fría y calculadora que parecía evaluar cada detalle, pero sin la urgencia emocional de Yae.

—Buenos días, pequeña estrella, —dijo Yae sin levantar la vista, como si hubiera sentido la presencia de Ei antes de que esta se acercara.

Ei asintió levemente en respuesta, su corazón acelerado al escuchar la voz de Yae, aunque se esforzó por mantener la compostura. No quería mostrar la confusión que seguía sintiendo tras lo ocurrido la noche anterior.

Ningguang lanzó una mirada rápida entre ambas, casi como si estuviera descifrando la dinámica entre la directora y su actriz principal. Luego, con un leve asentimiento, Ningguang abandonó la sala, dejando a Yae sola para concentrarse plenamente en Ei y en lo que venía a continuación.

[...]

El ensayo comenzó con una escena particularmente intensa, una que requería de Ei una gran carga emocional. La escena trataba sobre una despedida dolorosa entre dos amantes, un momento en el que el personaje de Ei debía liberar una tormenta de sentimientos. Pero cada vez que Ei intentaba sumergirse por completo en el papel, no podía evitar sentir la mirada de Yae sobre ella, evaluando cada gesto, cada palabra.

—Detente, —ordenó Yae en un tono suave, pero firme, interrumpiendo el flujo de la escena. Su mirada era penetrante, como siempre, pero hoy había algo más. Una tensión distinta.

Ei contuvo el aliento mientras la sala quedaba en silencio. Sabía que Yae estaba por pedirle algo más, algo que iba más allá de la simple actuación.

—No estás allí, Ei. No estás sintiendo lo que quiero que sientas, —continuó Yae, acercándose lentamente al borde del escenario. La sala parecía encogerse bajo el peso de sus palabras—. Quiero ver algo real. Quiero que te entregues completamente.

El corazón de Ei latía con fuerza, sabiendo que lo que Yae le pedía no era simplemente un nivel de actuación superior. Era algo más personal, algo más visceral. Pero Ei no estaba segura de si estaba lista para ello. No cuando la línea entre la actuación y la realidad se volvía tan delgada.

—Inténtalo de nuevo, —ordenó Yae, esta vez con un susurro. Y había algo en ese susurro que estremeció a Ei hasta lo más profundo.

Ella cerró los ojos, tomó aire y se preparó. Esta vez no se trataba solo de interpretar una escena. Se trataba de adentrarse en lo más profundo de sí misma y encontrar lo que Yae quería que mostrara.

[...]

Mientras Ei trataba de recomponerse tras el ensayo, Yae se acercó una vez más, con esa sonrisa suave que Ei había llegado a conocer demasiado bien.

—Sabes que puedes hacerlo mejor, —susurró Yae, acercándose hasta que solo un pequeño espacio las separaba—. Sé que tienes algo más dentro de ti, y no descansaré hasta que lo vea completamente.

Ei no pudo evitar notar la cercanía de Yae una vez más. Era como si el aire entre ambas fuera demasiado denso, demasiado cargado de emociones no resueltas. Y antes de que pudiera responder, Yae dejó caer una última provocación, inclinándose lo suficiente como para que Ei sintiera su aliento en el cuello:

—Cuanto más intentes resistirte, más me aseguraré de que caigas... —dijo Yae antes de alejarse, dejándola sola en medio del escenario vacío.

Bajo los focos | EiMikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora